Tras haber despedidos 150 trabajadores, el dueño Meller, cebado por el acompañamiento de la UOM, recurre nuevamente al lock out patronal con la suspensión del total del personal 430 trabajadores, durante dos semanas, una de estas sin goce de sueldo. El cierre cuenta con el acuerdo entre el representante gremial Gigli, que no para de justificar y posicionarse como un patrón, y el Ministerio de Trabajo.
El ajuste no se detiene para estas patronales con la amenaza de que si no repuntar las ventas en el cambio de estación pasarán a despidos.
Una excusa justificada a medias toda vez que nunca dio a conocer balances y libros contables. Meller obtuvo ganancias extraordinarias de los últimos años a partir de ventajas en la importación para el ensamblado, pagando salarios de miseria que apenas alcanzan a los 13 mil pesos, sin transporte ni refrigerio.
Hay que poner un freno a estas patronales que quieren aprovechar estas crisis para aplicar más ajuste. Esta sangría que viene dejando en la calle a cientos de trabajadores en toda la zona se suma a los 60 despidos en Bunge Ramallo, la planta de biodiésel que los trabajadores pararon el pasado jueves por el despido de un trabajador, y que sumando la composición de todo el cordón industrial, llega a miles. Esa es la fuerza que debemos hacer pesar, para pararles la mano a estas patronales. | 
