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La Izquierda Diario
18 de julio de 2018 Twitter Faceboock

Estados Unidos
Schwarzenegger llamó "fideo mojado" a Trump tras su reunión con Putin

La respuesta del actor y exgobernador de California es parte de una tormenta política que se levantó tras la reunión de Trump con Putin en la que no cuestionó la intervención en las elecciones de 2016.

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El actor y exgobernador de California, Arnold Schwarzenegger publicó el martes un video en la red social Twitter en la que llama al presidente Trump "fideo mojado" y "pequeño fan" de Putin, tras decir que el magnate neoyorquino se humilló ante el presidente ruso.

En el video Schwarzenegger dice "Presidente Trump, acabo de ver tu conferencia de prensa con el presidente Putin. Ha sido vergonzoso, estabas ahí como un fideo mojado, como un fan. Pensaba que le ibas a pedir un autógrafo o un selfie. Has vendido a nuestras agencias de inteligencia, a nuestro sistema judicial y, lo que es peor, a nuestro país. Eres el presidente de Estados Unidos, no tenías que hacer eso. ¿Qué te pasa? ¿Dónde estaban las palabras y la fuerza de Ronald Reagan cuando en el Muro de Berlín dijo "señor Gorbachov, derriba este muro"?".

La reacción del actor, que dista de ser progresista y que parece haber consumido muchas de las producciones hollywoodenses antisoviéticose, se apoya en la propia consigna de Trump "América First" para considerar a Rusia como un enemigo. Pero también es parte de una campaña extensa que incluyó el hashtag #TreasonSummit (la cumbre de la traición) para mencionar la reunión bilateral del lunes, en la que Trump desestimó que haya existido intromisión rusa en las elecciones de 2016 (rusiagate), lo que es casi un hecho, y que está siendo investigado por el fiscal especial Robert Mueller y que tiene a Trump cada vez más ante las cuerdas.

La buena relación que mostró Trump ante Putin enfureció al ala más conservadora del propio partido republicano, al mismo tiempo que fue aprovechada también por los demócratas, en campaña hacia las elecciones de medio termino, para volver a insistir con la evidencia del escandaloso rusiagate.

Trump intenta calmar la tormenta política

Tras la ola de críticas Trump intentó este miércoles calmar la tormenta provocada por no haber responsabilizado a Putin por la interferencia en las elecciones de 2016, con un argumento insólito: dijo que se expresó mal en la conferencia de prensa conjunta en Helsinki y se olvidó de una palabra que cambia por completo el significado de lo que allí dijo.

"Dije ’sea’ en vez de ’no sea’", afirmó Trump a periodistas en la Casa Blanca, más de 24 horas después de su aparición con Putin. "La oración debería haber sido: ’No veo ninguna razón por la que no sea Rusia".

Parado junto a Putin en Helsinki, Trump había dicho a periodistas que no estaba convencido de que fuera Moscú quien interfirió en la elección. "No veo alguna razón por la que sea".

Aunque enfrentó la presión de críticos, países aliados e incluso de su propio personal para que tomara una línea dura, Trump no hizo una sola crítica en público a Moscú o en alguno de los temas que ha llevado la relación entre ambas potencias nucleares a su punto más bajo desde la Guerra Fría.

Republicanos y demócratas acusaron al mandatario de ponerse de parte de su "adversario" y no de su propio país.

La crítica fue dura porque entendieron que al negar la participación rusa en la injerencia sobre las elecciones de 2016, Trump estaba desacreditando ante el propio Putin a las agencias de inteligencia de EEUU y a la justicia que investiga el caso y que ya reconoció que existen lazos suficientes. Es por esto que el magnate neoyorquino tuvo que leer una declaración preparada, diciendo que tenía completa fe en sus agencias de inteligencia y aceptó sus conclusiones. Pero también pareció alejarse de su libreto para cubrirse sobre quién fue el responsable por la interferencia en la elección presidencial de noviembre de 2016.

"También podrían ser otras personas, hay muchas personas por ahí", dijo Trump.

La tormenta política sobre su desempeño en Helsinki ha involucrado al Gobierno y arrastró a sus socios republicanos, eclipsando a la mayoría de las frecuentes controversias que han aparecido en los turbulentos 18 meses de presidencia.

Sin embargo Trump no reconoció todas las críticas y mientras se excusaba sobre el punto particular del controvertido rusiagate, reafirmó que su relación con Putin es excelente (algo que él mismo había negado días antes de la cumbre). En un tuit publicado este miércoles señala que "Algunas personas odian el hecho de que me lleve bien con el Presidente Putin. Prefieren ir a la guerra antes que ver esto."

Sanciones y roces con los republicanos

El líder de la mayoría del Senado, el republicano Mitch McConnell, comentó a periodistas que Rusia no era un amigo de Estados Unidos y alertó frente a una nueva interferencia en las elecciones legislativas de noviembre.

Algunos legisladores dijeron que buscarían medidas contra Rusia en el Congreso.

Varios senadores de ambos partidos respaldaron sanciones más duras sobre Moscú. McConnell y el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, quien calificó al Gobierno ruso de "amenaza", afirmaron que sus cámaras considerarían más castigos.

El Congreso estadounidense aprobó de forma abrumadora una ley de sanciones el año pasado apuntando a Moscú por la interferencia en las elecciones. En abril, el Tesoro estadounidense impuso sanciones a funcionarios y oligarcas rusos en una de las medidas más agresivas de Washington para castigar a Rusia.

Las agencias de inteligencia estadounidenses concluyeron el año pasado que el Gobierno ruso interfirió en la campaña de las elecciones de 2016 y buscó inclinar la votación en favor de Trump, lo que Moscú ha negado. El fiscal especial Robert Mueller investiga la acusación y cualquier posible colusión con la campaña del ahora mandatario.

La cumbre con Putin y la política exterior pragmática de Trump lo vuelven a alejar de los legisladores de su propio partido, con los que ya ha tenido innumerables cortocircuitos, a tan solo cuatro meses de las elecciones de medio término. Un dilema en el que deben decidir entre los estados de humor de su base electoral ante los exabruptos de Trump o los buenos indicadores económicos que le permitieron algo de estabilidad como parte de la propaganda de su America First.

 
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