La indignación por esta Ley que ahora legitima el sistema de apartheid que Israel viene imponiendo por la fuerza, llegó incluso hasta al reconocido músico, argentino-israelí, Daniel Barenboim que escribió una columna en el diario Haaretz, uno de los de mayor tirada en el Estado de Israel, titulada “Hoy me da vergüenza ser israelí”, en uno de los pasajes de su texto Barenboim plantea: “(…) tenemos ahora una ley que confirma a la población árabe como ciudadanos de segunda clase. Es entonces una forma muy clara de apartheid.”
El repudio que causó esta Ley hizo que los principales diarios de mundo publicaran el texto del músico, que es conocido internacionalmente no solo por su talento, sino por dirigir una orquesta de excelentes músicos, integrada por jóvenes palestinos e israelíes.
La Unión Europea, a través de su jefa de política exterior, emitió un comunicado de preocupación por la mayor desestabilización en la región, que puede provocar la aplicación de esa ley. Hay que decir que esta institución, dirigida por países imperialistas –donde Alemania tiene el mayor peso-, está acostumbrada solo a emitir comunicados, como cuando Israel realizó asesinatos a mansalva en la Franja de Gaza, en mayo, contra la marcha que realizaron los palestinos exigiendo su derecho al retorno.
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Hasta el Comité Judío Estadounidense (el lobby sionista de Estados Unidos) declaró que esa ley es “innecesaria y que pone en peligro el equilibrio entre ser un Estado judío y ser democrático”. Equilibrio que nunca existió, dado que el Estado judío de Israel por definición no es democrático para aquellos que no son parte del pueblo judío. Las expulsiones, el robo de territorio, el encarcelamiento a menores, las torturas y asesinatos hablan por sí solos.
Esta nueva ley votada en la madrugada del 19 de julio, con un parlamento –knésset- dividido (la votación salió 62 a favor, 55 en contra y 2 abstenciones) deja expresamente asentado que los únicos con derecho a la “autodeterminación” son los ciudadanos de origen judío.
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Para el Estado terrorista de Medio Oriente, ahora es ley que los palestinos – israelíes, sean ciudadanos de segunda (lo que ya venía siendo de hecho). Ahora, por ejemplo, la única lengua oficial será la hebrea, mientras el árabe ahora solo tendrá “status especial”.
En la práctica lo que venía sucediendo, sobre todo desde el año pasado, es que el Ministro de Educación israelí Naftali Bennett comenzó a imponer, vía resoluciones, en las escuelas de educación inicial -sobre todo- que se hablara solo el idioma hebreo. De esta manera los niños de origen árabe terminaban hablando su lengua natal solo en sus hogares. Con esta ley, esto recrudecerá.
Los palestinos que habitan al interior del Estado de Israel, constituyen el 20% de la población. Esta proporción era casi exactamente al revés (superaban el 80% de los habitantes del conjunto de esa región) poco antes de ser creado en 1948.
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La votación no estuvo exenta de escándalo, no podía ser de otra manera. Los diputados árabes – israelíes protestaron desde sus bancas y fueron sacados de la knésset por el servicio de seguridad del parlamento. Una muestra light del salto en el segregacionismo racial que implica esta “Ley básica”.
Pero eso no es todo, ahora también es legal la construcción de pequeñas ciudades en los territorios ocupados. El artículo 7, inciso B, plantea: "el estado ve el desarrollo de las comunidades judías como interés nacional y dará pasos para animar, avanzar e implementar este interés". Hasta ahora algunos colonos eran desalojados por el mismo ejército israelí, por orden de la Corte Suprema, cuando ésta consideraba que no tenían una autorización expresa de autoridades israelíes.
También consagra a Jerusalén como capital del Estado. Recordemos que cuando Donald Trump ordenó el traslado de la embajada norteamericana de Tel Aviv a esa ciudad (considerada sagrada para las tres religiones monoteístas), generó también una ola de repudios y la inauguración de la mudada sede diplomática provocó manifestaciones por parte del pueblo palestino, tanto en Cisjordania como en Gaza, y fue en esta última ciudad donde el ejército sionista asesinó a decenas de manifestantes.
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Estados Unidos, el socio mayor de Israel, ahora en la “era Trump”, viene teniendo una ofensiva contra Irán y tanto el Estado sionista israelí como EEUU, entre sus argumentos usa el hecho de que el país persa es un estado teocrático, cuestión que ahora asume legalmente el mismo Israel. ¿Será por eso que todavía no se conocieron declaraciones de Trump al respecto?
En Argentina, el Gobierno de Macri también apunta contra Irán, acusándolo sin pruebas del atentado a la sede de la AMIA ocurrido en 1994 y gusta hablar del “mundo democrático” vs. las teocracias, ¿qué dirá ahora del Estado de Medio Oriente?, que además tiene el ejército más poderoso de la región y cuenta con armamento nuclear, un derecho que todas las potencias imperialistas le negaron, por ejemplo, al mismo Irán. El Gobierno de Argentina, es válido recordar, viene comprándole armamento para la represión interna al ahora consagrado “Estado Judío Nacional”.
Un exultante Netanyahu, Primer Ministro israelí, que viene con problemas internos por los casos de corrupción que lo asechan, declaró luego de votada esta ley racista que: “Este es nuestro idioma. Este es nuestro himno y esta es nuestra bandera. Viva el Estado de Israel".
Esta nueva ley y esas declaraciones de supremacía racial, abrieron la puerta nuevamente a otra sangrienta represión, el día siguiente a la votación, en el marco de las movilizaciones que los palestinos de la Franja de Gaza vienen realizando todos los viernes.
Los líderes de la Liga Árabe también repudiaron esta Ley, pero le ponen un freno, en función de sus propios intereses, a la potencialidad de la fuerza que tendría la clase trabajadora de las naciones árabes movilizada de conjunto y con sus propios métodos, como la huelga general, para solidarizarse y aliarse con el pueblo palestino, que hace 70 años viene sufriendo un lento genocidio a manos del Estado de Israel. |