Fotografía: Matías Cervilla
Ayer, 27 de febrero, murió el ex fiscal que ganara notoriedad con el Juicio a las Juntas en 1985. Hoy los medios de difusión masiva, apenas conocida la noticia, tratan de canonizarlo como el “héroe de la democracia”. Pero ¿quién era Strassera?
El entonces presidente Raúl Alfonsín, que como Presidente de la Nación era también jefe de fiscales, nombró a Julio César Strassera (quien era fiscal desde la dictadura) para que presentara las “pruebas” contra los militares.
El fiscal no tardó en legitimar esos juicios amañados donde sólo se juzgaba a los jefes de las juntas militares, dejando impune a todos los responsables del genocidio: civiles, militares y los representantes de la Iglesia Católica. El ex fiscal, además, apuntaló la teoría de los dos demonios que construyó la CONADEP a pedido del gobierno de Alfonsín, y apoyada por el Partido justicialista. Teoría que igualaba el accionar de las organizaciones guerrilleras con el aparato estatal dominado por los militares. Reduciendo el genocidio a una guerra entre bandos. Además, el fiscal de los juicios a las Juntas, apoyó la ley de Obediencia Debida que prohibía enjuiciar al 90 por ciento de los genocidas (entre los que se encontraban Astiz y Etchecolatz) durante 17 años (1987-2004).
Pero durante la dictadura, juró por las actas del Proceso que los miembros de la Junta Militar suscribieron en el edificio Libertador, el día 24 de marzo de 1976. En esos años fue responsable de archivar las causas abiertas para investigar el asesinato de cinco curas palotinos.
Bajo el gobierno de Cristina se enfrentó a los K, cuando éstos en plena disputa con el grupo Clarín los denunciara por haberse apropiado de papel prensa durante la dictadura. El ex fiscal Strassera expresó que “no existían pruebas” de que Lidia Papaleo de Graiver hubiera sido obligada, en 1976, a firmar la entrega de las acciones de Papel Prensa a Clarín, La Nación y La Razón. La corpo lo entrevistó cada vez que necesitó de sus servicios para horadar al gobierno nacional. Mientras que los organismos de derechos humanos independientes y la izquierda denunciaban al ex fiscal por colaborador de la dictadura, defensor de la teoría de los dos demonios y la ley de Obediencia Debida.
Recientemente Strassera se sumó a la polémica que abrió Mauricio Macri cuando cuestionó a la Presidenta sobre el tema del manejo oficial de los derechos humanos. El jefe de Gobierno, había dicho que si llega a la Presidencia terminará con “el curro de los derechos humanos”. El ex fiscal salió apresurado a celebrar los dichos de Macri y sostuvo "Aplaudo lo que dijo Macri, porque dijo la verdad. Es el curro de los derechos humanos” y agregó "lo que pasó con la construcción de Schoklender y Hebe de Bonafini es un curro”.
Pero lo más terrible de sus declaraciones no tardaron en llegar, Strassera habló de las violaciones a los derechos humanos que realiza este gobierno. ¿Se refirió a los miles que no cuentan con viviendas? ¿a los crímenes de los Qom?, no. Tampoco se refirió al pueblo pobre que sufre miles de penurias, y menos aun a los hijos apropiados durante la dictadura. El ex fiscal sostuvo que “hoy en la Argentina no hay groseras violaciones de derechos humanos, salvo con los militares que tienen presos. Los derechos humanos, a mi juicio, son aún para los violadores de los derechos humanos. Y resulta que un homicida violador, con 70 años de edad va a su casa y un militar con 90 años, con una enfermedad terminal, tiene que estar detenido en la cárcel. Me parece una barbaridad”. Y en esta guerra de acusaciones cada uno dejó traslucir parte de la verdad. Strassera sostuvo que “El partido hoy gobernante avalaba la ley de autoamnistía, se negó a formar parte de la CONADEP, jamás se preocuparon por los Derechos Humanos. Nunca. Jamás. Ni Néstor Kirchner ni su mujer. Y ahora vieron el negocio y ¿ahora están desesperados por los Derechos Humanos? Me parece de una hipocresía gigantesca”.
En fin, Strassera siempre se puso al servicio de la burguesía argentina. Primero colaboró con una dictadura que para conservar el poder de la clase dominante se propuso aniquilar a una clase trabajadora que desde el Cordobazo ganaba en fuerza y combatividad y después, durante el gobierno de Alfonsín, se puso a las órdenes de éste para recomponer a las Fuerzas Armadas. |