De los países centroamericanos, El Salvador presenta en las últimas décadas los niveles más bajos de crecimiento económico por la disminución de las inversiones tanto privada y pública, sus únicos elementos en los cuales se apoya su economía es la dinámica de las remesas como principal elemento que ha aportado elevaciones en el PIB .
El reporte de “Las remesas a América Latina y el Caribe en el 2017” publicado por El diálogo mencionó el incremento de las remesas el año pasado el cual superó el estimado que se tenía por parte del Banco Mundial (BM). Este aumento se reflejó directamente en la economía centroamericana principalmente para el caso del Salvador elevando su PIB un 2% .
Los envíos económicos por parte de los migrantes han ayudado a la concentración del capital en el lugar de residencia. Por otro lado, el beneficio que reciben las familias para subsistir ante las condiciones económicas deficientes que presenta El salvador por el difícil desplazamiento para buscar o ejercer su trabajo debido al problema de la inseguridad que no cesa.
Sin embargo, las recientes modificaciones de ayuda que habían recibido los migrantes de El Salvador por parte del gobierno de Estados Unidos han sido canceladas. Uno de los apoyos dados fue el “Estatus de Protección Temporal” (TPS) el cual fue brindando a mas de 200,0000 salvadoreños ante el terremoto que sucedió en el 2001.
El asilo provisto por el gobierno de George Bush le dio un lugar a las personas que habían sido desplazadas por cuestiones ambientales debido a que en la legislación de la Protección de Derechos Humanos por parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), es delito no proporcionar ayuda a la población que se encuentra en peligro en su país de residencia.
Este permiso que amparaba a los salvadoreños había sido actualizado para seguir dando permiso ante la estancia pero sin dejar de ser temporal. Muchos se desarrollaron construyendo una familia y ejerciendo su trabajo en diferentes sectores económicos, sin embargo ante la noticia han tenido que abandonar sus hogares dejando su vida construida en Estados Unidos.
Por lo tanto los incidentes que están ocurriendo con la llegada del gobierno del presidente Donald Trump ha cambiado y permeado en los discursos políticos por parte de Estados Unidos el desprecio que se tiene ante la población centroamericana al llamar a esta región como “países de mierda” ante la discusión del TPS en la casa blanca según el Washington Post.
La estigmatización de los migrantes como criminales e indeseables para países desarrollados ha impregnado la ideología de otros para cerrar sus puertas al posible caos que pueden atraer. Pese a esto, Organizaciones No Gubernamentales han interpuesto demandas por la violación a los derechos humanos que posee la gente desplazada de sus hogares.
Están siendo tomados como migrantes que pasaron de ser refugiados por el desastre ocurrido hace casi dos décadas a personas que solo están residiendo en Estados Unidos para beneficiarse económicamente de ellos. No obstante, el apoyo que se les está dando no ha abarcado el contexto actual en el que se encuentra El Salvador.
En comparación al atendimiento que recibieron los sirios, los cuales aún se encuentran en problemas bélicos, han sido cuidados por diversas instituciones e incluso los medios de comunicación han puesto profundo interés. No sé puede decir lo mismo del caso de los salvadoreños quienes la situación económica, política y social tampoco les favorece.
Aunque no se encuentren en situaciones de guerra, El Salvador padece de una situación en la que el orden ejercido por el poder que tienen los grupos delictivos no disminuye. Ha impedido que despegue la integración social y logre propiciar un lugar en el que la población pueda sentirse segura y logre encauzar que la juventud busque objetivos que brinden bienestar social.
Las tasas de violencia han aumentado a pesar de las nuevas estrategias implementadas por parte del gobierno de Salvador Sánchez Cerén, la población se siente aún más insegura según el reciente encuesta elaborada por la Universidad Centroamericana (UCA).
Por cada 100,000 habitantes se reportan 60 homicidios registrados.
La sociedad salvadoreña ha perdido el sentido de la ambición económica debido a que hay una incertidumbre en cuanto a su vida cada día que pasa. El gobierno ha militarizado las calles y no sólo se está luchando contra las personas criminales, también se están defendiendo ante los abusos de autoridad que están incurriendo en sus hogares por parte de las Fuerzas Armadas.
No se están tomando medidas que ayuden a disminuir las muertes salvadoreñas, las políticas de rechazo a los migrantes por parte de Estados Unidos es un factor que está interviniendo en la situación, la cual no está siendo castigada por parte de las organizaciones encargadas en defender los derechos humanos, no visibilizando la situación en la que vive esta población.
Es menester que las instituciones hagan caso ante los llamados –no solo por parte de los migrantes salvadoreños–, sino la sociedad en general que es parte de este país, ya que necesita un respaldo jurídico y social que pueda aumentar en las nuevas generaciones una esperanza de vida mayor, ya que a consecuencia de la situación que viven están inclinándose al suicidio.
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