Este hecho se da en el marco de los cuatro meses del inicio de las movilizaciones masivas contra el gobierno de Daniel Ortega y en el mismo día que una importante marcha nacional se llevó adelante en Nicaragua, bajo el nombre de "Aquí nada está normal".
Este sábado grupos nacionalistas agredieron físicamente y con insultos xenófobos a miembros de la comunidad nicaragüense en pleno centro de la capital, en un acto convocado por el ex candidato presidencial Sergio Mena. Al final de la jornada la policía arrestó 44 xenófobos, a la vez que les decomisaron puñales y armas hechizas.
Este hecho se da a 4 meses del inicio de las movilizaciones contra el gobierno de Daniel Ortega y en el mismo día que una importante movilización se llevó adelante en Nicaragua a nivel nacional.
Recientemente los medios locales informaron el asesinato de Giancarlo Díaz Sevilla, un joven nicaragüense de 26 años que tenía tres semanas en Costa Rica, donde gestionaba su refugio como han hecho parte de la población desplazada por la crisis política que se vive en Nicaragua. Las autoridades declararon que la víctima fue asesinada a balazos por un par de motorizados en el barrio IMA durante la tarde del viernes.
Las políticas de persecución de parte del gobierno de Costa Rica a los emigrantes, en consonancia con las políticas emanadas de los centros capitalistas, especialmente la retórica anti emigrante de Donald Trump, son la base política que ha envalentonado a los grupos fascistoides costarricenses, que hasta el momento casi siempre vienen teniendo una actuación marginal.
Esta movilización está acicateada por décadas de xenofobia que vienen directamente de la burguesía costarricense, específicamente de la prensa derechista que día tras día (literalmente) culpa a los nicaragüenses de cualquier acto de violencia en el país. El último ejemplo fue el asesinato y violación de una turista que la prensa propagó como realizados por un nicaragüense, algo que más tarde se demostró falso.
Esta ideología xenófoba es incentivada por los grupos económicos dominantes, por las clases altas, que buscan asentar sus posiciones en las clases medias y en los estratos más descompuestos de la sociedad contra la clase trabajadora. Esto conlleva a que un sector importante de la clase trabajadora (en Costa Rica se calculan unos 500 000 trabajadores nicaragüenses) no cuente con ningún derecho laboral elemental a partir de mantenerlos en la ilegalidad, para lo cual es funcional la xenofobia ya que superexplota a este sector sin ningún tipo de derecho, obligado a trabajar en condiciones denigrantes siempre con la amenaza en el cuello de ser expulsados.
Todo para elevar las ganancias de los empresarios, al mismo tiempo la xenofobia mantiene a la clase trabajadora dividida –división incentivada también por las clases dominantes para buscar bajar los salarios–, ya que sectores de trabajadores que se hacen eco de esta ideología y pensamiento ven a los nicaragüenses como enemigos que vienen por el trabajo de los costarricenses, algo totalmente falso debido a que el desempleo es de hecho una política que emana desde los intereses de los empresarios, no el fruto de la competencia entre trabajadores.
Las reacciones no se han hecho esperar
Por el contenido fascistoide de la movilización, las reacciones no se han hecho esperar. La derecha le cuestiona al gobierno “cobardía” frente a los inmigrantes exigiéndole mano dura, es decir, elevar sus niveles represivos para con los hermanos nicaragüenses.
Pero del lado de la izquierda y sectores democráticos también las reacciones no se han hecho esperar. Después del “rally” nacionalista, en la tarde de ayer, se supo de la realización de varias reuniones de activistas de izquierda en toda la capital. Existe ya una marcha convocada en favor de la comunidad nicaragüense el próximo sábado 25, así como la posibilidad de una contra marcha a los nacionalistas el 2 de setiembre, fecha en que se supone que la extrema derecha está organizando una movilización grande.
Cabe resaltar que debido a la crisis política nicaragüense la cantidad de emigrantes que ha pasado a Costa Rica se ha incrementado –según el organismo de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) al comenzar agosto se registraron cerca de 8 000 solicitudes de asilo de ciudadanos nicaragüenses desde abril–, por lo que la marcha xenófoba es profundamente reaccionaria, pues pone a la migración entre la política represiva del gobierno de Daniel Ortega y los grupos fascistoides costarricenses, así como los conduce a una mano de obra casi esclava trabajando en condiciones denigrantes, con lo cual ganan todos los reaccionarios, los empresarios y explotadores de la región.