En las últimas horas se supo que el inspector principal de la Policía de la Ciudad José Daniel Soria Barba fue detenido por robarse 17 panes de marihuana que iban a ser quemados la semana pasada en el cementerio del barrio de la Chacarita.
En dicho acto se encontraba presente la cúpula de la Policía de la Ciudad y, a partir del faltante, comenzó la investigación acerca del destino de esos 17 panes.
El policía imputado por el robo de los ladrillos de marihuana habría descartado la misma en un contenedor del barrio de Caballito, luego de haber sido advertido del faltante.
Actualmente se encuentra detenido e incomunicado en Aeroparque, mientras que la marihuana quedó bajo el "resguardo" de la Policía de Seguridad Aeroportuaria.
Rápidamente las empresas periodísticas comenzaron a informar acerca de la rapidez de la detención y de los avances de la investigación. No obstante, omitieron informar que Soria Barba fue el subinspector de la entonces Policía Metropolitana que acompañaba a Daniel Germán Castagnasso la noche del 15 de diciembre de 2014 en que fue atropellado Nehuén Rodríguez en el barrio de Barracas.
Te puede interesar: A pesar de ser encontrado culpable el policía que asesinó a Nehuen Rodriguez no irá a prisión
Durante el juicio Soria Barba declaró como testigo, negando tanto su responsabilidad como la de Castagnasso. Sin embargo, en las audiencias quedó demostrado que el patrullero cruzó en rojo, en contramano y que circulaba sin sirena.
Después de esa declaración testimonial, el juez Julio César Baez del Tribunal Oral Criminal N° 4 ordenó que el policía sea investigado por falso testimonio.
Roxana Cainzos, madre de Nehuén y referente de lucha contra la violencia institucional manifestó a La Izquierda Diario que “Soria Barba encubrió a su compañero y amigo Germán Daniel Castagnasso. Es un cínico porque sus declaraciones fueron absurdas, dijo que sufría de amnesia, que no vio nada de nada porque iba escribiendo un acta y que ni siquiera preguntó qué pasó una vez sucedido todo”.
También planteó que “a los policías esa noche demoraron once horas en realizarles estudios toxicológicos y pruebas de alcoholemia mientras que a Nehuén le realizaron dichos estudios mientras se encontraba en coma”. Una manera más de intentar culpabilizar a la víctima.
Fue la lucha de familiares y organismos de derechos humanos la que logró el juzgamiento de los policías. Sin embargo, el Poder Judicial mantuvo la impunidad condenando a tres años de prisión al oficial Daniel Germán Castagnasso.
Este caso muestra cómo los policías que matan pibes, protegidos por los jueces, son los que organizan el gran delito del narcotráfico. Mientras se mata y persigue a la juventud de barrios populares, se impulsan campañas gubernamentales de mano dura con el objetivo de fortalecer las fuerzas de seguridad, preparándose para la persecución de jóvenes y trabajadores que resistan los planes de ajuste económico.
Este mismo Estado que organiza y garantiza el negocio del narcotráfico es el que necesita sostener la ilegalidad de las drogas para criminalizar a la juventud.
La lucha de Justicia por Nehuén es la lucha por debilitar a ese aparato represivo que no va a dudar en usar esa fuerza contra los que se organicen contra los planes del FMI y los empresarios. Ellos necesitan prepararse, nosotros también. |