El tribunal supremo de Brasil falló el miércoles que 3,4 millones de personas no podrán participar en las elecciones programadas en octubre debido a que no registraron sus huellas dactilares ante las autoridades. El número de personas que no podrán votar es muy similar a la diferencia de votos con las que Dilma Rousseff (PT) le ganó la segunda vuelta, de las presidenciales en 2014, a su adversario Aécio Neves (PSDB).
En una nueva violación de los derechos de millones de personas, la decisión del tribunal afecta especialmente a los habitantes del Norte y Nordeste del país, un 54% de los impedidos de votar, donde el Partido de Trabajadores (PT) tiene un importante apoyo. La mayoría de los ministros del STF (7 a 2) determinaron que el 2,4% de los votantes no podrán votar, siendo que cerca de 1,5 millones son de siete estados del Nordeste.
El Tribunal Superior actúa como verdadero árbitro decidiendo quién podría o no votar, luego de haber ratificado la prisión de Lula que abrió la puerta al Tribunal Electoral para vetar su candidatura. En virtud de los chantajes golpistas de las Fuerzas Armadas, los diversos actores del poder judicial golpista, quieren borrar cualquier vestigio de soberanía popular en esa democracia capitalista arruinada.
El argumento de los jueces para fallar contra el pedido que habilitaría a millones de personas a votar es que: generaría "un caos" en las elecciones para registrar a esas personas nuevamente, ya que están con su título de elector cancelado por el Tribunal Superior Electoral (TSE). Una cuestión administrativa y organizativa tiene más importancia que el elemental derecho supuestamente garantizado por la democracia capitalista, el de votar en las elecciones.
En algunos estados el porcentaje de personas que no podrán votar alcanza el 10%. Muchos brasileños ni siquiera saben de la necesidad de realizar un registro biométrico y serán notificados de que no pueden emitir su voto el mismo 7 de octubre, día de la elección, cuando se presenten en las urnas.
Una vez más una casta judicial, que la población no tiene derecho a elegir, interviene sobre el derecho al voto de millones demostrando que la democracia capitalista ya no garantiza ni los más elementales derechos. | 
