El lunes 15 de octubre un tren de la línea 3 la cual aún no está en operaciones debido a una demora en la entrega de la obra, amaneció con graffitis, esté hecho desató la ira del gobierno del Estado quien lanzó una campaña de criminalización contra los jóvenes que fue abrazada por sectores conservadores que pedían un castigo ejemplar para los autores de la pinta.
La noticia de viralizó y generó un debate en redes sociales, polarizando entre dos grupos, por un lado gente que repudia rabiosamente la pinta y llama a castigar a los responsables, mientras que por otro lado un sector de usuarios de redes llama a indignarse por problemas de mayor gravedad o verdadera importancia, por ejemplo los miles de casos de desaparecidos en el estado.
Tras varias horas de debate en donde surgieron los famosos «memes» que daban cuenta de la ridícula indignación de los antigraffiti que llamaban a los jóvenes vándalos y pedían fueran castigados.
La respuesta a dicha indignación fue mencionar lo ridículo que sonaba tal actitud ante un graffiti, cuando se es totalmente indiferente ante los miles de casos de desaparecidos y asesinados, como ocurrió con el hallazgo de dos contenedores de refrigeración con cientos de cuerpos o recientemente con la aparición de nuevas fosas clandestinas.
Y así también de incongruente la actitud del Gobernador del Estado, que para dar con los supuestos responsables de las pintas, movilizó rápidamente y desplegó la acción mediática para exhibir ante las cámaras a dos jóvenes que limpiaban la pinta del tren.
Mientras tanto el periódico el Informador uno de los principales en llevar el linchamiento mediático, publicó en su portada, “el que me la hace me la paga” refiriéndose al castigo ejemplar que estaba dando el Gobierno a los jóvenes irrespetuosos de la propiedad privada.
“El que me la hace me la paga” aplica, claro, solo en caso de jóvenes que realicen pintas de forma “ilegal”, pero no aplica contra los responsables de los miles de asesinatos y desapariciones en el Estado, no aplica contra las empresas que contaminan el río Santiago y despojan a poblaciones enteras para llevar a cabo megaproyectos, no aplica contra los caciques de la universidad que desvían recursos para amasar fortuna y no aplica para los patrones que explotan a Miles de trabajadores en el Estado.
El discurso de criminalización a la juventud se refuerza y en beneficio de defender la propiedad privada para que la concesión del tren urbano siga generando ganancias, los verdaderos responsables de los daños causados a la población por las deficiencias en el transporte colectivo seguirán impunes y seguirán haciéndose ricos con un servicio que debería estar en manos de trabajadores y usuarios. | 
