En pleno auge del “Mes de la diversidad”, donde el Estado se “pone la camiseta” de colores a favor de la inclusión de las distintas familias que bajo su consideración clasifica de diversas, donde se engloba a las mismas bajo una etiqueta multicolor, con el objetivo primario de focalizar una discurso y una política basada en una aparente inclusión, pero que no tiene una intención real de eliminar la discriminación en su máxima expresión, logramos sorprendernos con una acción estatal que a primera vista podemos definir como contradictoria. Siguiendo el márketing alrededor de “Uruguay Natural”, parece que a la ministra Kechichián le parece muy natural el discurso de odio de estos sectores.
El Ministerio de Turismo ha decidido declarar de interés turístico nacional el II Congreso Nacional Sudamericano por la Vida y la Familia organizado por el Pastor Jorge Márquez, líder de la iglesia Misión Vida para las Naciones.
Para entender un poco mejor la ironía de esta declaración, habría que comenzar por un pantallazo general de cómo funciona Misión Vida y de lo que se pretende a través de este Congreso Nacional Sudamericano, que por lo visto amerita estar calificado con el logo de “Uruguay Natural”.
Esta institución tiene una carta de presentación que muestra escasos niveles de credibilidad, dado que se catalogan como iglesia, pero al mismo tiempo alegan tener el objetivo de generar un impacto social con los principios cristianos, pero de manera no religiosa. Admiten promover el mensaje de Cristo, al mismo tiempo que se vincula al ateísmo con los altos niveles de divorcios y suicidios en Uruguay. Es casi imposible, creer que no existen fines religiosos por parte de Misión Vida, porque evidentemente los valores de familia que buscan inculcar son propios del cristianismo y no importa cuánto intente disimularse esto es claro.
En el prontuario del “simpático” Pastor Márquez aparecen declaraciones televisivas donde afirmaba que “el lobby gay patrocina el sexo con menores y animales”, haciendo referencia a la guía de educación sexual integral para las escuelas. Márquez también está investigado por su participación financiando la campaña electoral de Verónica Alonso, pre-candidata del Partido Nacional, por la cual Álvaro Dastugue (yerno de Márquez) accedió a la Cámara de Diputados. En la investigación aparece que Misión Vida y el Proyecto Beraca financiaron la impresión de listas de Alonso, y que los jóvenes internos de Beraca “trabajaron” (claro, sin recibir un peso) en la campaña de la actual senadora.
Pastor Márquez con la Senadora Alonso y Dastugue
Pero no es únicamente el Pastor Márquez quien logra dejar en claro cuál es el carácter de este congreso. La amplia batería de invitados, permite vislumbrar la orientación de las temáticas y reafirma la hipocresía de declararlo de interés turístico cuando en paralelo se dice intentar concientizar sobre la necesidad de inclusión de las distintas identidades diversas. Entre ellos encontramos por ejemplo a Agustín Laje, periodista, politólogo y autor de “El libro negro de la nueva izquierda” que tantas controversias despertó en el movimiento feminista y en los grupos LGBT+ que se manifestaron fuertemente en la presentación de dicho libro, la cual tuvo lugar en el edificio anexo del parlamento el pasado mes de abril. Una charla que marcaba una postura de rechazo hacia la llamada “ideología de género”, donde se agraviaba fuertemente a las personas LGBT+ y organizada a su vez por Varones Unidos junto con “A mis hijos no los tocan” quienes ya habían demostrado sus intenciones provocativas durante la marcha del 8M al sostener carteles con el dicho de “femenina si feminista no” al costado de la marcha.
Se presentarán casi 15 expositores (entre ellos solo una mujer) de toda Latinoamérica que compatibilizan en su discurso ultraconservador, donde se pretende una “reforma moral” y restaurar los conceptos tradicionales de la familia a través de la defensa de la misma como núcleo de la sociedad, junto con la defensa del bien superior de los menores y la imposibilidad de alienar el derecho de los padres (punto en el cual se apoyan estos grupos anti derechos a la hora de frenar iniciativas tales como la ley trans o el intento de implementación de una educación sexual integral en los centros educativos). Pero es realmente impactante que todo este panorama se articule con una pretensión de mantenimiento del Estado Laico, intentando desdibujar las verdaderas intenciones que existen detrás de la confluencia de estas distintas organizaciones y oradores.
