Es periodista. Como a decenas de personas la Policía lo “cazó” el 1° de septiembre de 2017 tras la marcha por Santiago Maldonado. Fue sobreseído. Ahora la Cámara de Casación anuló su sobreseimiento y el de dos colegas.
En el preciso momento en que lo llevaban detenido le sacaron una foto, junto a su compañero Juan Mourenza. En la imagen parece que ríe, pero no. Ezequiel Medone (31 años, trabajador de prensa del Colectivo DTL y de Antena Negra TV) estaba gritando mientras intentaba zafar del policía que lo había apresado.
Medone fue uno de los cuatro procesados por intimidación pública y resistencia a la autoridad a quienes la Cámara Federal sobreseyó. Pero esta semana se conoció un escandaloso fallo de la Cámara de Casación que anuló su sobreseimiento, el de Juan Pablo Mourenza y el de Paola Barriga Montero.
Con el voto de Liliana Catucci y Eduardo Riggi (Carlos Mahiques votó en contra) el máximo tribunal penal resolvió revocar el fallo favorable para tres de las 31 personas detenidas tras la multitudinaria marcha del 1° de septiembre de 2017 en la Ciudad de Buenos Aires, al cumplirse un mes de la desaparición forzada de Santiago Maldonado.
La Cámara mantuvo el sobreseimiento de Carlos Ardila Guerra, el cuarto periodista imputado.
El año pasado el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi había procesado a casi todas las personas detenidas aquella noche. Pero tras la apelación de las defensas el 6 de diciembre de 2017 la Cámara Federal revocó su decisión con duros términos, a partir del análisis de las fotos y videos que demuestran que no se cometieron tales delitos, disponiendo la falta de mérito para procesar a la mayoría y, en el caso de la trabajadora y los trabajadores de prensa, decretó su sobreseimiento.
El fiscal de Cámara, Germán Moldes, interpuso entonces un recurso de casación que fue sostenido por su par de Casación Raúl Plée, en el que calificó a los imputados como “Iracundo tropel (…) canallas y facinerosos, bestias, horda vandálica (…) con altas dosis de ‘travestismo’, a quienes tocó esa vez asistir disfrazados de fotógrafos (…) tal vez, en la próxima les toque el papel de Arlequín, Colombina o El Zorro”, entre otra cantidad de improperios.
Ahora la Cámara tiene que volver a pronunciarse y seguirá la instrucción de la causa, en la cual la mayoría ya tiene falta de mérito.
“Medo” (así le dicen a Ezequiel Medone) trabaja en radiodifusión, estudió periodismo y en 2002, a instancia de algunos profesores de la facultad, conoció los medios alternativos.
Luego de las tomas en Ciencias Sociales de la UBA, en 2008, gestó un programa de radio y comenzó a militar en DTL (que no es una sigla sino que viene de De la TeLe) organización con la que hacen apoyo técnico a las radios comunitarias. En 2009 comenzó a participar en Antena Negra, que era canal 4 en Capital.
Su tarea varía según la necesidad del momento: edición, programas de música, informativos y en ocasiones una cobertura en vivo, como la del 1° de septiembre del año pasado cuando Santiago Maldonado aún estaba desaparecido y una multitud había reclamado por él en Plaza de Mayo.
Medone relata que habían pensado hacer una cobertura en conjunto con la Red Nacional de Medios Alternativos (RNMA) y con medios de El Bolsón. “Había muchas marchas ese día, había pasado solo un mes, tenía ganas de marchar así que sólo saqué fotos durante la movilización, había otros compañeros cubriendo”, recuerda en diálogo con La Izquierda Diario.
¿Qué pasó ese día?
Nos enteramos que estaba picante adelante. Estábamos en un departamento en Moreno y 9 de Julio. La marcha ya había terminado, iba camino a Almagro cuando me enteré que estaban reprimiendo fuerte. Llegué hasta Medrano y Corrientes pero me volví.
