El pasado lunes y martes, luego de la masiva votación de la que participaron 30 mil docentes, las escuelas de la provincia de Santa Fe no abrieron sus puertas. Los y las docentes exigen un salario acorde a la canasta básica, denuncian las pésimas condiciones edilicias de las escuelas y piden la derogación del decreto 3029 que precariza la situación laboral en la educación. Es así como trabajadores y trabajadoras defienden la educación pública, frente a un gobierno provincial que, al mejor estilo Reutemann, amenaza con descontar los días de huelga.
Para Bonfatti y sus funcionarios, las maestras son “privilegiadas”. Extraño adjetivo para usar con las maestras mientras a los ruralistas, que protagonizaron un lock out que incluía tirar litros y litros de leche a la vera de las rutas, se los apoyó como si fueran patriotas. La policía merece aumentos salariales automáticos, bonos, presupuestos de emergencia, balas, patrulleros nuevos, pero ni un solo día de descuento por amotinarse y organizar saqueos. Evidentemente los pobres policías que organizan el narcotráfico, la trata y el gatillo fácil son un sector muy vulnerable que debe recibir mucha plata del Estado, a diferencia de esas “privilegiadas” maestras que dan clases en escuelas venidas a menos. Es el mundo del revés.
Si el sueldo de un maestro es tan bueno: ¿Por qué la UCR, el PS, el PJ y el PRO están en contra del proyecto de presentado por el diputado del Frente de Izquierda, Nicolás Del Caño, para que todos los funcionarios ganen como una maestra? Algo no cierra.
En medio de este ataque estatal a la educación, un debate necesario se abre para las organizaciones que nos reivindicamos de la izquierda y populares. El mismo lunes en que comenzaba el paro docente, Juan Monteverde, referente del Frente para la Ciudad Futura integrado por el Frente Popular Darío Santillán y Giros, sorprendió con inoportunas declaraciones. En ellas, no manifiesta su apoyo a la huelga docente, ni aclara si está a favor del reclamo de aumento salarial. Tampoco denuncia la amenaza gubernamental de descontar los días de paro. Consecuente con esto, el Frente Ciudad Futura es la única organización que se reclama de la izquierda o popular en estas elecciones que no participó de la importante marcha con miles de docentes en Rosario, a diferencia del Frente de Izquierda integrado por el PTS, el PO e IS, y del Frente Social y Popular. Esta reticencia de Juan Monteverde a pronunciarse claramente por el paro no es algo que sorprenda si consideramos que el Frente Ciudad Futura se fundó de la mano de Daniel Cousello, uno de los referentes que rompió con AMSAFÉ Rosario para sumarse a la burocracia kirchnerista de la Celeste, que conduce el odiado gremio provincial.
Monteverde no solo evita pronunciarse a favor del paro. Con solo una crítica leve al gobierno provincial por “no dialogar”, la clave de sus declaraciones es jactarse de que “la única escuela que empieza las clases el día que corresponde es la nuestra”. Se refiere a la Escuela de gestión social llamada ETICA. Nos preguntamos: ¿Cuándo “corresponde” empezar las clases? ¿Cuándo el gobierno dice, o cuando 30 mil docentes de la provincia lo deciden? Por supuesto que Clarín, La Capital, Scioli, Bonfatti, Macri, y tantos más de la misma calaña, responden que “corresponde” que las clases comiencen cuando lo dicta el gobierno y que, por tanto, los y las docentes no tienen derecho a reclamar nada. Bajo este mismo argumento, que es más viejo que la escarapela, el menemismo atacó la Carpa Blanca y el MPN organizó la represión que terminó con la vida de Carlos Fuentealba. Pero las organizaciones de la izquierda y populares sabemos bien que la escuela puede existir sin Clarín, sin Scioli, sin Macri y sin Bonfatti: pero no existe sin docentes. Por este motivo, ni se nos ocurriría decir que “no empezaron las clases cuando corresponde”, porque lo que corresponde es que el derecho a luchar por la educación esté por encima del “derecho” a dejar que la inflación desfinancie la educación.
“Tristemente, la ETICA será la única escuela que abra las puertas este lunes”, reitera Monteverde. Hay una frase muy repetida, pero no por ello menos cierta, que dice: “docente luchando también está enseñando”. Monteverde parecería abonar el argumento contrario. ¿Pero en qué educarían las escuelas santafesinas si abrieran sus puertas “cuando corresponde” a costa de que miles y miles de docentes no digan lo que piensan, no reclamen, no enfrenten a un gobierno que dice que la variable de ajuste es la educación? Educa en agachar la cabeza, en la sumisión, en mirar para otro lado. Cuando los guardapolvos ganan las calles, se pone en evidencia que para los gobiernos la escuela pública no es una prioridad, sino un mero edificio donde se agolpa una juventud sin derechos ni futuro. Por eso el maestro que lucha, educa. Las calles y los paros son también una escuela para miles de jóvenes a los que solo se les ofrece vivir en barrios copados por narcos y policías asesinos, y trabajar precarizados y sin derechos. Más de 100 mil jóvenes de entre 19 y 35 años en el Gran Rosario no terminaron la secundaria. Bajo este esquema “educativo”, es “natural” que los gobiernos ataquen a los docentes y quieran poner un techo salarial por debajo de la inflación. El techo se lo ponen, así, a la educación y a la juventud de conjunto. Flaco favor le hace a los docentes y a la educación jactarse de que una escuela está abierta, mientras 30 mil docentes votaron defender sus reclamos. |