Luego de las numerosas movilizaciones distritales y la marcha de miles de docentes y la comunidad de Moreno era necesario transformar esa bronca en organización.
La burla y la indiferencia de los funcionarios se vio reflejada en los medios, pero también quedó al desnudo que el responsable es el Estado y las décadas de desinversión.
En la Provincia de Buenos Aires las políticas de Daniel Scioli y de la actual gobernadora María Eugenia Vidal reflejan esa desidia hasta el desenlace fatal que, tal como decían los docentes y estudiantes en las asambleas y en las movilizaciones, le pudo haber tocado a cualquiera en cualquier lugar de la Provincia debido a que las condiciones en las que se enseña y se aprende son escandalosas.
Las asambleas se multiplicaron y los relevamientos tuvieron en muchos casos la suspensión de clases por el riesgo latente de escapes de gas o problemas en el sistema eléctrico.
De unas 54 escuelas en La Matanza, en más de cuarenta se suspendieron las clases, se hicieron asambleas o reuniones con padres y alumnos en casi todas y en escuelas de Laferrere y Lomas del Mirador se pusieron en marcha comisiones de infraestructura conformadas por docentes y alumnos con la participación de las familias.
La Agrupación Marrón docente propone comités de infraestructura de delegados docentes y auxiliares con la representación de padres y alumnos por escuela que puedan tener una coordinación distrital, como parte de poner en pie organismos de trabajadores que puedan funcionar como nexos para que la vida de los docentes y de los estudiantes estén por encima del ajuste y el ataque a la condiciones de vida.
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