La tormenta de esta mañana inundó varias zonas de la capital y de la Provincia de Buenos Aires. Pero además del agua, lo que trajo fue una certeza. Con sedes de la UBA e institutos terciarios inundados, quedó demostrado que la situación de la educación pública está en una crisis profunda. Los estudiantes tenían razón.
Lo más crítico fue el profesorado Joaquín V. Gonzalez, donde llovía por donde pasan los ascensores. Además, en la sede de Avellaneda del Ciclo Básico común, el hall estaba completamente tapado por el agua.
Se puede quedar tranquilo Eduardo Feinmann. Los “tomadores de facultades” no mentían. No eran rebeldes sin causa. No tenían ganas de quedarse a dormir en la facultad para divertirse. Las marchas, las clases públicas, las comisiones y los cortes de calle servían para difundir algo que hoy se hizo evidente: el estado edilicio de los lugares en los que estudiamos los jóvenes es paupérrimo.
Pero también servían para alertar otra cosa. El presupuesto 2019 que quiere votar el gobierno con los peronistas en algunas semanas en el congreso, es una propuesta para recortar aún más, no solo la educación, sino también la salud.
Macri viene hablando de tormentas hace rato, pero cuando llegó de verdad, quedaron claras las consecuencias materiales de sus políticas y los planes que tienen para estudiantes y docentes. Por eso la pelea por la educación no va a triunfar si no está ligada a una pelea por terminar con el ajuste.
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