“Aberración”, “asesinato”, “terrorismo de Estado”, “control poblacional disfrazado de política de género”: estos fueron algunos de los “conceptos” con los que el periodista Mariano Obarrio se refirió este martes a la ley de interrupción voluntaria del embarazo que está pronta a tratarse en el Senado y cuyo debate comenzó en comisiones.
Negándose a responder consultas sobre quién lo convocó a hablar en el recinto, Obarrio lanzó que con la nueva legislación el aborto se va a convertir en “una práctica incentivada por el Estado”, que compele a los médicos a “practicar abortos bajo penas de amenazas y prisión” y que permite a “cualquier mujer” abortar con una “causal muy vaga”.
El periodista apuntó contra la organización Planned Parenthood y afirmó que "esta ley no regula qué hacer con los restos humanos que se producen en un aborto y eso es muy sospechoso en este contexto". Una forma soslayada de agitar el fantasma del “tráfico de fetos”, delirio muy común que por estas horas difunden desde el bando pro-aborto clandestino.
“A mí no me llame ni genocida, ni asesina, por votar como me dicta mi conciencia”, se indignó la senadora Graciela Mirkin; a lo que el periodista respondió con una buena cuota de mansplaining. “Déjeme que le explique. Nunca dije que usted fuera genocida ni pro muerte, lo que sí digo es que usted es senadora de una provincia como Tucumán donde mayoritariamente se opina que tienen que defender las dos vidas”.
“¿Usted a quién representa cuando habla de ‘nosotros’?”, preguntó a su turno la Senadora Fernanda Verasay.
“Cuando digo nosotros hablo de los que creemos que queremos cuidar las dos vidas”, respondió el periodista.
“No. Usted viene en nombre de Mariano Obarrio, nadie más, así tengo la ficha”, insistió la senadora.
“A mí me invitaron, yo no pedí venir. No puedo mencionar una sola organización porque hay muchas. La vida me llevó a convertirme en una suerte de vocero de esta causa”
Así, el vocero que no quiere decir en nombre de quienes hablan, continuó exponiendo sus poco originales ideas y, de paso, interrumpió cuatro veces a la senadora Verasay hasta que esta perdió la paciencia y pasó la palabra al siguiente orador.
Simultáneamente, las redes sociales estallaron en decenas y decenas de críticas a la penosa intervención del periodista.
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