“Estoy consciente de que la nave del Estado ha de surcar un mar tempestuoso y difícil; que la vigilancia y las fuerzas del piloto no alcanzan a contener el ímpetu de los vientos; que existen averías en el casco y el norte es desconocido... mi limitación e inexperiencia habrán de producir errores y desaciertos que nunca, nunca serán efecto de la voluntad. Yo imploro, pues, vuestra indulgencia… Estos son, Señor, los votos de mi corazón: estos mis principios. ¡Perezca mil veces si mis promesas fueren desmentidas, o burlada la esperanza de la Patria!”.
Estas fueron las primeras palabras que recitara Guadalupe Victoria al tomar el cargo de la primera presidencia de México, el 10 de Octubre de 1824, quien fue elegido por voto en el primer Congreso mexicano, disuelto por Iturbide pero recuperado casi inmediatamente en 1823.
Manuel Félix Fernández nació el 29 de Septiembre de 1786 en Tamazula, Durango, se dio el nombre de Guadalupe Victoria para mostrar su devoción a la causa independentista llevando en su nombre a la Virgen de Guadalupe, patrona del movimiento de independencia, y la fe en la victoria del mismo.
Victoria dejó la escuela de leyes para enlistarse en el movimiento de independencia bajo las órdenes de José María Morelos y Pavón en 1812. Participó en importantes batallas como la toma de Oaxaca en 1812, la toma de Puente del Rey, en Veracruz, y organizó el ataque al convoy del Virrey, recién llegado y a quien por poco captura en 1816.
Tras la muerte de Morelos se ubicó en la sierra de Puebla y Veracruz junto a sus hombres para luchar en una guerra de guerrillas contra los ataques españoles y forjar un bastión de resistencia ante la avanzada de los realistas a partir de 1817, siendo junto a Vicente Guerrero los únicos en negarse a recibir el indulto que otorgaba el virrey para desarticular a los Insurgentes.
Victoria se adhirió al Plan de Iguala, pero posteriormente se negó a la formación de un imperio por parte de Iturbide, quien había diluido los poderes y se reclamaba emperador de México.
Luego, tras la caída del imperio de Iturbide, por medio del Congreso Constituyente y sus primeras disposiciones legislativas, se votaría por el presidente de la naciente república, siendo candidatos los líderes del gobierno provisional, Guadalupe Victoria y Nicolás Bravo.
Cada estado contaría con dos representantes en el Congreso y con la votación de éstos fue elegido Victoria en 1824. Una elección que no emanaba de las decisiones de quienes habían luchado por más de diez años en el territorio y que a pesar de la sangre y el sudor derramados no lograrían ser representados ni en el Congreso ni en la presidencia.
Así Guadalupe Victoria dio inicio a la figura presidencial, la cual a partir de ese momento se alejaría para siempre del voto y la consulta popular para ser tomada por golpes de Estado y para imponer a candidatos de partidos oligárquicos que, divididos en conservadores y liberales mantendrían a los campesinos y trabajadores en la miseria, dado el desarrollo económico atrasado del país y la destrucción ocasionada por la guerra.
Durante su mandato, se eliminó el último bastión español ubicado en el Castillo de San Juan de Ulúa, Veracruz, estableció relaciones diplomáticas con distintos países, logrando ser el único presidente en los primeros años de la república en cumplir con su tiempo de mandato.
También durante su gobierno se vislumbraron las primeras injerencias de las cúpulas de poder tanto nacionales como internacionales, sobrevivió a más de tres intentos de golpe de Estado, siendo el más importante el dirigido por Nicolás Bravo, quien lo acusó de pertenecer e influenciar al Congreso con la logia masónica del rito yorquino, incluso de la logia masónica escocesa, mediante el Plan de Montaño, intentaron derrocar al gobierno de Victoria.
Las logias que en aquel momento representaban los intereses de las corrientes liberales en lucha por la independencia de las nacientes naciones de los viejos imperios y por la influencia en ellos de los países ricos, ya veían en México un gran centro de explotación de recursos naturales y de control de mercado.
Posterior a su mandato como presidente, intentó retirarse de la vida política del país pero fue llamado para mediar una revuelta dirigida por Santa Anna. Cumplió con algunos cargos como senador por parte Veracruz y Durango y más tarde fungió como presidente del Senado.
Su última actividad pública fue la mediación en la firma de un tratado de paz con los franceses en el incidente de la Guerra de los Pasteles en 1839. Sufriendo de epilepsia se trasladó a la fortaleza de San Carlos de Perote para recibir tratamiento y finalmente moriría el 21 de Marzo de 1843
El Congreso lo declaro Benemérito de la Patria en agosto del mismo año. Posteriormente sus restos fueron trasladados al monumento a la Independencia en 1925, lugar en el que aun descansan. |