Desde hace más de 65 años el Astillero Río Santiago es parte fundamental de la historia de la clase trabajadora argentina y un símbolo de lucha de toda la región. Las ciudades de Ensenada, Berisso y La Plata crecieron a la par suya creándose fuertes lazos de solidaridad que hoy en día se mantienen más vigentes que nunca.
El astillero fue creado por decreto presidencial en junio de 1953 y durante la década siguiente se convirtió en un gigante en Latinoamérica por la cantidad de trabajadores que nucleaba y por la capacidad técnica y tecnológica que se había incorporado. De sus talleres no sólo se construyeron y repararon buques y fragatas como el “ARA Libertad”; también se hicieron grandes motores, equipos de bombeo para la industria petrolera, maquinarias para ferrocarriles y hasta se construyó el techo del Estadio Único de La Plata y las columnas de iluminación de la cancha de Gimnasia.
La producción del Astillero en sus primeros años
Sus trabajadores fueron protagonista de la resistencia al golpe gorila iniciado en 1955. Así lo demostraron en enero de 1959 cuando apoyaron con huelgas y movilizaciones la lucha de los trabajadores del frigorífico Lisandro de la Torre, quiénes resistían su privatización y restructuración tomando el establecimiento y enfrentando una dura represión. En las dos décadas siguientes fueron parte de los procesos de lucha de la zona destacándose la combatividad de sus trabajadores a pesar del histórico papel conciliador de la burocracia sindical. No es casual que el viejo departamento de Inteligencia de la policía bonaerense le haya dedicado una sección especial al astillero destinada a archivar informes sobre sus delegados y militantes sindicales.
En esta nota repasamos los momentos más álgidos de la lucha de clase que tuvo a los obreros del astillero como protagonistas. Una tradición para recordar y trasmitir a las nuevas generaciones que salen a la vida política a pelear por sus fuentes de trabajo.
La combativa década de los 70: “La Coordinadora”
A los inicios de la década de los 70 la fábrica contaba con 5500 trabajadores de planta permanente y 3000 contratados. Astillero abastecía a la Marina Mercante y de Guerra. Sus trabajadores fueron parte de los sectores de vanguardia que maduraron al calor de los importantes combates de clase de esos años, como continuidad del proceso iniciado por la Resistencia Peronista.
A la vanguardia obrera combativa que se conformó durante el “Córdobazo”, la experiencia de los sindicatos clasistas, el “villazo” y las Coordinadoras interfabriles -que surgieron en el Gran Buenos Aires en 1975-, se sumó la Coordinadora de delegados, comisiones internas y gremios en lucha de La Plata, Berisso y Ensenada de la cual participaron activamente y fueron un pilar fundamental los obreros de Astillero Río Santiago y los de Propulsora.
Astilleros por la homologación de la 14.250
Cuenta el histórico dirigente trotskista del astillero José Montes en Astillero Río Santiago. Su historia y lucha relatada por sus trabajadores que las agrupaciones más relevantes en ese momento eran la Azul y Blanca, peronista ortodoxa alineada a Victorio Calabró; la gris que era un desprendimiento de la primera, ligada al gobernador peronista de Buenos Aires Bidegain. También la agrupación Celeste con un importante desarrollo entre delegados de base que respondían a la Juventud de Trabajadores Peronista y la Marrón impulsada por el Partido Socialista de Trabajadores (PST).
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“La Coordinadora”, unía territorialmente a las comisiones internas y cuerpos de delegados y se transformó en un organismo democrático que desafiaba el control burocrático de los sindicatos. Entre otros sectores reunía a los trabajadores de Petroquímica Sudamericana-actualmente Mafissa-, delegados de Petroquímica Mosconi pertenecientes a la Uocra, la comisión interna del Hospital de Gonnet, delegados y agrupaciones combativas del frigorífico Swift de la ciudad de Berisso, metalúrgicos de Siap y Kaiser Aluminio, los trabajadores no docentes agremiados en la Asociación de Trabajadores de la Universidad de La Plata (Atulp).
Esta indomable fuerza costó a la fábrica 42 obreros desaparecidos, 200 encarcelados en distintos puntos del país, una decena de trabajadores asesinados y otros tantos exiliados.
Los 90: Resistencia frente a la privatización
Durante el gobierno de Raúl Alfonsín comienzan a sentirse los primeros efectos de la crisis en la industria naval del país. En Astillero se producen algunos buques misilísticos, pero falta ropa de trabajo, se acelera la caída del salario y se inicia luchas por aumento salarial y para recuperar reivindicaciones del convenio colectivo de trabajo de 1975, que se habían perdido durante la dictadura. Durante los años 1984 y 1986 se realizan movilizaciones, y en 1987 ocupación de la fábrica y piquetes obreros.
Para esa época el número de trabajadores se redujo a 2700 y producto de la crisis hiperinflacionaria -la primera en 1989, durante el gobierno de Alfonsín y luego, en 1990 bajo el gobierno de Carlos Menem- se suspenden los trabajos y Astillero se paraliza por completo. El gobierno menemista, como parte de la “reforma del Estado”, iniciaba su intento de vaciamiento, como paso previo a la privatización de la fábrica.
El gobierno pudo imponer los retiros voluntarios- despidos encubiertos, que aceptaron 1100 trabajadores- frente a la desmoralización y desesperación que empezaba a sentirse entre los obreros. La resistencia que sostuvieron los 1600 obreros que se quedaron en la fábrica no podía usar como herramienta de lucha la huelga, ya que la fábrica estaba paralizada. Cuentan los trabajadores que fichaban en la entrada, limpiaban su lugar de trabajo y esperaban la hora de salida.