Con Juan (Mourenza) fuimos a mirar adelante, se veían detenidos, nos fuimos para reunirnos con los de Antena con chalecos para poder cubrir resguardados. Hicimos unos videos en 9 de Julio y Avenida de Mayo, cuando la Policía hizo detenciones dentro de una pizzería, y empezamos a hacer una transmisión en Facebook para la RNMA.
Encontramos a otros compañeros y compañeras de medios alternativos que conocíamos. Fuimos averiguando a dónde llevaban a los detenidos. A medida que la Policía avanzaba retrocedimos hacia Congreso por Avenida de Mayo. Cuando llegamos a Santiago del Estero se metieron a correr a alguien y quedamos por detrás de la línea policial, por la vereda, en San José, donde está el puesto de diarios.
Nos dimos vuelta y quedamos de frente con la Policía, que se estaban llevando detenida a una chica que filmaba. Empezamos a gritar que solo estaba filmando, estábamos con otros medios, La Nación +, Canal 9. Fue un forcejeo con la Policía y nos terminaron llevando a los tres, a Juan, a la chica y a mí.
Los policías se nos tiraron encima. Uno me dijo que le pegué, le respondí que no, discutimos, pero me detuvieron igual a los golpes. Si tratan de reducirte vos tratás de soltarte. Intenté agarrar el celular para seguir transmitiendo, pero fue imposible. Me metieron en un camión y ahí estuve unos veinte minutos. Por suerte estaban los compañeros que conocemos de la calle, se acercaron y empezaron a agitar para que nos soltaran.
También conocíamos a María del Carmen Verdú, que ya había sido abogada de un compañero nuestro en el caso de la Sala Alberdi. Teníamos cierto recorrido conjunto con Correpi. Ella pidió hablar con el jefe del operativo, un minuto y medio y nos llevaron.
¿A dónde?
A la comuna 15, en Chacarita. Nos revisó un médico, nos pusieron en celdas individuales hasta definir nuestra situación. Hablamos con una persona de la Defensoría del Pueblo, pero cuando le estábamos diciendo que nuestra abogada estaba afuera y que avisaran a nuestras familias vino un policía y le dijo que se tenía que ir porque estábamos incomunicados.
Recién a las siete de la mañana nos dijeron que íbamos a declarar el lunes. Esa noche sentí que estaban todos mis compañeros, mi sindicato y mi abogada afuera, no sabía que me podían tener incomunicado todo un fin de semana. Luego entendimos que fue porque nos metieron una causa por intimidación pública, como si fuéramos terroristas, y en la justicia federal, con penas más graves y más vinculado al poder político.
Estuvimos ahí desde viernes a la noche hasta el domingo a la madrugada. El sábado vimos la conferencia de prensa en la puerta de la comisaría, que la pasaron por TN. Al final se adelantaron las declaraciones para el domingo. Sentimos que todo lo que estaba pasando afuera estaba teniendo resultado. Nos llevaron el domingo a las siete a Comodoro Py. Y recién a las 14 declaramos.
¿Alguna vez habías estado detenido?
No, nunca. En Comodoro Py hacía un frío tremendo. Aunque fueran pebetes de jamón y queso, algo comimos. Peor las pasaron las compañeras, que las hacían esperar para ir al baño y no les daban agua cuando pedían.
Llegamos a estar dieciocho en la misma celda. Recién cerca de las diez de la noche nos avisaron que nos excarcelaban pero desde Lugano, donde está la brigada de Investigaciones de la Federal. En cada traslado teníamos que hacer todos los trámites de nuevo, entregar las cosas, nos tomaban las huellas, nos veía el médico. Salimos recién a las cuatro de la mañana.
¿Cómo se vio alterada tu vida con todo esto?
