Con tanto Macri gato dando vuelta, quiero contarles la historia de un felino que decidió estar del lado de los trabajadores, para que pensemos dos veces antes de asociar a estos animalitos con semejante personaje.
Hace alrededor de un año, en mi laburo, encontré un gatito. Por esos días teníamos muchísimo trabajo, los contratados entraban a laburar y a los pocos meses eran despedidos. En la planta había una producción intensa y constante, las máquinas que evidentemente hacía más de medio siglo no eran renovadas, cada tanto se rompían; pero más allá de eso nos hacían laburar igual. O, a lo sumo, laburábamos más incómodos, ya que había que seguir produciendo y no teníamos tiempo para arreglarlas. Había que entregar el pedido.
Es curioso lo distintos que son los talleres y las fábricas en la zona oeste de Rosario ya que por amigos y por propia experiencia conocí metalúrgicas con tecnología relativamente moderna, ponele tecnología de los 90´, del 2000. También algunos laburos que no, que la tecnología era de la dictadura o incluso desde antes. Así es mi laburo actual. Con los compañeros a veces nos reímos (para no llorar) y en chiste decimos que cualquier persona del primer mundo si entra a nuestro taller se lo confundiría con un museo. También a veces decimos que los egipcios no tienen mucho que envidiarnos ya que la tecnología es la misma, salvo por 1 o 2 máquinas, más que nada el motocompresor y la luz pero el resto es lo mismo.
En fin, en estas condiciones fue que apareció el gatito. Hermoso, se ganó el lugar en la fábrica, se hizo querer como nadie, de hecho el patrón lo aceptó y también se encariñó al punto de querer privatizarlo, no es chiste. Resulta que nuestro gatito, al que le nombramos Rómulo, de a poco se fue quedando en el almacén. Ahí labura Jorge, un compañero de muchísimos años, es jubilado y ya pasó las 8 décadas. Además el almacén tiene mesas forradas con alfombras: el peludo ahí encontró compañía y comodidad.
Un día, el patrón en un acto de cariño (claro que como él opina que es el cariño) empezó a intentar llevarlo a su oficina dándole comida de a poco. El compañero felino desde ya que nunca accedió y ante eso, con todo el amor que puede dar el patrón a su manera, lo llevo forzadamente. El resultado fue que Rómulo se quede en su lugar, el almacén, con Jorge y con los que quiere. Nosotros preferimos considerarlo un compañero más, aunque no produce, pero a veces nos distrae de todos los agotables laburos monótonos que nos tocan.
Ahora ya pasó un año desde que nos acompaña Rómulo. Estos tiempos son distintos, o por lo menos nos dicen eso. Cada tanto, el patrón pasa, maquina por maquina, llorando la carta, con cierto tono de tristeza, diciendo en voz alta: las cosas están mal, nos tenemos que arremangar todos. Cada vez que ese cara dura dice eso me llena de bronca, me da más bronca que su negligencia tecnológica e intento de saquear el cariño de nuestra mascota. En tiempos de crisis nos dicen “nos tenemos que arremangar todos” pero cuando la fábrica andaba al mango, allá por los días en que apareció nuestro gatito. a los contratados los descartaban como querían, a nosotros nos hacían producir más y en menor tiempo, nos apuraban con todo lo que podían, si se accidentaba alguno automáticamente hacia correr la bola de que lo hizo apropósito (¡miserable!) y jamás puso un peso para nada, jamás una caja navideña, jamás un premio y pretende que nos arremanguemos.
Ahora viene a llorar que hay crisis ¿Qué hizo con las ganancias que facturó todos estos años a costa nuestra? Porque nosotros de eso no vimos nada. ¿Por qué vamos a creerle ahora cuando nos mintió tantas veces en la cara? En todo caso que muestre los libros contables y vamos a ver si de verdad está en perdida. Rómulo es nuestro testigo más fiel, ya que nos ve como cada día venimos peor, con peor cara, pero aun así, en el almacén, alrededor de nuestro gato, es que nos juntamos y nos ponemos a hablar de nuestros problemas, ya de a poco vamos a hablar de nuestras soluciones, asique que no me digan que todo gato es Macri. Este, evidentemente ayuda a organizar a los obreros. |