La semana anterior inició con la perspectiva de una negociación entre las direcciones sindicales y el gobierno, sin embargo esos encuentros no produjeron ningún acuerdo aún, en medio del secreto que mantienen ambas partes sobre los temas a tratar. Las negociaciones se han hecho con la mediación de la Iglesia Católica y del Frente Amplio, ambos emitieron criterios sobre la necesidad de un diálogo en paz social, para aminorar el impacto de la huelga en el país que ingresa en su tercera semana.
Según encuestas del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica, tan solo el 14% de la población apoya la aprobación de la Reforma Fiscal en la Asamblea Legislativa, mientras el 65% está por una negociación buscando una reforma “más justa y progresiva” y el 21% consideran que se debe retirar la Reforma de agenda legislativa. Un 86% de la población se manifiesta contra la política privilegiada del gobierno, es decir, la actual Reforma.
Ante este grado de debilidad política, el gobierno ha optado por represión en las zonas periféricas del país, donde hubo decenas de detenidos que son amenazados por las autoridades de quedar bajo proceso judicial. Esta política de atemorizar ha surtido efecto en algunos sectores de la huelga, que han adoptado posiciones más conservadoras respecto de la necesidad de tomar la calle como una medida válida que acompañe el paro.
Por otro lado, en la medida en que el gobierno tomaba aire con la “negociación”, sectores de derecha comenzaron a aparecer en redes contra la huelga y llamando a tomar el trago amargo -de cicuta para sectores de la clase trabajadora- de la Reforma Fiscal. Sin embargo el apoyo a la huelga no ha disminuido, lo que han disminuido son las encuestas tratando de ocultar el claro apoyo a la medida de lucha por parte de la mayoría de la población.
El próximo miércoles 26 se planea una nueva acción de fuerza de los trabajadores en la capital, San José. Una segunda marcha nacional, que se espera, sea mayor que la realizada 15 días atrás. Esta marcha podría modificar el ambiente político que se instaló con la “negociación”, fortaleciendo aún más la huelga.
Dos hechos significativos además empiezan a desarrollarse: por un lado la aparición del movimiento estudiantil, en especial los estudiantes secundarios, un componente fundamental en la derrota del Combo del ICE hace 18 años. Por otro lado la aparición de la columna vertebral de los estudiantes universitarios: los estudiantes de la Universidad de Costa Rica ya han lanzado convocatoria para marchar el martes 25 y el miércoles 26.
En este sentido, la marcha del 26 podría unificar en las calles a todas las fuerzas que derrotaron la contrareforma que impulsa el gobierno, con una fuerza más grande que durante el propio Combo y el TLC. Si eso sucediera, se habría entrado en un terreno enteramente nuevo, pues está correlación de fuerzas durante las dos últimas décadas suponía a la clase media -representada hoy en el partido de gobierno- en el mismo lugar que los trabajadores e incluso de dirigentes. De darse esa situación y si no hay acuerdo entre las direcciones sindicales y el gobierno, el conflicto podría escalar en radicalidad hacia los extremos, como lucha de clases. | 
