Era la tercera década del siglo XX, y el porrismo se fue desenvolviendo cambiando la tutela de las autoridades universitarias por el patrocinio de sectores gubernamentales externos a la institución educativa, Presidencia de la República y Secretaría de Gobernación, entre otros (al principio personalmente, después, institucionalmente a través de la Dirección Federal de Seguridad y la Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales).
Finalmente el Partido Revolucionario Institucional y diversos funcionarios públicos, con la complicidad de autoridades universitarias centrales (Rectoría y direcciones de bachillerato) irían conformando el fenómeno del porrismo. Con sus líderes y organizaciones resguardados por la policía y conviertiéndose en una especie de ejército de reserva del poder político, lo que aún les permite un amplio margen de impunidad.
En la UNAM es a partir de 1938 cuando el gobierno impulsará, con ayuda de funcionarios universitarios, la conformación de grupos juveniles dedicados a intimidar a la comunidad estudiantil y servir de apoyo a las autoridades, promoviéndose como una barrera de contención a la organización de grupos estudiantiles críticos.
La proliferación de estos grupos al amparo de las autoridades internas y externas en la UNAM se consolidará en los años 50´s y 60´s. Los porros como corporación-fraternidad serán los “ojos del poder político” concentrando su atención en la vigilancia particular de los activistas (profesores, alumnos y trabajadores), y de todo aquél sospechoso de alterar “la tranquilidad” en las escuelas.
En el ámbito del deporte estudiantil, la porra será una asociación de pandilleros jóvenes -algunos matriculados como estudiantes activos, muchos otros meros “fósiles”- dispuestos a defender “con el alma” a su equipo ante los integrantes de la porra de enfrente.
Esto ha llevado a que actualmente afrontemos la presencia en el Estadio Olímpico de CU de tres “barras” futboleras -emulando a las barras bravas sudamericanas- la Ultra, la Plus y la Rebel. Dos de ellas provistas por Rectoría de apoyos económicos, para viáticos y boletos. Una de las maneras tradicionales de tener materia prima para preservar sus grupos de choque.
Los comienzos
Volviendo a los orígenes, dentro de los primeros grupos de choque organizados en el seno universitario está el de la Unión Nacional de Estudiantes Católicos (UNEC) respaldada por el Arzobispado, la cual impulsó a la rectoría a Manuel Gómez Morín, el fundador del PAN. El propósito de la UNEC era combatir despiadadamente a los estudiantes socialistas, seguidores de Vicente Lombardo Toledano.
Los unésicos, que tenían una organización secreta de extrema derecha llamada Los Conejos, asaltaron las oficinas de los estudiantes socialistas en febrero de 1934 e hicieron una pira en la que quemaron los documentos y libros, incluso los muebles que ahí encontraron.
En 1935, el rector Luis Chico Goerne es el primer diseñador de un equipo institucional de guardaespaldas a través de Aurelio Ballados, el “Fóforo”, se reclutó a jóvenes jugadores de futbol americano, box y lucha, mezclándolos con una selección de jóvenes pandilleros de la periferia de la ciudad, conformando al grupo de choque conocido como “los pistoleros de Rectoría”, luego, los “Pistolos”.
El siguiente rector, Rodolfo Brito Foucher, continuará con el uso de los “Pistolos”, grupo que entonces la llamaban la “porra Bristapo” (conjunción de Brito y la sanguinaria Gestapo). Sin embargo, el Arzobispado impulsará a los “Conejos” de la UNEC, como grupo de choque contra la “Bristapo” para disputar cotos de poder en la Escuela Nacional Preparatoria y otros espacios universitarios, en el trienio 1942-45.
Así, una camada de porros universitarios se va delineando en los 40’s, misma que confluirá en 1947 con las cuadrillas de jóvenes lumpen enviadas por la Dirección Federal de Seguridad al barrio universitario y sus instalaciones para realizar labores de “espionaje político” y para organizarle a aquéllos células de choque.
Consolidación de la porra universitaria
En 1952 a la UNAM se le entregaron las instalaciones de la nueva Ciudad Universitaria, con el auspicio interesado del presidente Miguel Alemán que quería erradicar la noción de los generales en el poder mediante un “primer gobierno de universitarios”.
Luis Rodríguez “Palillo” estaba al frente de los grupos de animación y porra deportiva del equipo de futbol americano de toda la universidad. Su amistad con el presidente le proporcionaba apoyo económico para, banderines, suéteres con la “U” (el logo de entonces), ropa deportiva, y tenía buenas relaciones con los “Pistolos”, lo que le permitió avanzar hacia la institucionalización del porrismo universitario.
Al mismo tiempo las sociedades de alumnos y la Federación Estudiantil Universitaria comenzaban a recibir ayuda económica del PRI, iniciando en 1958 la compenetración del partido en el poder con las organizaciones estudiantiles y sus grupos de choque.
Así se ponía en pie una herramienta brutal del régimen para accallar el descontento estudiantil. Sucedía esto justo cuando otra estructura de control -en el movimiento obrero y con métodos similares de control represivo- el charrismo sindical, comenzaba a hacer agua y la CTM se mostraba incapaz de contener a los grandes sindicatos nacionales que se lanzaban a las calles en el bienio huelguístico 58-59, impulsado por los ferrocarrileros, telegrafistas, maestros, petroleros. |