En la década de los ’80 Latinoamérica presenciaba la vuelta a la democracia luego de un período nefasto de golpes de Estado, donde la militancia había sido perseguida, torturada y silenciada. En ese contexto, Carlos Jáuregui se convirtió en un representante de la lucha por los derechos de la diversidad sexual.
En 1981 asistió a una marcha del Orgullo en Francia, hecho que lo conmovió profundamente. Al regresar a la Argentina, fundó junto a sus compañeras y compañeros en 1984 la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) que presidió por varios años. En esta época, Carlos Jáuregui se organizaba para visibilizar la homosexualidad y luchar por derechos democráticos fundamentales, bajo la consigna: “con discriminación y represión no hay democracia”.
Fue el autor del primer proyecto de unión civil que se aprobó en el año 2010. También colaboró con la inclusión de la “orientación sexual” en la cláusula anti-discriminatoria de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires. También impulsó la primera marcha del Orgullo en el año 1992 que en ese entonces recibía el nombre de “Gay-lésbico”, donde sus participantes llevaban máscaras para no exponerse ante una sociedad que castigaba duramente a la homosexualidad.
En un contexto en el que el VIH-SIDA se expandía rápidamente y golpeaba particularmente a la las personas LGBTI, donde los medios de comunicación, la Iglesia y los representantes políticos discriminaban y perseguían a la homosexualidad, Carlos Jáuregui se atrevió a hacer de su cuerpo y su historia un campo de batalla siendo la cara visible de la diversidad sexual que estaba destinada a la oscuridad del clóset. En una década donde la pelea por encontrar la cura HIV/SIDA se volvió una bandera.
A 22 años de su muerte, con una marea verde que gana las calles por el aborto legal, seguro y gratuito, y con un movimiento que comienza a teñirse de naranja para exigir la separación de la iglesia del Estado, es necesario recordar a figuras como Jáuregui.
Jáuregui quiso cambiar la situación de las personas LGTBI recurriendo a una práctica que priorizaba encontrar eco en las instituciones por sobre la movilización en una.
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Por eso también se hace necesario pensar en sus predecesores y levantar una máxima de Néstor Perlongher quien en el manifiesto del Frente de Liberación Homosexual pregonaba una lucha contra un sistema capitalista y las instituciones que garantizan la opresión.
Retomar lo más radical para seguir cuestionando nuestro presente. Parafaseando a Jauregui: “En el origen de nuestra lucha, está el deseo de todas las libertades”. |