La joven, nacida en Vitória de Santo Antão, en Pernambuco, estaba sola en su auto volviendo a casa, con su novio en otro vehículo justo detrás. Su coche recibió varios disparos en una zona habitada por altos funcionarios del gobierno y la principal sospecha es que fue atacado por paramilitares que supervisan la región.
Nicaragua viene pasando por fuertes movilizaciones ligadas principalmente al intento de reforma previsional encabezada por el presidente Daniel Ortega en abril. Desde entonces, el gobierno viene respondiendo con represión y asesinatos a las protestas de la población. Nicaragua está completamente militarizada en "respuesta" a dichas protestas.
Raynéia no era una manifestante, pero según una amiga, estuvo en hospitales ayudando más de una vez a heridos de las represiones del gobierno en los últimos tiempos.
Desde abril, Managua vive un toque de queda no declarado a partir de las 19 horas. Los informes de asesinatos y secuestros hechos por policías y paramilitares del gobierno indican que, hasta ahora, 360 personas ya murieron víctimas de la brutal represión policial del gobierno de Ortega.
Raynéia fue ametrallada por paramilitares cerca del Colegio Americano que tomaron la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), donde ni siquiera periodistas lograron entrar en el campus la semana pasada, siendo recibidos por los paramilitares con tiros de alerta.
Esta ocupación policial no es casual. La UNAN era uno de los más fuertes pilares de manifestaciones contra el gobierno de Ortega, pero el pasado 13 de julio, policías y paramilitares avanzaron contra las trincheras de los estudiantes y tomaron el campus, matando a dos estudiantes con tiros en la cabeza .
A pesar de la fuerza policial se identifica con banderas del Frente Sandinista de Liberación Nacional, partido del presidente, este alega que no tiene conexión con estos grupos.
Ante este escándalo, es fundamental extender la movilización de las calles, encabezada y dirigida por miles de trabajadores de Nicaragua y exigir castigo a los responsables.
Los trabajadores del campo y de la ciudad son el único sector que, con independencia política y sin caer en la trampa que propone la Alianza Cívica y la patronal representada en el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), pueden ganar en las calles e imponer el fin de la militarización de las ciudades, contra las policías, para que no haya más muerte y también para imponer una salida al conjunto de las demandas de los campesinos, de las mujeres, de la juventud y del pueblo pobre nicaragüense, que viene resistiendo de manera valiente ante todos los desmanes del orteguismo. |