Peor aún es la doble moral que podemos presenciar desde el Estado y principalmente desde el Frente Amplio, quienes se jactan de promover la diversidad de familias, la no discriminación y la inclusión, mientras en el mismo mes que se encargan de denominar como “Mes de la diversidad”, declaran como interés turístico a una actividad donde se reivindica la opresión hacia las mujeres, así como los daños psicológicos hacia la población LGBT+, la negación hacia las familias diversas y una larga lista de limitación de derechos que podría continuar.
Ante esto, la Ministra de Turismo Liliam Kechichian expresó ante La Diaria que la declaración de interés turístico nacional no se concede “sólo a las cosas con las que estemos de acuerdo” , que no comparte el contenido del congreso y que "si alguien quiere hacer otro congreso (en respuesta), perfecto", pero que "si ellos existen y cumplen con lo que se requiere para declarar de interés turístico, lo tengo que hacer”, ya que para la declaración se evalúan “las formas y no el contenido”. Mostrando una enorme apatía y un único interés por lo burocrático del asunto.
Creyendo que lo relevante es darle un lugar a las distintas formas de pensamiento, sin entender que aquellos que promueven un pensamiento intolerante, de persecución y de odio, no deben ser beneficiarios de una tolerancia, y mucho menos desde el aparato estatal.
Entendemos que existe una fuerte negligencia, que deja en claro que al Estado no le interesa realmente la reivindicación de derechos, sino mantener la cercanía con las diferentes posturas en torno a temas que son centrales (como ocurre con la ideología de género o la diversidad) como estrategia política y más aún ahora, de cara a las próximas elecciones donde se intenta no perder estabilidad y aumentar las bases de sustentación hacia un nuevo gobierno del Frente Amplio.
Siempre se apela a lo mínimo, y quedó demostrado en el caso de Maldonado, donde la Junta Departamental también decretó la actividad de interés departamental por unanimidad, y una vez que llegaron las críticas y el repudio el edil del Frente Amplio Washington Martínez confesó que no se había leído realmente de qué trataba dicho congreso y como el nombre parecía confiable se votó, porque uno “no va a estar buscando por debajo de la piedra para ver dónde viene el tema”. Es evidente que en esta sociedad, encontramos cada vez más dificultades para que haya una comprensión crítica de los temas y problemáticas que nos rodean. Hay una necesidad de que las personas asimilen y disciernan la información correctamente, pensando con objetividad ante que nos enfrentamos. Pero resulta utópico creer que esto puede ir en mejora, cuando desde el gobierno, se engrandecen actividades que promueven odio, porque no hay un interés real, siquiera para leer de qué va el asunto. Así de impresentable.
Entonces, tenemos la responsabilidad de desarrollar un pensamiento crítico ante esta situación que se nos presenta, y esto empieza por comprender que independientemente de un doble discurso, también estamos ante una cuestión mercantilizadora, donde lo que se busca es justamente la obtención de números, de “turistas”. Ante un panorama complejo después de la devaluación en Argentina y Brasil que puede llevar a una reducción drástica de la llegada de turistas al país.
Entonces así como el Ministerio de Turismo, ha sabido acoplarse al panorama inclusivo, “pro diversidad” con fines de incrementar la actividad turística posicionándose como un país “gay friendly”, en esta ocasión, amplía sus horizontes, buscando atraer otro tipo de “turistas” a raíz de este congreso y la declaración del mismo como interés nacional. Entonces en última instancia debemos recapacitar que no existe únicamente una contradicción, sino un interés mercantil, propio de un Estado capitalista, que viene buscando lucrar con nuestras identidades sexuales y ahora lo hace con quienes están en contra de la diversidad de las mismas. Es una política basada en el pragmatismo de gestión sin importar lo que se gestione ni a qué costo.
Por último, es necesario que comprendamos la dimensión del poder de estos grupos religiosos, que son financiados por entidades y fundaciones norteamericanas, lo que implica una intromisión imperialista per se cada vez más creciente. Que busca un acomodamiento a través de las religiones para formar fracciones sociales que luego evolucionen hacia partidos políticos organizados, con la intención de ir ganando cada vez más poder, como ocurre con el caso de Brasil. Lógicamente, estas fracciones sociales, juegan con la falta de formación y la necesidad del pueblo, captando a los sectores menos favorecidos con un discurso que proyecta una cierta esperanza liberadora, cuando de fondo es una estrategia para seguir reproduciendo la opresión ya existente, pero a través de diferentes actores.
Es nuestra obligación como sociedad, enfrentarnos a estos grupos de poder que perpetúan la exclusión, y oponernos a un estado que capitaliza a través de nuestra sexualidad, pero que también lo hace limitando nuestros derechos.