POR LA DEMOCRACIA DE LAS ASAMBLEAS Y LA LUCHA UNITARIA CONTRA EL AUTORITARISMO UNIVERSITARIO
Estamos ante un nuevo fenómeno juvenil. Desde hace años que en el movimiento estudiantil no surgía una movilización y voluntad de organización tan grande. Para fortalecer esto es necesario conquistar la más fuerte unidad y masividad, además de alentar la más amplia democracia en el movimiento. Ante ello, la negociación por separado del pliego petitorio del CCH Azcapotzalco es una maniobra de la rectoría y un llamado de alerta para que la asamblea interuniversitaria del día de hoy avance en la discusión de dos cuestiones fundamentales.
Un pliego petitorio que unifique la lucha del movimiento estudiantil
El rector de la UNAM, es la cabeza de una estructura autoritaria y antidemocrática en la universidad, que requiere de la represión y el porrismo para someter y mantener pasivo al movimiento estudiantil. Graue -a quien eligió una junta de “notables” a espaldas de la comunidad universitaria-, es el principal responsable político de lo ocurrido el 3 de septiembre. Éste no fue el primer ataque porril durante su gestión.
Ni será el último, si se mantiene intacto el régimen universitario. Hay una justa aspiración de cambio que recorre la universidad. Somos cientos de miles los que estamos hartos del autoritarismo; pero eso no va a cambiar si Graue continúa en la rectoría. Por eso, decenas de miles de estudiantes paramos nuestras escuelas y salimos a las calles para exigir ¡Fuera porros de la UNAM!, pero también ¡Fuera Graue! y la democratización de la universidad.
Ahora, prometiendo “el oro y el moro”, buscan dividir y desactivar esta lucha porque saben que amenaza sus privilegios y cotos de poder, que están al servicio de los planes de privatización y elitización de las universidades dictadas por los grandes empresarios y los organismos financieros internacionales. El rector recibió el espaldarazo del presidente electo, quien llamó a confiar en las autoridades universitarias y a no “desestabilizar” la UNAM, preocupado porque el ejemplo de los estudiantes aliente la lucha de otros sectores obreros y populares.
Los estudiantes podemos triunfar, con nuestra organización y movilización independiente de las autoridades universitarias y el gobierno, así como de los partidos e instituciones del régimen. Eso pasa, en primer lugar, por conseguir el castigo para los responsables materiales y políticos de la agresión a nuestras compañeras y compañeros el 3 de septiembre.
Por eso, debemos insistir en la renuncia de Graue, que debe ser un objetivo central de nuestro pliego petitorio. Pero no para que sea designado otro rector igual o peor.
Sino para lograr que nuestras autoridades sean elegidas democráticamente por el voto directo de toda la comunidad. Esta es una discusión que hace a muchas otras universidades en su forma de gobierno. Hoy es clave que, con la autoorganización y la movilización combativa, luchemos por una verdadera democratización de las universidades y en defensa de la educación pública y gratuita. Lo que implica enfrentar unificadamente las medidas privatizadoras de las últimas décadas, abrir las puertas de la UNAM y las demás universidades a todos y todas y ponerla al servicio de los trabajadores y del pueblo.
Junto a ello, es indispensable retomar como parte del pliego la lucha contra la violencia hacia las mujeres, en primer lugar la lucha contra el feminicidio, así como la demandas que han recorrido América Latina con la marea verde, sumando la demanda por el derecho al aborto libre, legal seguro y gratuito.
Un funcionamiento democrático de la organización del movimiento estudiantil
Esta lucha tiene a su favor la gran voluntad de organización demostrada en las asambleas, donde se expresaron estudiantes, académicos y trabajadores de base.
Muestra de esto es la gran afluencia de gente que hubo en la pasada interuniversitaria. Para que el curso de este movimiento se base en una organización democrática, el acceso a las asambleas interuniversitarias debe ser abierto, para lo cual debemos garantizar las condiciones logísticas. Quienes participamos de este movimiento debemos ser parte de los debates que decidirán su curso. Y tener la posibilidad de asistir a las asambleas, corroborar que sus delegados lleven la voz de las asambleas sin pasar por encima de sus resolutivos y poder participar de la discusión. En ese sentido, un principio esencial de la democracia y la unidad del movimiento estudiantil es que todas y todos los compañeros, colectivos y organizaciones puedan participar libremente, sin ningún tipo de exclusiones.
Otro aspecto central para el funcionamiento democrático es la rotatividad y revocabilidad de los delegados y que estos se atengan exclusivamente a votar de acuerdo al mandato de su asamblea. Las propuestas hechas por otras escuelas en la asamblea Interuniversitaria deben ser planteadas en las asambleas locales para aprobarlas, o no, en la siguiente asamblea general. Lo que proponemos es retomar el modelo que puso en pie el CGH (que se nutrió del heroico movimiento del 68), que permitió la más amplia participación y permitió sostener el movimiento y evitar la imposición de cuotas.
No podemos replicar ejercicios antidemocráticos: restringir la participación a sólo los delegados, y no dejar que el resto de la comunidad se exprese, es coartar la posibilidad de que mayores sectores de estudiantes, trabajadores y académicos se integren. De igual forma, nuestros representantes son parte de la base: deben llevar y respetar su mandato.
A partir de eso, las resoluciones que tome la asamblea interuniversitaria deben ser por el principio de mayoría simple, contando exclusivamente los votos de las asambleas de las escuelas que tengan resoluciones sobre los puntos en discusión. Eso es un principio fundamental para mantener el carácter democrático del movimiento y abonar a su masividad y su unidad.
AGRUPACIÓN JUVENIL ANTICAPITALISTA (14/9/2018)
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