Innumerables cuestionamientos se abrieron por parte de los habitantes de Quintero y Puchuncaví contra el gobierno de Piñera ante la crisis ambiental que vive esta zona de sacrificio. Lo anterior se expresó en marchas -reprimidas brutalmente por Carabineros-, tomas de establecimientos y la intervención de los trabajadores de distintas empresas que se han hecho parte de las movilizaciones.
Como respuesta rápida a dichos cuestionamientos, la Superintendencia de Medio Ambiente, hace algunos días, responsabilizó a la ENAP de ser causante de la contaminación en las comunas de Quintero y Puchuncaví. A causa de esta acusación, el vicepresidente de la compañía estatal, Gonzalo de la Carrera, renunció, dejando su cargo con duras críticas a la gestión del Gobierno.
Sin embargo, días después de las declaraciones, el Gobierno no tardó en poner paños fríos a la situación y, para ello, la Ministra de Medioambiente declaró que “nadie ha centralizado la culpa en Enap (…). Todas las empresas generan episodio de contaminación”.
Mientras, el Gobierno con ENAP, se pelotean la responsabilidad de la catástrofe ambiental que envuelve a la región, quedan en evidencia los daños provocados por las empresas en las llamadas "zonas de sacrificio". En esta área, esto se ha expresado en altos números de intoxicación e inclusive posibles abortos espontáneos a causa de la nube tóxica que acorrala a los habitantes.
Por otra parte, a pesar que el Gobierno intentó armar un gran escándalo denunciando a ENAP, para luego retractarse, no ha presentado cargos contra ninguna otra empresa del lugar. Además, las cinco tibias medidas que desplegaron hace unos días buscando descontaminar las comunas, solamente son soluciones "parche" a una problemática mucho más grave.
Hoy, la oposición, principalmente el Frente Amplio ha salido a denunciar la situación buscando que el Gobierno transparente sobre lo que ocurre en el lugar realmente. Sin embargo, sigue siendo una forma de "presión parlamentaria", que no genera ningún choque real.
En consecuencia de lo anterior, es que se vuelve necesario organizar una gran resistencia ante los ataques del Gobierno empresarial, algo que ya se comienza a gestar por parte de estudiantes y trabajadores de la zona, quienes no guardan silencio por la defensa de sus condiciones de vida.
Al mismo tiempo, ante la exigencia del cierre de las industrias en la región, se vuelve vital plantear y exigir que los trabajadores no pueden perder sus puestos de trabajo, considerando que eso significaría cientos de familias en la calle sin sustento económico para vivir. Esto, entendiendo que los verdaderos responsables son el Gobierno y los empresarios que sólo buscan cuidar sus intereses económicos, como lo han demostrado desde que se inicia el conflicto. | 
