Schiaretti pretende mantener la unidad del peronismo luego de la muerte de quien fuera su socio político por dos décadas. Para el kirchnerismo también es tiempo de definiciones.
A una semana y media de la muerte de José Manuel De la Sota, las piezas se han empezado a mover en el partido que gobierna la provincia desde hace 20 años.
Este miércoles, algún desprevenido se puede haber sorprendido al ver que la cuenta oficial de Twitter del PJ Córdoba anunciaba que Eduardo Accastello se sumaba al partido. Accastello fue ministro de Gobierno de José Manuel De la Sota entre 2003 y 2005, cuando pasó a ocupar una banca en Diputados. En los años posteriores se inclinó hacia el kirchnerismo, al punto de ser el último candidato a gobernador por esa fuerza, junto al humorista Cacho Buenaventura.
Tres días después del entierro del ex gobernador, Schiaretti mantuvo una reunión con la mesa chica de la conducción del PJ cordobés, en la que recibió un fuerte respaldo de la cúpula del partido. Además, envió un mensaje de unidad a todos los sectores y convocó a “garantizar el triunfo del peronismo” en las próximas elecciones. Ahora el gobernador tiene el camino allanado para conducir al PJ sin tener que lidiar con la confrontación permanente que tenía su socio político hacia el Gobierno nacional y puede dedicarse por completo al armado nacional del peronismo semioficialista.
Algunos dudan de que el gobernador logre contener por completo al sector delasotista. Para demostrar su voluntad, Schiaretti planificó roles para varios dirigentes históricos del partido que formaban parte de la mesa chica del primer mandato de José Manuel De la Sota, como Jorge Montoya, Carlos Alesandri y Herman Olivero. Montoya se acercó al kirchnerismo en su última época y es un hombre de consulta del concejal Tomás Méndez, pero desde mayo tiene un cargo como asesor en el gobierno provincial. Alesandri se había alejado de De la Sota en el 2015, cuando llamó a votar por Daniel Scioli. El caso de Olga Riutort es distinto; en Unión por Córdoba aseguran que puede volver, siempre y cuando no exija ser candidata a intendenta.
Quien no ha definido si trabajará junto a Schiaretti es Natalia De la Sota, que hacía las veces de vocera de su padre en el último tiempo. La concejala capitalina estaba dedicada a trabajar para la candidatura a intendente del legislador Daniel Passerini, una de las apuestas de renovación del delasotismo, y a tender lazos con el kirchnerismo. A principios de este año, se la vio compartir un desayuno con la diputada de Córdoba Ciudadana, Gabriela Estévez.
Knocking on PJ’s door
Este año, el ex gobernador había mantenido reuniones con Cristina Fernández de Kirchner y su hijo, además de otros dirigentes kirchneristas de Buenos Aires, para articular una alianza electoral opositora a Macri.
El diputado cordobés Pablo Carro confirmó esos contactos unas semanas antes de la muerte de De la Sota en una reunión de la militancia de la seccional 14. “A mí se me revuelven las tripas si me dicen ’tenés que ir a sentarte con De la Sota’. Pero después de que me entero de que Cristina sí se sienta con De la Sota entonces me saco dos veces el sombrero con ella, porque está entendiendo con mucha más claridad que todos nosotros que ella podría adoptar una posición dura, total ya hizo todo lo que hizo para que se merezca los aplausos de acá hasta el final, y sin embargo está siendo capaz de tomar acuerdos con tipos que son impresentables porque entiende que nuestro pueblo necesita acuerdos”, explicó.
Quien pareció no sufrir ningún malestar al elogiar a De la Sota es el legislador Martín Fresneda. En la sesión de la Unicameral del miércoles 19 brindó un discurso donde confesó que no faltó a ninguna marcha en contra de De la Sota durante su primer mandato. También recordó que “nos provocó un dolor cuando dijo que las madres debían cuidar mejor a sus hijos”, aunque agregó que “la historia –y el tiempo- nos permitió, probablemente a algunos no sé si curar las heridas, pero sí les aseguro superar los prejuicios y el revanchismo”. Por último, el ex secretario de Derechos Humanos de Cristina Fernández citó a otro ex funcionario de Carlos Menem: “Escuchaba al turco Asís que decía: “Hay muertes que no cierran, hay muertes que abren”, y creo que la muerte de José va a abrir, tengo la esperanza de que su muerte abra”.
Lo único que Fresneda y varios otros dirigentes kirchneristas (incluyendo a Pablo Carro) esperan que se abra es la puerta del PJ. Con la muerte de De la Sota desapareció su última oportunidad de consolidar una opción electoral de peso, dado el bajo caudal de votos que tuvo siempre el Frente para la Victoria en Córdoba. Es sólo cuestión de tiempo para que aparezcan nuevos tweets del PJ anunciando el retorno de algún hijo pródigo descarriado.