En su comparecencia ante la Cámara de Diputados, Rosario Robles aseguró repetidamente que ni Sedesol ni Sedatu contrataron empresas para defraudar el erario como se reportó en la investigación conocida como la “estafa maestra”. Su patrimonio se mantiene intacto aseguró e invitó a que se le investigue, y en un tono plenamente defensivo planteó que, “El primer derecho que consagra nuestra Constitución en su artículo primero es el derecho a la presunción de inocencia”.
Pero es que ha sido tan evidenciada por los desvíos de recursos practicados en las dos dependencias a su cargo durante el sexenio de Peña Nieto (secretarías de Desarrollo Social y de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano), que varios diputados se fueron por el discurso acusatorio, pues la percepción generalizada es que es más creíble la presunción... de su culpabilidad.
“La justicia no se puede ejercer a través de versiones periodísticas”
En su defensa la otrora dirigente perredista y jefa del gobierno del Distrito Federal aseguró que la estaban atacando como se hizo con Marcelo Ebrard por la cuestión de la línea dorada del metro cuando, de acuerdo a un conteo realizado por ella, se hicieron 139 notas periodísticas y un mes de reportajes en televisión acusando injustamente en ese momento al titular del Ejecutivo de la Ciudad de México. “Porque el titular de la Ciudad de México, el jefe de gobierno no tenía por qué estar viendo si los rieles iban para acá o iban para allá, para eso había responsables”.
De esta manera trataba, por un lado, de encauzar la responsabilidad de los delitos cometidos en las secretarías dirigidas por ella a los funcionarios de segundo orden “responsables”; y por otra parte, encasillar las acusaciones como injustos ataques periodísticos relativizando las investigaciones que evidenciaron la “estafa maestra” y otros desvíos más, cometidos bajo su mando, usando para ello decenas de empresas fantasma y a varias universidades.
¿Violencia de género editorial?
Tratando de aferrarse a cualquier saliente para no caer más profundo, se dirigió a la diputada feminista Martha Tagle de Movimiento Ciudadano, quien la había cuestionado por los delitos de los que es públicamente señalada, aseguró (incorrectamente) que los nombres de funcionarios y rectores no se han dado a conocer: “¿Por qué se tomó la decisión editorial de poner el nombre y la cara de una mujer a esta investigación periodística? Eso se llama violencia política de género y usted y yo hemos luchado en contra de ello señora diputada”.
Altercado y jaloneos
El diputado del Partido del Trabajo, Gerardo Noroña, comenzó a gritar desde su curul reclamando a Rosario Robles por sus respuestas y por que la comparecente habìa desviado sus respuestas a ensalzar la construcción del Nuevo Aeropuerto, cuestión que no es de su competencia, lo que hizo que desde la bancada del PRI lo callara la diputada Erika Sánchez. Noroña se enfiló hacia la bancada priista donde se encaró con Luis Enrique Miranda y René Juárez Cisneros. Unos cuantos empujones y vuelta al orden.
Pero es que la sesión ameritaba estar calientita, al tratarse de una funcionaria del gabinete de Peña Nieto que sale muy raspada por las rapacerías cometidas y que podría terminar impune su mandato ante el aparente cobijo de la transición tersa arreglada entre los presidentes entrante y saliente, Lòpez Obrador y Peña Nieto. |