El escándalo que desató la denuncia por los aportes truchos a la campaña de Cambiemos -que abrió el periodista Juan Amorín, de El destape- no para de crecer. Según las últimas estimaciones que se conocieron, la cifra de dinero que la coalición oficialista no puede explicar podría llegar a los 85 millones de pesos.
Los aportantes truchos de la campaña fueron utilizados por los candidatos de Cambiemos para justificar una abultada cifra de dinero que, hasta el día de hoy, se ignora de dónde salió. Esta defraudación, tanto monetaria como política, se llevó adelante con la afiliación compulsiva de los “aportantes”. La investigación en curso ya dio cuenta que el 94% de quienes fueron usados para lavar dinero de campaña, también están afiliados al PRO de Buenos Aires, muy posiblemente sin su consentimiento.
Los “aportantes” afiliados compulsivamente que figuran con ingresos relativamente altos aparecen donando cifras de entre 20.000 y 40.000 pesos y los que figuran como beneficiarios de planes sociales, “aportan” cifras de entre 1500 y 3000 pesos. Lo que demuestra cómo la campaña para lavar dinero, estuvo planeada con antelación.
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El hecho de que se conozcan los ingresos y los datos personales de los aportantes truchos, podría indicar que la información recaudada para llevar adelante este fraude electoral se realizó en base a los datos que figuran en Anses y AFIP, dos organismos del Estado nacional.
Para complicar más a los principales referentes macristas, el ex candidato a intendente de Ituzaingó por Cambiemos, Osvaldo Marasco, señaló en una entrevista en Radio Cooperativa directamente a la gobernadora Vidal como responsable, junto a sus colaboradores, de falsear los datos de los aportantes truchos y la recolección de fondos sin declarar.
Marasco aseguró que todo se organizó desde “un bunker que estaba en Vicente López frente al Complejo al Río, donde tenían oficinas Vidal y Salvai”. “De ahí empezaron a llamar a los 135 distritos y darles plata a todos los fiscales”, contó el ex candidato a intendente, que aseguró que “de los 135 distritos nadie aportó, nadie”.
De fondo, lo que va quedando al descubierto son las maniobras que tienen empresarios y políticos a la hora de sortear la ley de financiamiento electoral.
Grandes empresarios derrochan millones aportando a partidos políticos patronales porque saben que después les redituará en fabulosos negocios. Por ejemplo, los empresarios ligados a la obra pública que después de cada elección tienen la posibilidad de ganar licitaciones millonarias. En este caso, se trata de una práctica que Cambiemos y el peronismo llevan a cabo por igual.
O empresarios de distintas ramas que reciben “ayuda” de los políticos a quienes ayudaron a ganar aportando miles de pesos, para lograr exenciones impositivas, fallos favorables en el fuero penal o laboral o ni hablar de la disposición veloz de las fuerzas policiales cuando atraviesan conflictos laborales por despidos o mejoras salariales. |