El cinismo del Gobierno es a prueba de balas. Pero por si a alguien le quedara algún tipo de dudas Mauricio Macri volvió a dejarlo en claro esta mañana.
Con un discurso grabado, que se demoró más de una hora del horario pautado, el presidente intentó mostrarse afligido por la crisis económica y el ajuste en curso. “Sé perfectamente todas las cosas que deben estar pensando y sintiendo. Las sé porque yo también las siento. Por eso voy a explicarles por qué estamos pasando lo que estamos pasando. Por qué cuando parecía que veníamos bien sentimos que volvemos para atrás. Y les voy a hablar desde el corazón, con la verdad, como siempre lo hice y también con la convicción de que si seguimos adelante vamos a lograr esa Argentina que soñamos hace mucho mucho tiempo.”
En el momento de mayor debilidad desde que asumió reiteró en varias oportunidades que cuenta con “la fortaleza necesaria” y volvió a hacer un llamado a “seguir haciendo todos los esfuerzos para equilibrar las cuentas del Estado”.
“En estos meses se desataron todas las tormentas juntas” insistió, y pidió “no perder las esperanzas, madurar como sociedad y no seguir viviendo por arriba de nuestras posibilidades y no convivir más con la corrupción”.
“La euforia que generamos con el cambio y haber frenado el camino que nos llevaba a ser Venezuela nos ayudó a convencer a quien nos prestaba plata que nos dieran tiempo para resolver nuestros problemas estructurales en unos años, y durante un tiempo nos fue bien”, aseguró. Pero como ya se sabe, pasaron cosas.
“Cuando pensamos que se habían despejado todas las dudas sobre nuestra capacidad de cruzar al otro lado del río, pasaron cosas que volvieron a sembrar dudas” afirmó y volvió a ensayar el mismo discurso que responsabiliza por los efectos de la crisis a cuestiones “que están por fuera de nuestro control”.
La crisis en Brasil y Turquía y la batalla comercial entre China y Estados Unidos, “cambios en el mundo que no podíamos prever y que los estamos enfrentando de la mejor manera”. Y por supuesto, “el escándalo de los cuadernos” que “sin duda constituyen un antes y un después para terminar con la corrupción que tanta pobreza nos ha traído pero en el corto plazo afecta la imagen del país y genera más dudas de nuestra capacidad de conducirnos con seriedad”.
Entre las medidas anunciadas como el impuesto a las exportaciones, la reducción del gabinete y el refuerzo de algunos programas sociales, Macri pidió aseguró que “la realidad nos demostró que tenemos que ir más rápido” para justificar el ajuste y la megadevaluación. Y aclaró que “hay momentos llenos de vigor y entusiasmo pero hoy nos toca recorrer un momento difícil”.
En otro momento de su discurso se refirió al conflicto educativo que viene atravesando el país. “No es fácil, claro que no es fácil. Me encantaría que ustedes tengan todo lo que necesitan. ¿Creen que me hace feliz contar esta realidad? ¿Creen que me hace feliz no darle los recursos a la gente que más lo necesita? ¿Quién puede pensar que yo no querría pagarle a todos los profesores universitarios todo lo que piden?” Con esas palabras pareció dejar en claro que la postura del Gobierno se mantiene inalterable frente al reclamo que hoy lunes inicia su quinta semana.
Y para finalizar el discurso recurrió al manual de quienes en los momentos de desesperación apelan a las adversidades y tragedias personales buscando conmover y generar empatía: “Esta crisis no es una más, tiene que ser la última. Y sepan que no me van a encontrar del lado de los que por poder o por dinero hipotecan el futuro del país. Me van a encontrar del lado de los que dejan la vida por ustedes. Para mi no es fácil. Quiero que sepan que estos fueron los peores 5 meses de mi vida después de mi secuestro. Pero ni por un minuto dejé de hacer lo que estuvo a mi alcance para enfrentar con ustedes lo que estamos viviendo. Porque sé que el mayor esfuerzo, el esfuerzo más grande, es el que están haciendo cada uno de ustedes y sus familias”.
Y, con suspiro de por medio, remató: “Encima, aquellos que se oponen al cambio pronostican el caos para generarnos miedo y que renunciemos a este cambio profundo. Por eso más que nunca tenemos que seguir juntos hacia adelante, con la determinación de que sí se puede. Tengo la fortaleza necesaria y estoy acá por ustedes, pero los necesito a ustedes más convencidos que nunca frente a los predicadores del miedo. Necesito que los enfrenten con convicción, con alegría, con esperanza. Cambiar es crecer y crecer es enfrentar las dificultades, que a veces son inmensas y asustan”. |