La clase capitalista prepara un nuevo saqueo al pueblo trabajador. Un saqueo de la magnitud del impuesto por la dictadura militar luego del golpe del 76; del que se nos impuso a partir de la hiperinflación del 89; o con la crisis que inició en 1998 hasta 2002. Un “cuarto saqueo histórico”, que comenzó en diciembre con el ataque a los jubilados y pretende avanzar a mediano plazo en mayores niveles de flexibilización laboral y entrega al capital financiero internacional.
Asistimos a una fuerte devaluación de la moneda nacional, con consecuencias inflacionarias inmediatas y agravadas por el endeudamiento frenético de un gobierno que habilita una fuga de capitales que desangra nuestras reservas en beneficio de los especuladores, y se financia con un endeudamiento cada vez más caro e insostenible.
Hoy tenemos nuevamente a los tecnócratas del FMI instalados en la Casa Rosada, monitoreando un plan de ajuste acordado con el gobierno que incluye tarifazos, recortes en salud, educación, y obras públicas. Con este “plan” la recesión no hará más que profundizarse.
Mientras tanto, llegamos al tan anunciado “segundo semestre” con una caída estrepitosa de la economía del 6,7%, una inflación acumulada que llega al 19,6% y se proyecta por encima del 32% anual, que ha pulverizado las paritarias firmadas por una CGT que se mantiene en la tregua a la espera de 2019. Así pasamos de la promesa de “pobreza cero” al empobrecimiento de las mayorías populares y al “quiero flan” del macrismo.
Si el “Cuadernazo” tuvo por objetivo desviar la atención de las consecuencias desastrosas de este plan de ajuste, también puso en evidencia una trama de corrupción que entrelaza a los funcionarios del gobierno anterior y, a la propia Cristina, con las principales empresas constructoras, entre las que se encuentran las de la propia familia Macri. Mientras tanto, la jauría de Wall Street observa la caída de las acciones de importantes empresas como Techint y se prepara para el banquete.
Manzur y la defensa de los tucumanos
En sus primeros dos años de gestión, el gobierno de Manzur fue un fiel colaborador del macrismo, garantizándole los votos para más de 180 leyes. En diciembre vimos a los diputados Pablo Yedlin, Gladys Medina, y los senadores Alperovich, y Mirkin, votar el ajuste a los jubilados en medio de movilizaciones masivas y una feroz represión en las puertas del Congreso.
La hoja de ruta acordada con el PJ incluía votar antes del mundial la reforma laboral redactada en forma conjunta con la CGT, pero rápidos de reflejos en el peronismo leyeron que el costo político era demasiado alto y adelantaron un discurso opositor reservado para la campaña electoral.
Mientras debaten su apoyo a la Ley de Presupuesto 2019, que incluye las pautas de ajuste trazadas con el FMI, Manzur dice defender a los tucumanos en su reclamo por la eliminación del “Fondo Soja”. Lo que no dice es que ese recorte fue pautado con los gobernadores para el año que viene. Pero no deja de aprovechar la oportunidad para lavarse las manos por la pobreza que arrastra hace años la gran mayoría de la población.
Nuestra provincia registró en julio la inflación más alta de todo el país. En este primer semestre los sectores con aumentos más fuertes fueron transporte (+35,2), Electricidad, agua, gas, y vivienda (+26,5), y Alimentos y bebidas (+26,3). Es decir que gran parte del golpe al bolsillo popular se dio en los rubros en los que el gobierno tiene incidencia directa, como el transporte, al que le habilitaron tarifazos a libro cerrado y por encima de la inflación; o los tarifazos habilitados por el Ente Regulador de Servicios Públicos de Tucumán (ERSEPT), en acuerdo con el gobierno provincial, a empresas privatizadas como EDET o la SAT.
Mientras tanto continuan los despidos en el comercio y en la construcción; vimos el cierre de BGH y el de Cerámica Ranchillos; y continuan las suspensiones en la industria textil. El Molino Cañuelas anunció que en octubre se va de la provincia dejando a todos sus trabajadores en la calle, y el Ingenio San Juan quedó sin zafra por primera vez en 40 años, a instancias de la FOTIA y la Secretaría de Trabajo, atendidas desde los dos lados del mostrador por Roberto Palina quien, junto al intendente Darío Monteros, gestiona para los trabajadores y sus familias un subsidio de 5 mil pesos y dos bolsones de mercadería. Pan para hoy, hambre para mañana.
Las burocracias alineadas en la CGT local, la CTA, y la Corriente Federal vienen dejando pasar estos ataques, calculando en votos el aumento de la pobreza y terciando en la interna de un peronismo que busca capitalizar electoralmente la bronca existente
contra el gobierno de Macri.
En la provincia con los sueldos de los mas bajos del país, con los índices más altos de trabajo en negro y precarización laboral, desde el PTS en el Frente de Izquierda apoyamos y somos parte de cada una de estas luchas y sostenemos la necesidad de pelear por una agenda propia de los trabajadores, un plan de emergencia laboral que empiece por rechazar el acuerdo con el FMI, la reapertura inmediata de las paritarias, la prohibición de los despidos y suspensiones, el pase a planta permanente y bajo convenio de los trabajadores en negro, tercerizados, contratados, y una temporada mínima de 10 meses para los temporarios.
Con la fuerza de los trabajadores, las mujeres, y la juventud
El ataque al pueblo trabajador no está pasando sin resistencia. Importantes luchas como la de los trabajadores del Astillero Río Santiago, o los docentes universitarios que está sumando un amplio apoyo del movimiento estudiantil y de la comunidad en todo el país, muestran el único camino posible para frenar el ajuste. Si ellos ganan, ganamos todxs.
No se puede esperar al 2019 mirando como todo pasa. Necesitamos la unidad en las calles para derrotar el plan de ajuste, unificar todos los conflictos en curso, confluyendo especialmente con la juventud y el enorme movimiento de mujeres que pelea por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito y por la separación de la Iglesia del Estado.
Hace falta un plan de lucha de todo el pueblo trabajador que comience con un paro nacional y culmine con una huelga general que derrote la política económica del gobierno y el FMI. |