Lejos del perfil progresista fracasado que se impuso con la campaña de Carolina Scotto, los K vuelven al atajo pejotista.
A nivel provincial quien aparece con más chances es Eduardo Acastello el cacique político de Villa María. La semana pasada se produjo el lanzamiento del frente “En Córdoba Podemos” que lejos de buscar un perfil de juventud indignada como su homónimo español sólo es un rejunte de distintos referentes territoriales que en nombre de un armado amplio van juntos, una cooperativa electoral que incluye a los hermanos Rodríguez Saa con gran influencia en la zona de traslasierra. Con los radicales Martino y Esteban buscan afianzarse en Rio Tercero y la zona del Noroeste. Para todo esto cuenta con el aval de Daniel Scioli y el ferviente apoyo militante del Movimiento Evita.
Para la gobernación el candidato que contaría con la bendición del ala “Unida y Organizada” es el ignoto Tatu Bernabey, ex intendente de Villa del Totoral y actual diputado nacional en reemplazo de Carolina Scotto. En sintonía con su antecesora en los 6 meses que lleva en el Congreso no abrió la boca, no hablo de Córdoba ni de nada. Esto no se trata de una chicana, figura con 0 (cero) palabras en el ranking que realizan todos los años y mide la participación los parlamentarios en los debates. Una figura política que en imagen se parece más a espías secretos tipo Stiusso que a figuras reconocidas por el pueblo trabajador.
Con respecto a los referentes capitalinos la cosa no viene mucho mejor. Olga Riutort, que conto con el apoyo de un sector pragmático del kirchnerismo local cerró un acuerdo con Massa y se prepara para ir a las internas de Unión por Córdoba.
Otro referente que buscaban instalar es el Secretario de Derechos Humanos de la Nación Martin Fresneda, pero su gestión en Buenos Aires no parece ayudar, al encono en defender al genocida Milani al frente del Ejercito se suma la contratación, “por consejo de la militancia”, de un condenado por violación en Barcelona que tuvo que despedir inmediatamente cuando el caso salto a la luz. Como si fuera poco hay rumores de un acercamiento de Fresneda con el candidato del PJ, Schiaretti. Recordemos que cuando este último era gobernador, tenían una aceitada relación que incluía la participación en actos comunes y el generoso financiamiento oficial para los “sitios de la memoria”. Ante este giro en Villa Allende, la ciudad más cerca de la capital, ya avanzaron con la línea “hasta el final” y sellaron un acuerdo con Unión por Córdoba para ir juntos con la unidad del peronismo, colocando al candidato a viceintendente. Las ordenes del Chino Zanini son claras y se acatan sin chistar.
La crisis es tan grande que, ante el nulo conocimiento de los referentes K en Córdoba, buscan reflotar al ex intendente Daniel Giacomino que tuvo una de las peores gestiones que se recuerden.
Algunos sectores resisten y proponen al ex Cura Alessio, proveniente del juecismo y que salto a la fama por ser expulsado de la iglesia por apoyar al matrimonio igualitario. Pero no tiene ningún tipo de peso real, una candidatura testimonial.
En definitiva, el modelo kirchnerista en Córdoba no logra afirmarse, luego de la fallida experiencia de Scotto donde logro romper su techo electoral “en soledad”, vuelven a salir a la luz las internas y los sectores más pragmáticos ganan terreno frente a los supuestos “ideologizados”. La realpolitik que desde Buenos Aires impone la lucha por el aparato del Partido Justicialista buscando la unidad de todos los peronistas que no sean De la Sota tiene un límite enorme cuando se acelera la crisis de sucesión. Todo lo no construido en los años de “crecimiento” se vuelve en su contra. Creer que se puede colonizar al peronismo cordobés con maniobras electorales es una utopía reaccionaria. En definitiva, el mensaje que se le puede decir a la juventud kirchnerista es de su propia creación. En la vida hay que elegir. |