La actual situación medioambiental en el sector de Quintero y Puchuncaví ha provocado un descontento generalizado de la población del sector, pues una vez más los empresarios aumentan sus ganancias a costas de vidas del pueblo trabajador. Sin embargo, los problemas de salud no son los únicos que devinieron con la contaminación en la provincia de Valparaíso, sino que junto con las movilizaciones llega la represión y, con ella, los compañeros muertos en combate; pues al igual que como pasó con la negra, a quienes se alzan contra el régimen en defensa de sus territorios los matan en plena “democracia”.
Frente a esto la lucha no claudica: diversas han sido las manifestaciones en contra de la represión por parte del Gobierno y el Estado, exigiendo verdad y justicia para Alejandro Castro; pero sobre todo desmintiendo ese supuesto suicidio. En palabras de Polett Urrutia, su compañera,“Lo que yo creo es que lo mataron, que fue el Estado que lo mató, que nos quiere callar porque saben que están equivocados y aparte no es cualquier persona, es dirigente sindical, es alguien que llevaba la batuta aquí en Quintero”.
Durante este fin de semana, se realizó el funeral del dirigente, donde asistieron cientos de personas de la comuna, familia, amigos y compañeros que estuvieron a su lado, exigiendo respuestas por parte del Gobierno de Piñera, que nada ha hecho al respecto de la brutal contaminación que sufren las y los habitantes de la zona. En Santiago, también hubo muestras de apoyo este lunes en plaza Italia: se realizó una velatón por justicia y verdad por Alejandro, la que terminó con represión por parte de FFEE, lanzando gases lacrimógenos y agua con químicos a manifestantes que asistieron a la actividad.
Este martes, continúan las manifestaciones: en Santiago se realizará una velatón en Macul con Grecia desde las 18 hrs y, por su parte, en Antofagasta la convocatoria es a la misma hora en Prat con Matta, contra la represión del gobierno y del Estado ¡No más muertos por luchar!
Y es que ni la muerte de Alejandro, ni de Macarena Valdés, ni de Juan Pablo Jiménez fueron casualidad: el Estado es cómplice de sus muertes. Pero no han sido en vano, pues hoy la lucha continúa para enfrentar a Piñera y los empresarios del país que creen que sus ganancias valen más que las vidas del pueblo trabajador.
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