Todavía tengo que ir a Tribunales a firmar cada mes, para mostrar que estamos acá. Tratamos de llevar con normalidad nuestra vida, pero tenemos vedada la posibilidad de cubrir ciertas movilizaciones porque ya nos pasó que nos detengan sin hacer nada. Con un proceso judicial abierto antes de soltarte preguntan al juez de nuestra causa.
Nos condiciona porque si en una marcha pasa algo nos tenemos que ir. Solo pudimos trabajar tranquilos entre el 6 y el 20 de diciembre, estuve sobreseído así que pude ir a cubrir.
¿Tampoco tienen las herramientas para trabajar?
No. El mismo juez (Martínez de Giorgi) nos secuestró a Antena los equipos, empezamos a transmitir en un canal liberado para TV digital, el canal 20, y nos cayó la Policía a secuestrarnos los equipos por una denuncia de Prosegur, porque decían que para la seguridad de las alarmas de los bancos usaban esa frecuencia. Nos metieron una denuncia por interferencia de las comunicaciones.
Desde ese momento todo lo tienen ellos, no pudimos volver a salir al aire. Cuando lo tengamos vamos a buscar un lugar en el dial sin problemas, supuestamente no debía haber nada ahí, pero veremos de ubicarnos. Nos seguimos considerando un canal de televisión, que ahora producimos para redes. Todos estos episodios nos silenciaron bastante.
¿Qué pensás de los sucesivos episodios como el que viviste?
Tiene que ver con la política económica actual, que necesita sí o sí de un disciplinamiento a quienes se manifiestan de cualquier manera. En ese momento, dos días antes, fue el secuestro de banderas en Córdoba en allanamientos a organizaciones sociales. Y también esas semanas fue que los maestros no podían hablar de Santiago Maldonado en las escuelas, y el Gobierno armando todo un mecanismo burocrático para poder denunciarlos.
Además hay una cuestión muy tremenda, que es que este gobierno hace campaña con esto, dicen ‘miren como reprimimos, estamos ordenando este país’. Una compañera me decía que la causa es un mamarracho y que sería más fácil que se la saquen de encima. ¿Por qué insistir en procesarnos e ir a un juicio? Creo que es porque no quieren dejar ni un lugar sin disciplinar, ni una grieta. No somos los únicos que el año pasado fueron acusados de intimidación pública. A muchos nos falsean las actas judiciales para decir que estuvimos donde no estuvimos y que así nos quepa esa figura. No quieren dejar ningún precedente para conceder nada.
Las organizaciones que firmaron el comunicado que repudió el fallo de la sala III de Casación, como Sipreba, RNMA, Bloque de Trabajadoxs Migrantes y Correpi, hablan de un “estado de excepción” en materia de libertades y derechos democráticos. ¿Coincidís?
Sí. De hecho tenemos discusiones sobre si esto es o no lo mismo que una dictadura, o es un gobierno con métodos dictatoriales. Es un estado de excepción porque no hay garantías y el Estado sale a apoyar a quienes matan por la espalda. Es una locura, me supera la impunidad con que se están manejando. A un policía que mata un pibe por la espalda lo reciben en la Casa Rosada, pero hasta ahora no vi que hayan tomado alguna iniciativa por el secuestro y torturas a la maestra de Moreno. Es todo muy desigual.
¿Qué sentiste cuando el fiscal Moldes dijo que eran bestias y que se disfrazaban de fotógrafos, entre otros insultos?
Mucha bronca, porque todo volvía a empezar cuando habíamos logrado demostrar que no tenía sentido este proceso en nuestra contra. Y por las barbaridades que dice, no hubiera esperado que un fiscal tuviera un estilo lanatesco y provocador, que deja mucho que desear.
Genera risa, porque el planteo es ridículo. Y bronca, porque nos está ninguneando. Entendí que fuimos los que tenía a mano para hacer una declaración más política suya, creo que aprovechó nuestro fallo para decir lo suyo justo luego de las grandes movilizaciones del 14 y del 18 de diciembre. Tenía que salir a decir que la gente que protesta debe quedar presa.