Hace una semana salió a la luz el escándalo de los aportes truchos recibidos por Cambiemos en la campaña electoral tanto presidencial como de medio término del 2017. Más de 400 personas beneficiarias de planes sociales aparecen como aportantes al PRO con cifras que van desde los $16.000 hasta $50.000. También se encuentran dirigentes políticos que negaron aportar a la campaña.
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curriculum vitae de la corrupción
Como consecuencia de este escándalo, en la mañana del miércoles desvincularon a María Fernandez Inza, la Secretaria Legal y Técnica en el gobierno de María Eugenia Vidal. La semana pasada, en medio de las acusaciones de corrupción, la habían designado Contadora General de la Provincia de Buenos Aires.
El curriculum de Inza no se queda ahí: también es consejera directiva en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA representando a los graduados en el período 2018-2020, por la lista de las autoridades.
“La mejor facultad de la UBA” que es dirigida en todos los niveles por la corriente radical, desde el decano hasta el Centro de Estudiantes de Nuevo Espacio (ex Franja Morada), hace tiempo está atravesada por la corrupción.
Desde el año pasado es vicedecano Emiliano Yacobitti, el presidente de la UCR porteña, quién fue imputado por malversación de fondos del Hospital de Clínicas, por vender a sobreprecios millonarios medicamentos de empresas ligadas a él y a sus amigos. Una parte de esa plata fue destinada a la campaña de Martín Lousteau en 2015, como denunció Alejandro Bercovich. Esa es la verdadera cara de quienes en sus discursos dicen ser transparentes.
La facultad del mercado
Mientras la consejera directiva es acusada por la campaña trucha del PRO en la Provincia, en económicas diferentes sectores denuncian que serán despedidos por la dirección de la facultad, como los trabajadores de maestranza. También que darán de baja los convenios de “asistencia técnica con el Estado” que realizan docentes y graduados para ajustar el famoso gasto público como pide el FMI. Al mismo tiempo recortan las becas de investigación científica y tecnológica a la que pueden acceder de manera restrictiva estudiantes de la casa de estudio. Lo que nunca se corta son los contratos con las empresas privadas para hacer pasantías, que se convierten en mano de obra barata para las empresas.
Son una lista sin fin las multinacionales beneficiadas con el trabajo ultra precario de estudiantes que realizan pasantías para la “formación”. Entre ellas están la financiera JPMorgan y el banco HSBC, las automotrices Mercedes Benz, Peugeot, Ford y Generals Motors, las privatizadas prestadoras eléctricas Edesur y Edenor, la siderúrgica Acindar, la empresa farmacéutica Bayer, recientemente comprada por Monsanto y la famosa Pepsico que dejó a cientos de familias en las calles durante el 2017.
Hay dos realidades: la facultad de las empresas, formadora de contadores como María Fernanda Inza, que organizó la campaña trucha del PRO, y la de miles de estudiantes y docentes que son precarizados por esa misma facultad.
En una situación cruzada por el endeudamiento con el FMI, devaluación e inflación y despidos, no es extraño que surjan “profesionales” que pongan su conocimiento para sacar una tajada en medio de la crisis y beneficiarse ellos y a los empresarios amigos.
Es necesario empezar a pensar y cuestionar a qué volcaremos el conocimiento que tenemos. Los economistas, contadores y administradores podemos elaborar una respuesta distinta a la historia de siempre, donde los platos rotos los pagamos las y los jóvenes y trabajadores y no las empresas millonarias que saquean el país y la universidad. |