Foto: Osiris Martí
Monsa es la empresa que tiene a cargo la línea 60. Días atrás había confirmado el despido arbitrario de un chofer y los trabajadores respondieron con un paro por tiempo indeterminado. Ahora, el Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria.
“Volvemos a las cabeceras para hacer asambleas y ver si la empresa acata la conciliación y reincorpora al compañero. Entendemos que la empresa tiene prevista una cantidad más grande de despidos”, explicó a La Izquierda Diario el delegado Esteban Simonetta.
“Volvemos a reanudar el servicio”, pero si “las demandas de los trabajadores no son respetadas se retomarán las medidas de fuerza que se resuelvan en asamblea”, expresó en un comunicado el cuerpo de delegados.
Según los trabajadores, detrás de este primer despido se esconde un plan flexibilizador de la empresa. Al parecer, a Monsa no le basta con el tarifazo que pagan los usuarios y su plan es despedir a los trabajadores con más antigüedad (que cobran más y a la vez están afectados duramente por las enfermedades laborales propias del sector). Estos despidos irían acompañados de un aumento de los ritmos de trabajo para los choferes que queden (lo que por otra parte aumentaría aun más las enfermedades laborales).
De hecho, algo muy repetido entre los trabajadores de la UTA es que “casi no hay jubilados”. “Los compañeros se mueren antes o a poco de haberse jubilado”. Una dura realidad que la empresa solo busca empeorar.
El gran ejemplo de la Línea 60 es que no se quedan “esperando” a que venga lo peor, sino que responden de inmediato. Apenas la empresa despide al primer compañero paran por tiempo indeterminado y se movilizan al Ministerio. Si todos los sindicatos tuvieran esta actitud de responder al instante ante cada ataque, la situación argentina sin dudas sería diferente.
En cambio, las conducciones sindicales de la CGT, el moyanismo y la CTA llaman todas a “esperar al 2019” y convocan paros para dentro de un mes. |