No alcanzó a durar una semana la tranquilidad. La puerta de entrada al Ministerio de Cultura no alcanzaba a cerrarse cuando al recién designado nuevo ministro, Mauricio Rojas, de larga trayectoria como colaborador de Sebastián Piñera; fue puesto en primer plano del debate nacional.
http://www.laizquierdadiario.cl/De-militante-del-MIR-a-escribir-los-discursos-de-Pinera-quien-es-Mauricio-Rojas?id_rubrique=1201
Sus cavernarios dichos de hace dos años, en los cuales afirma que el museo de la memoria y los derechos humanos no es más que un “montaje cuyo propósito es impactar al espectador, dejarlo atónito, impedirle razonar”, fueron sacados a la palestra, cuestionados y rechazados casi universalmente (exceptuando, por supuesto, a la derecha) abriendole un nuevo flanco al gobierno derechista de turno. Piñera, quien intentó acabar con los cuestionamientos a la experiencia de la ex ministra Alejandra Pérez, apostó por alguien de amplia experiencia en el escenario político y colaborador suyo de hace años.
Sin embargo, al tratar de apagar el amago de incendio, optaron por usar bencina en vez de agua. Los dichos del nuevo ministro, escandalosos y trogloditas por donde se les mire, abren la interrogante ¿Cómo asume la derecha la tarea de administrar la cultura? ¿Considerando a la cultura como un espectáculo mercantilista cuyo unico objetivo es generar audiencias y alianzas con los privados como pensaba Alejandra Perez?¿ O quizás la cultura se construye a la manera negacionista del nuevo ministro, asegurando que espacios como el museo de la memoria tergiversan los hechos e indultando asesinos?
El centro del problema no es quién sea el ministro, no basta con pedir la renuncia, necesaria, de Mauricio Rojas. El ministerio de las culturas, las artes y el patrimonio, que nos dejó la Nueva Mayoría como institución, en nada nos asegura que se mantengan espacios culturales y patrimoniales que no estén al servicio de una casta empresarial, olvidando por ejemplo la historia de asesinato, tortura y terror ejercida por la dictadura cívico militar.
Hay que cambiar la lógica con que se administran nuestros espacios de cultura y se construye nuestra memoria. Y eso tiene que ver fundamentalmente por quien toma las desiciones sobre el arte y la cultura en Chile. ¿Deciden los trabajadores de la cultura y las artes, los estudiantes, trabajadores o redes vecinales el curso de las políticas culturales? No. Se decide en las instancias ministeriales, instancia cerrada, igual como se manifiesta en los centros culturales, bibliotecas e instituciones culturales. Hoy el ministro decide que historia contar, que visión imponer en la cultura.
Basta de ministros que construyen cultura empresarial para los ricos. Basta de tratar centros culturales como espacios empresariales, donde un gerente gana mas de 3 millones, versus el sueldo mínimo de una trabajadora subcontratada.
Las instituciones mohosas y represivas que dictaminan lo que es o no arte, deben ser reemplazadas por un Consejo de Trabajadores del Arte y la Cultura, donde estén representadas las federaciones y sindicatos de actores y actrices, músicos, técnicos, diseñadores, así como todas y todos los trabajadores del arte y la cultura y sus respectivas agrupaciones, para erradicar las decisiones de negocios que el estado hace en alianza con los privados, para construir y recuperar la historia de lucha de nuestro país.
Desde el mundo del arte, los cuestionamientos ante Mauricio Rojas han sido masivos, así como de distintas organizaciones políticas, de derechos humanos, y redes. Se está convocando una concentración a las 11:00hrs en Santa Lucía 162, con la finalidad de pedir la renuncia. |