Ante la noticia de una nueva “práctica sexual” en el mundo, los medios de comunicación argentinos reprodujeron la información de un diario mexicano. ¿Cuál es el objetivo?
Los grandes medios de comunicación argentinos como Clarín, La Capital, Infobae, Radio Mitre y revista E.M.E hoy nos pusieron sobre la cara una noticia: “la ruleta rusa sexual”. Según la línea editorial que expresan, quieren alertar de un “peligroso juego” que se realiza con frecuencia en EE.UU y se expandió a países de Latinoamérica. Los medios relatan con lujos de detalles como se realiza esta práctica. ¿Preocupación o banalización? Por supuesto, que la estigmatización a la disidencia sexual, a los portadores de H.I.V y a la juventud no estuvieron por fuera de estas notas. ¿No ameritaba un análisis más profundo?
Según Clarín: “Consiste en tener sexo casual con gente desconocida y sin ningún tipo de protección. Los participantes se colocan en una estructura circular, las personas enfrentadas deben tener sexo. Los hombres se forman en ronda y, en el centro, se ubican las mujeres.” Por su parte Infobae replica la información del Universal de México: “La dinámica se repite, pero cada vez con menos personas, ya que cuando un hombre eyacula o una mujer tiene un orgasmo, quedan eliminados. Gana el más resistente. ¿Por qué se llama "ruleta rusa sexual"? Porque esta práctica tiene un componente adicional que cambia radicalmente su lógica: uno de los participantes debe tener sida, aunque nadie puede saber quién es.” Todos aclaran que cada vez son más jóvenes quienes participan y E.M.E va un poquito más allá, titula: “Todo lo que debes saber de la ruleta rusa sexual” y en su contenido destaca: “De acuerdo con los investigadores, esta tendencia se ha registrado entre bisexuales y heterosexuales, pero la población homosexual, específicamente la de hombres gay, es quien más realiza esta práctica”, para E.M.E es fundamental que sepamos que los gays son quienes tienen H.I.V y quieren contagiarlo.
E.M.E continúa estigmatizando la homosexualidad. El HIV surge en la década del 80, se lo conoce como "la peste rosa", ese estigma que produce discriminación fue avalado por un brazo ideológico como la iglesia católica. La realidad, dista de ello. La realidad rompe con esta creencia, según la Organización Mundial de la Salud: "Las estimaciones obtenidas mediante modelización indican que la profilaxis antes de la exposición podría lograr una reducción del 20-25% en la incidencia mundial del VIH en hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, evitando así 1 millón de nuevas infecciones en este grupo de población a lo largo de 10 años. Los estudios indican que la probabilidad de contraer la infección por VIH es 14 veces mayor en las trabajadoras del sexo que en otras mujeres, 19 veces mayor en los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres que en la población general, y 50 veces mayor en las mujeres transexuales que en otros adultos. Para los consumidores de drogas inyectables, el riesgo de infección por VIH también puede llegar a ser 50 veces mayor que en la población general".
En Argentina el pedido de la aplicación de la ESI en todas las escuelas es un reclamo del movimiento de mujeres y de los docentes desde hace años, así como también desde el movimiento LGTBI se impulsan constantemente campañas que intentan ir contra la estigmatización, pero esto no era importante para los medios que replicaban la noticia mexicana. Ni hablar de buscar visibilizar una problemática de millones de mujeres en el mundo ¿No?, la escasez de métodos de cuidados sexuales en relaciones lésbicas y la nula información transmitida al respecto. Para los medios era importante decir que el arma, en esta ruleta, es el H.I.V.
En medio de un alza del movimiento de mujeres con una composición juvenil muy alta, que pide aborto legal y suma la demanda de separación de la iglesia y el Estado, aparecen casualmente noticias sobre lo “promiscua que es la juventud y la homosexualidad”, ni que la iglesia hubiera pedido esta joyita. Las mujeres tenemos que ser objetos que lleven si o si como adjetivo: putas, aborteras, promiscuas, violentas y ahora, queremos contagiarnos de ETS y por eso jugamos a la ruleta rusa sexual. Si alguien aún no conocía esta forma de exposición sexual, ahora la conoce y sabe cómo llevarla adelante, estas cosas si se visibilizan. Las problemáticas reales de los portadores de H.I.V, de las comunidades LGTBI, de los sectores más oprimidos sexualmente, eso no. Solo en el rol de victimarios, merecen ser noticia. Quieren vender sexo en una nota, porque tienen garantizada la viralización, y no tienen mejor forma de hacerlo que banalizando una problemática y acompañándola de imágenes alegres, que muestran a personas divirtiéndose sexualmente, las fotos contrastan con la preocupación que expresan.
El capitalismo durante todo su desarrollo se ocupó de someter a la sexualidad a la reproducción de la fuerza de trabajo, con un fuerte eje en el rol de la mujer oprimida, encerrándola en la familia conyugal, heterosexual, monogámica y patriarcal. El propio sistema, contando con la herramienta mediática, expone a la sexualidad creando una falsa realidad que muestra una vida sexual libre. Mercantiliza el deseo, porque genera ganancias, se venden cuerpos, pero además se venden fantasías que resultan inalcanzables para la rutina de la clase trabajadora, como cuando nos venden un juguete caro para un niño que lo desea en la publicidad y no lo puede tener.
En esta sexualidad hay normas y lo que sale de ellas está mal, pero a veces nos empujan a salir de ellas vendiéndonos ruletas rusas. Ninguna de las notas circulantes en la web, aportaba información sobre cuidados que permitan que las ETS no sean un arma. Es decir, vamos a lo finito… tenes tres opciones: limitar la sexualidad a la reproducción, venderla en el mercado y generar ganancia o si la queres disfrutar por fuera de las normas, mejor contágiate alguna enfermedad para las cuales luego el Estado no aportará medicación gratuita, te discriminarán en los trabajos y de paso te usaremos como ejemplo para adoctrinar a quien se le ocurra infringir las normas.
Ellos tienen los medios, pero nosotros tenemos la fuerza y la historia de la lucha por la liberación sexual, tenemos un camino marcado. En la actualidad hay quienes creen que ya ganamos la batalla cultural o también sectores posmodernos que nos plantean salidas individuales, como si realmente fuera posible la liberación en el plano cultural y sexual dentro de este sistema. La realidad, la ofensiva de la clase dominante con el uso de sus herramientas nos demuestran que no tendremos posibilidades de ejercer nuestro derecho a una libertad sexual, si no barremos con las estructuras sociales de dominación capitalista. No podemos pensarla por fuera de un cuadro que hace a la opresión de conjunto, que sostiene una forma de producción y reproducción que garantiza la explotación del hombre por el hombre.