Los despidos son una constante en lo que va del 2018. Los datos son alarmantes y la situación de ajuste y crisis descargada sobre la clase trabajadora sigue siendo un eje central de la política económica de cambiemos.
Como denunciamos en este medio,los despidos en el sector público y el privado superaron los 4000 en el primer semestre del 2018. Desde principios de septiembre este número se acrecentó por los cierres y más despidos en sectores como la alimentación y textiles.
La textil Alpargatasahora va por el desmembramiento de su planta de Tucumán, lo cual afectaría la fuente laboral de 500 personas. El proceso de “reestructuración” que comenzó la empresa involucra retiros voluntarios y hay temor por una nueva oleada de despidos. Previamente Alpargatas cerró sus plantas en Catamarca y La Pampa. Desde diciembre de 2015, Alpargatas redujo su plantel de trabajadores de 3700 empleados a 1623, un 57 % menos. Como denunciaron desde la fundación ProteJer en los últimos siete meses, se perdieron más de 5 mil puestos de trabajo en el rubro textil.
También hay una fuerte pérdida de fuentes de trabajo en la industria alimenticia: se formalizó la quiebra de la empresa IAMSA que pertenece a Alco /Canale,. En la región del Valle de Uco, Mendoza, unos 700 empleados se ven directamente afectados por este cierre, como así también otro porcentaje de trabajadores en General Alvear, Catamarca. También se encuentra en conflicto Canale de Lavallol, que produce las láminas de chapa para los envases. Allí también hay despidos y los trabajadores se encuentran resistiendo para mantener los puestos de trabajo.
A esto se suman los despidos en la alimentación. La Campagnola pasó de emplear 750 trabajadores a tan sólo 50. En Tucumán, los empleados de la empresa de alimentos Molinos Cañuelas protestaron cortando la ruta 302 y reclaman por los 40 despidos anunciados debido a que la empresa se trasladaría a Salta. La patronal anunció que el 31 de octubre se va de la provincia dejando en la calle a los trabajadores. “El sistema de arriendo que establecieron desde esta empresa, muy común en los ingenios, le ha permitido a sus verdaderos dueños explotar un molino con tres empresas contratantes, tercerizar, precarizar las condiciones de trabajo y deshacerse de los trabajadores sin ningún costo”, denunció Carlos Melián, secretario adjunto de la UOMA-Tucumán.
Como parte de los ataques que las patronales llevan adelante y que son justificadas por la política de cambiemos, al servicio de FMI y los empresarios, la semana pasada el Molino Bunge comenzó a ofrecer retiros voluntarios a trabajadores de su planta de Puerto General San Martín, amenazándolos con que de no aceptarlos serían despedidos, por lo que quedarían desvinculados de la empresa de todos modos, pero cobrarían menos dinero que con el retiro voluntario.
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Así como en Bunge, Alpargatas o Alco-Canale, donde los cierres o los despidos son una constante, la otra variante que aplican las patronales son las suspensiones y los retiros voluntarios. Muchas veces apelan a la extorsión: ser despedido o aceptar la suspensión o la flexibilidad de las condiciones de trabajo para mantener los puestos.
Finalmente se logró un acuerdo con el Sindicato Aceitero (SOEAR) para que los trabajadores acepten jornadas más exigentes de trabajo.
Otros trabajadores afectados con esta situación son los de la fábrica metalúrgica Finpak, que ya no fabrican heladeras y sólo siguen fabricando termotanques. Cerró su planta por 35 días y suspendió a sus 32 trabajadores con la condición de que por ahora seguirán trabajando.
Estos ejemplos, solo por mencionar algunos sectores de trabajadores que sufren el ajuste y reciben la descarga de la crisis sobre sus espaldas, se replican en todo el país. Los despidos, las suspensiones y la flexibilización, son la forma en que los empresarios y el Gobierno nacional les hacen pagar a los trabajadores las consecuencias de los acuerdos con el FMI, el pago de la deuda externa, mientras siguen beneficiando a los empresarios para que se llenen los bolsillos.
Pero este pantallazo que describe cómo diversos sectores de trabajadores son atacados por las patronales y por el ajuste impulsado por el Gobierno, tiene también el contrapunto de los trabajadores que marcan un camino para parar el ajuste, para enfrentarse a los planes económicos que destruyen la salud, la educación y miles de puestos de trabajo.
Son los trabajadores del Hospital Posadas, los docentes que defienden la educación pública, los trabajadores estatales que salen a las calles como los del Astillero Río Santiago, los mineros de Río Turbio, los trabajadores de Telám, los molineros del Molino Minettique se solidarizan con los de Molinos Cañuelas y buscan coordinar la resistencia.
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Los trabajadores de Piap, la planta de agua pesada de Neuquén, mantienen una carpa junto a los mineros en plaza Congreso para visibilizar su lucha y coordinar con otros sectores.
Estos casos se van extendiendo a lo largo del país y tienen objetivos comunes. Para frenar el ajuste, los ataques, la lucha hay que darla ahora. Lo demuestran ejemplos como el de los madereros de Mam que triunfaron luchando, como resisten los trabajadores del Astillero, los mineros, trabajadores y trabajadoras de la educación y la salud.
No se puede esperar hasta el 2019 como plantean desde el PJ, el Kirhnerismo. El sindicalismo que se dice opositor, encabezado por el Frente Sindical por el Modelo Nacional, llevó adelante un paro y acto en Plaza de Mayo, pero sin ningún planteo para darle continuidad en un plan de lucha, medidas concretas para enfrentar el brutal ataque. Solo intentan canalizar la bronca de la clase trabajadora para el peronismo que deja pasar los ataques y apuesta a las elecciones del 2019.
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Por esto, desde la izquierda y los sectores combativos se viene exigiendo que las centrales sindicales se pongan a la cabeza de la lucha. Que en todos los lugares de trabajo, mediante asambleas se debatan las medidas concretas a llevar adelante. Que se pongan en pie comisiones y comités de lucha para enfrentar el ajuste. Es ahora cuando hay que dar la pelea. |