Desde el sábado comenzaron operativos a cargo del Ejército en las grandes favelas de Río, los complejos del Alemán, de la Maré y de Penha. Este lunes, se realizó un gigantesco despliegue que involucró más de 4000 militares y decenas de policías. El operativo incluyó el uso de blindados y apoyo aéreo y mantuvo sitiadas dichas favelas durante largas horas.
El objetivo anunciado por el Ejército fue el combate al narcotráfico y el crimen organizado que controlan gran parte de esos barrios carenciados. De hecho los militares debieron lidiar con barricadas construidas por los carteles con autos y bloques de cemento y se produjeron varios tiroteos en distintos puntos. Entre los muertos hubo un militar.
Sin embargo, muchos pobladores denunciaron los abusos de los soldados y fuerzas especiales que ingresaron ilegalmente en viviendas durante la madrugada, pusieron controles en los accesos al barrio en los cuales revisaban a los habitantes y cerraron las escuelas de la zona. Incluso se denunciaron detenciones a participantes de grupos de whatsapp que avisaban dónde se estaban produciendo los tiroteos.
También se informó de operativos en los suburbios de la ciudad, también con resultados trágicos.
La acción fue el mayor operativo desde la intervención federal decretada en febrero pasado por el golpista Michel Temer, que dejó en manos del Ejército el área de seguridad del estado de Río de Janeiro. La excusa fue combatir la criminalidad, pero desde entonces los índices de violencia solo han ido en aumento. Por ejemplo, el número de tiroteos registrados creció un 50%.
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Lo que esconde el gobierno detrás de la “lucha contra el crimen”, es el objetivo de reforzar el control social y la militarización de zonas densamente pobladas (se calculan unos 500.000 habitantes en las tres favelas), golpeadas por la pobreza y pobreza extrema, la desocupación y ahora doblemente afectadas por los planes de ajuste que viene imponiendo el gobierno golpista y pro imperialista de Michel Temer.
No fue una casualidad que el asesinato a quemarropa de la activista feminista y concejala del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), Marielle Franco, el 15 de marzo pasado, se haya producido en medio de esta intervención militar que solo tiene antecedentes en la dictadura militar que gobernó el país entre 1964 y 1985.
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La mega operación del Ejército de este lunes es una nueva muestra del creciente autoritarismo del estado que dio un salto desde el golpe institucional de 2016. Un giro antidemocrático que también se expresa en las arbitrariedades judiciales para controlar el proceso electoral como la proscripción de hecho al principal candidato Lula da Silva, preso sin pruebas desde abril de este año.
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