La crisis que atraviesa la Iglesia Católica chilena se expande más allá de sus fronteras. La totalidad de sus altos cargos en el clero renunciaron y algunos ya fueron desvinculados, como el ex obispo de Osorno Juan Barros (uno de los protegidos del cura Karadima), así como Alejandro Goic, ex obispo de Rancagua, ciudad al sur de Santiago.
Los dardos tienen un foco claro, Ricardo Ezzati, el arzobispo de la capital chilena, y por lo tanto, la figura con mayor autoridad dentro del clero a nivel nacional. El sacerdote fue citado a declarar el 21 de agosto ante la Fiscalía Regional de O’Higgins imputado como encubridor.
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Mientras los ojos del país están puestos en Ezzati, avanzan las sospechas sobre el cardenal Francisco Javier Errázuriz por encubrimiento de los acosadores sexuales dentro de la Iglesia Católica latinoamericana.
Errázuriz ahora es señalado por el famoso medio “Crux”, fundado por el Boston Globe, medio que en el 2002 destapó la red de abusos sexuales al interior de la Iglesia de Boston (caso que incluso llego a las pantallas de cine, con un filme ganador del Oscar a Mejor Película). El cardenal sería uno de los hombres clave en el contexto de la reforma que el Papa Francisco haría a su institución.
El retirado cardenal, otrora un amigo y aliado del argentino Bergoglio, estaría hoy entre los cuestionados desde Roma por su rol como uno de los principales encubridores del caso Karadima, el más resonante dentro de los cientos de episodios de acoso y abuso sexual cometidos por los sacerdotes chilenos. También se lo acusa de ser unos de los encubridores, junto a Ezzati, de los casos ocurridos en Rancagua.
La influencia de Errázuriz no se restringe al ámbito nacional, sino que se muestra también en su apoyo al grupo laico peruano Sodalicio de Vida Cristiana, cuyo fundador, Luis Figari, también ha sido acusado de abusos sexuales y de poder. Crux, deja en claro que el cardenal chileno sostuvo reuniones con Figari con relativa frecuencia, e incluso financió en algún momento su causa para expandirla hacia Chile. Una red internacional de abusos sexuales, bajo el manto de los altos mandos del clero chileno.
Las evidencias que salen a luz a diario sobre los grandes encubrimientos de acosos y abusos sexuales en el marco de la religión católica, erosionan la imagen de la Iglesia, que va en caída libre. Los trabajadores, las mujeres y la juventud, tienen planteado conquistar la efectiva separación de la Iglesia y el Estado.
En el marco de la lucha por el aborto legal, libre, seguro y gratuito, que este 8 de agosto tendrá en Argentina una batalla clave que también trasciende fronteras, es fundamental luchar para que la Iglesia Católica quite sus manos acosadoras, abusadoras y encubridoras de los derechos de las mujeres, los trabajadores y la juventud. |