Esta semana el tema de los Derechos Humanos tomó la agenda e hizo reflexionar al mundo político. Mientras en la derecha intentan inútilmente asir el tema; en la otra vereda, Gabriel Boric, diputado del Movimiento Autonomista, abrió un debate a la izquierda a propósito de los DDHH en países como Venezuela o Nicaragua, llamando a una defensa irrestricta a los DDHH.
Desde el propio Frente Amplio, el senador de Revolución Democrática, Juan Ignacio Latorre, reivindicó las palabras de Boric, de la misma forma que Giorgio Jackson.
Sin embargo, a pesar de sumarse puso una coma al declarar que “yo miraría con más humildad esto de estar apuntando con el dedo a otros países, cuando todavía tenemos deudas pendientes, como lo que está pasando con los violadores a los derechos humanos en crímenes de lesa humanidad”
DDHH, democracia y la paz
Latorre pone este matiz, sin embargo no se aleja mucho de la posición de Boric. Si bien desde RD son más reticentes a pronunciarse sobre políticas de estado de otros países, se han manifestado sobre la situación en Nicaragua o Venezuela para llamar al respeto de los DDHH, la democracia, el diálogo y la paz.
Pero, ¿en qué se diferencian estos llamados a la defensa de la democracia “sin matices”, como dice Boric, a lo que la Iglesia, los empresarios y los sectores reaccionarios plantean para estos países?, éstos que pretenden usar el descontento y crisis social que viven amplios sectores de la población para preparar sus futuros negocios.
En nuestro país los que comparten este discurso son los hipócritas de Chile Vamos, conglomerado con ilustres agentes y adoradores de la dictadura y la iglesia; enemigos del pueblo mapuche, las mujeres, estudiantes y trabajadores
Por esto es peligroso el discurso de Boric y, al parecer, del FA, porque lleva agua para el molino de los mismos enemigos de los pueblos latinoamericanos, de trabajadores, mujeres y jóvenes de Cuba, Venezuela o Nicaragua. |