En las últimas semanas el sindicalismo peronista empezó a salir lentamente de su período de hibernación. No era la idea, pero la “tormenta” que se le vino a Macri azotó los postigos del edificio de Azopardo y algunas sedes sindicales.
El mismo día que se derrumbaba el peso, un plenario de secretarios generales definía un paro general para un mes después. 25 de septiembre. Lejos, muy lejos. Pero mientras tanto, la que se puso movida fue la agenda de alianzas (y el libro de pases) dentro de los gremios confederados. Es que la crisis del triunvirato, pero sobre todo la del gobierno, despertaron el olfato de muchos dirigentes.
El moyanismo, que tiene experiencia en acomodarse en épocas de crisis, viene impulsando la Multisectorial 21F, donde participan como invitados las CTA de Yasky y Micheli y algunos dirigentes de la Corriente Federal que dirige Sergio Palazzo. El 16 de agosto lanzó el espacio con bombos y platillos, pero allí quedó. Durante el menemismo supo encabezar la CGT disidente con el MTA y durante el kirchnerismo dirigió la CGT oficial. Pero parece que ya no tiene la fuera para imponer condiciones. Por eso las nuevas alianzas.
Otro espacio que venía amagando es el de los gremios industriales históricos, el SMATA y la UOM. En julio hicieron una marcha juntos, con sus cuerpos orgánicos, aunque la alianza luego se disipó. Pero Pignanelli supo ganar protagonismo al invitar a Cristina Fernández de Kirchner a sentarse al sillón que un año antes se había sentado “Mauricio”. Además, le robó el power point a la CTA y sacó una serie de comunicados críticos del gobierno. Bueno, un poco al menos.
Pero en las últimas semanas, esas iniciativas dieron lugar a una más amplia. Se trata de los 60 gremios, si tomamos sus dichos, que se vienen reuniendo en la casa de los Pilotos Aéreos. Este martes almorzaron, pero en la sede del SMATA, dirigentes de 25 de esos sindicatos. Los diputados kirchneristas Walter Correa (curtidores) y Vanesa Siley (judiciales), junto a otros referentes de la Corriente Federal; Pablo Moyano y Omar Plaini (moyanistas); los anfitriones Roberto Pignanelli y Paco Manrique.
Según informa Sindical Federal, el sitio informativo de la Corriente, “en las crónicas periodísticas se mencionaba a este espacio como Grupo Lezica, calle donde está ubicada la sede de APLA. También se los etiquetaba como los “Gremios Disidentes” dentro de CGT. Finalmente, se decidió el nombre de Frente Sindical para el Modelo Nacional. Toda una declaración de principios y horizonte político a seguir”.
La definición, tan tajante, podría sorprender a algunos. Uno puede pensar que el programa “nacionalista” de 28 puntos de la Corriente no coincidiría con la alianza del SMATA con Macri y las multinacionales (Lear fue el ejemplo más brutal de la entrega que son capaces las patotas de la Verde). Ni la prudencia infinita del Pignanelli con los desafíos “combativos” de los Moyano. Incluso los diputados que consiguieron en los últimos años terminaron desperdigados en tantos bloques como tuviera el peronismo: Unidad Ciudadana, Frente Renovador, Peronismo Federal, FpV-PJ, Partido por la Educación y el Trabajo.
Pero la agenda para el próximo período va disipando dudas. Según la Corriente, desde el FSMN tienen prevista la convocatoria a un Plenario de Delegaciones Regionales de la CGT, ya que “la conducción en el diagnóstico de muchos dirigentes no cumple el rol que requiere el momento histórico”. Pero además, se reunirán con la Federación Argentina de Municipios (FAM) que lidera Verónica Magario, “para realizar un diagnóstico del presente socioeconómico y articular acciones para enfrentar a un modelo económico nefasto”. Luego será el turno de “impulsar reuniones con asociaciones pymes que están atravesando una crítica situación y con instituciones de la Iglesia católica” (Sindical Federal).
Ahí va quedando más claro. Nos acercamos más a “una declaración de principios y horizonte político”. Tal como venimos analizando, el sindicalismo peronista está más preocupado en el 2019 que en el 2018. Más pendiente de las lejanas elecciones que del saqueo en vivo y en directo que está sufriendo el pueblo trabajador.
Por ahora, la idea de “pechar” en la CGT para disputarle espacio al triunvirato parece más encaminada. Sobre cómo se alinearán en la interna peronista, el que dice que sabe miente. El Frente podría estallar de la noche a la mañana producto de la rosca entre el peronismo federal, el kirchnerismo y el massismo. La profundidad de la crisis económica y política no parece darles mucho tiempo para “desensillar hasta que aclare”.
Según el sitio de la Corriente, “la acción futura pasa por seguir articulando con otros sectores, ganar en fortaleza para conformar un gran frente que pueda impulsar un cambio profundo en las políticas que provoca el modelo económico del macrismo. Un aporte desde las organizaciones sindicales para un verdadero proyecto nacional”.
En la crónica del encuentro, en cambio, no hay mención al paro general del 25. Tampoco si discutieron pedir su adelantamiento. Simplemente porque no ocurrió.
Por ahora, esos son los principios y el horizonte del nuevo Frente. Con las pymes, la Iglesia y el PJ, se proponen contener el malestar en 2018. Y prepararse para las presidenciales de 2019. |