El Juzgado Criminal y Correccional Federal Nro. 8, de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal, a cargo de Marcelo Martínez De Giorgi desestimó la denuncia que el directorio de Telám inició en la comisaría N° 2 por usurpación de los edificios de la agencia de noticias.
No está de más recordar que quien realizó la denuncia fue Rodolfo Pousá –que fue nombrado por Hernán Lombardi en 2015, y que ya había dirigido Télam cuando gobernó la Alianza, dejando 150 trabajadores en la calle-. Ahora, despide y ataca a periodistas, fotógrafos, camarógrafos, acusándolos judicialmente. Lo que se dice todo un comunicador, hoy al servicio del ajuste de Cambiemos.
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La semana arrancó para los trabajadores que continúan luchando por sus puestos de trabajo, luego que Cambiemos despidiera a 357 de ellos, con esta noticia del cierre de la causa por el delito de “usurpación”, ya que De Giorgi estimó, basándose en el informe del fiscal Eduardo Taiano, que no había delito alguno, desestimando la acusación.
Esto implica en los hechos, en esta lucha en particular, un freno a los intentos del Gobierno de judicializar las protestas y atacar a los trabajadores y sus organizaciones sindicales. Por eso mismo, la denuncia de Lombardi, vía Pousá, acusaba directamente a SIPREBA Y SITRAPREN, los dos sindicatos que nuclean a los trabajadores de Télam, siendo SIPREBA el mayoritario.
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Este intento del Gobierno de Macri de ir contra los sindicatos, se puede observar tanto desde las denuncias judiciales a Hugo Moyano (aquí Cambiemos se basa en el hecho incontrastable del enorme desprestigio de la burocracia sindical), hasta denuncias realizadas cuando los trabajadores salen a la calle o realizan tomas de edificios para enfrentar las medidas de ajuste o ataques puntuales, como despidos.
Luego de la firma del acuerdo con el FMI, y ya lo estamos viendo por ejemplo con los despidos en Atucha, o los dichos de Macri de que “habría que dinamitar el Astillero Río Santiago”, el intento de atacar las condiciones laborales o salariales y de la vida en general de los trabajadores y sectores populares, se hará más intenso por parte del Gobierno.
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Pero allí donde hay despidos o un ataque puntual, los trabajadores responden y salen a enfrentarlos, pero aislados la fuerza es débil. Ya el último paro demostró la potencialidad de los trabajadores como clase social, pero la CGT permanece de brazos cruzados y ambas CTA se niegan a coordinar entre sí y encarar una lucha seria.
Lo que se necesita es un paro general, con movilizaciones y un plan de lucha que unifique las peleas aisladas y permita que se exprese la fuerza social de la gran mayoría de la población, la clase trabajadora.
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