La ejecución en su domicilio este 28 de septiembre de Jesús Javier Ramos Arreola, activista contra el despojo y la devastación ambiental derivada de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), ha generado indignación.
Distintas organizaciones sociales y de derechos humanos, así como activistas y periodistas han manifestado su repudio y sumado su voz a la denuncia de este crimen por medio de los hashtag #JusticiaJesus y #YoPrefieroJusticia, impulsado por el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, Pueblos Unidos Contra el Nuevo Aeropuerto y la Plataforma Organizativa contra el Nuevo Aeropuerto y la Aerotópolis.
En la denuncia de este crimen destaca el señalamiento sobre la responsabilidad del Estado, toda vez que Jesús Ramos había denunciado amenazas contra su vida, denuncias que fueron desoídas. Y es que el activista había documentado el millonario robo a ejidatarios por la explotación de la mina del cerro del Tenayo, de donde está extrayéndose material como grava y tezontle para la construcción del NAICM.
Ramos encabezó también la denuncia por la destrucción de vestigios arqueológicos y la devastación de flora y fauna producto de una actividad minera que además ponía en riesgo a la población por tratarse de un terreno propenso a derrumbes. Así, como en los cientos de casos de defensores ambientales asesinados en nuestro país, la exigencia de que su labor sea considerada como prioritaria por las investigaciones es tan importante como mirar en la experiencia que la verdad y la justicia no vendrán de manos de los responsables. |