“Ensenadazo”
En este escenario surge la movilización callejera y la necesidad de coordinar con otros trabajadores a nivel local. Así surgió el Plenario Zonal de Delegados, activistas y trabajadores, en agosto de 1990; reclamaban salarios dignos, rechazaban las privatizaciones, los despidos y las suspensiones y exigían la reactivación de las empresas de la zona. Dicho Plenario convocaría, el 20 de septiembre una gran jornada de lucha, que ha quedado inscripta en la memoria colectiva, como el “Ensenadazo”. Las instancias de organización avanzaron y retrocedieron en función de las maniobras del gobierno y el sindicato. En 1992 los obreros retoman las movilizaciones -aunque aislados-, como las recordadas marchas a la Bolsa de Valores y a la Sociedad Rural, realizándose otras 20 marchas más en el transcurso del año.
La ocupación del grupo Albatros y Prefectura
El gobierno decide atacar a los trabajadores ocupando la fábrica con el grupo Albatros y la Prefectura, durante 45 días. Los obreros responden con carpas en la puerta de ingreso para que no pueda retirarse material ni maquinaria; organizaron una campaña de solidaridad junto a los estudiantes universitarios y tenían la disposición de ingresar a la fábrica a cualquier costo. La decisión de los obreros fue tal, que a los tres días de iniciada la ocupación “Los Albatros” abandonaron la fábrica.
En 1993 Menen y Duhalde acuerdan la provincialización. Esta transferencia preparaba el terreno para la privatización, que incluía el despido de 800 trabajadores, pero que en los obreros había despertado ilusiones de reactivación, mientras el gremio ATE va detrás de los acontecimientos. Para poder avanzar con la transferencia el gobierno necesitaba liquidar el Cuerpo de Delegados; en septiembre de 1995 Duhalde ataca despidiendo 200 obreros y más tarde 13 delegados, entre ellos los más combativos. Los trabajadores respondieron con marchas en el interior de la fábrica, carpas en el ingreso, paralización de la producción y unidad con los contratados -que se pusieron al frente de la lucha-, y exigencia a ATE. Finalmente logran la reincorporación de los delegados, pero el tiempo demostrará que la eliminación del Cuerpo de Delegados, había sido parte del acuerdo de negociación entre el gobierno y Victor De Gennaro. En 1996 ATE convoca a elecciones de Junta Interna por lista sábana, terminando “vía democrática”, con los delegados por sección, donde los obreros eran elegidos en forma proporcional al número de trabajadores.
En ese año la fábrica contaba con 1100 trabajadores y 300 contratados. Eliminada la organización de los trabajadores, el gobierno ataca despidiendo a los contratados, lucha que es derrotada. En 1998, se retoman las luchas salariales, por el pase a planta de los trabajadores que habían ingresado luego de los despidos, por la recuperación del cuerpo de delegados y por las condiciones de trabajo -que por falta de seguridad había provocado la muerte de un obrero contratado-.
2001: La Asamblea Regional
En el año 2001 los trabajadores de Astillero impulsan la conformación de la Asamblea Regional, espacio de organización antiburocrática que fue protagonista de las Jornadas del 19 y 20 de diciembre a nivel regional y fueron brutalmente reprimidos durante la movilización del 19 de diciembre. Durante el 2002 y 2003 siguen las luchas por recomposición salarial y el pase a planta de contratados, logrando mejoras con relación al resto de los trabajadores estatales. En 2004 logran recuperar el Cuerpo de Delegados por sección, ganando las elecciones internas, lo que constituyó un primer síntoma de recomposición obrera; en este momento la fábrica contaba con 2322 obreros de los cuales aproximadamente 500 eran contratados y becarios de la Escuela Técnica.
Hoy, como ayer, Astillero retoma la lucha contra el intento de vaciamiento de Vidal
Hace cinco meses que el gobierno provincial de María Eugenia Vidal tiene paralizado el Astillero por falta de inversión, que deriva en falta de insumos para finalizar dos barcos: el Juana Azurduy y el Eva Perón, contrato que fue realizado con Venezuela.
Hoy nuevamente se enfrentan al plan del gobierno de desfinanciar, desmantelar y privatizar el astillero. Pero enfrente están los obreros que hoy trabajan allí rodeados de la solidaridad y el apoyo de la población de Berisso y Ensenada. Son quiénes continúan la tradición de lucha, organización y resistencia que pasó de generación en generación durante décadas, siendo la Agrupación Marrón parte consciente de este legado. Esta fuerza enorme fue la que permitió que el ARS sea la única empresa estatal que nunca pudo ser privatizada.
Una nueva generación de luchadores enfrentando el vaciamiento de Vidal y Macri
Frente a los embates de los distintos gobiernos, vienen de enfrentar la campaña mediática del grupo Clarín -a través de su periodista estrella, Jorge Lanata- la represión y los atropellos del gobierno. Por eso preparan para este 12 de septiembre -Día de la Industria Naval-, una jornada nacional de lucha en defensa de Astillero Río Santiago y todas las luchas en curso. Se realizarán cortes de ruta, paros, y la exigencia a las centrales sindicales de la CGT y CTA la continuidad de esas medidas con un paro activo nacional y un plan de lucha para derrotar el ajuste del FMI, Macri y los gobernadores.
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