Bolsonaro, candidato de la ultra derecha, que se impone en primera vuelta con el 46% de los votos abarcando las preferencias de 50 millones de brasileños, ya había anunciado en mayo sus intenciones de seguir los pasos de Trump en materia medioambiental, en específico salir del acuerdo de París y poner en venta territorios indígenas acompañado de la reducción de las reservas del Amazonas.
Esta línea es la continuación y profundización de las políticas del golpista Temer, quien ya había iniciado una cacería en la selva más grande del mundo hacia las comunidades indígenas ya que su ocupación son uno de los principales límites para la explotación de las riquezas naturales, agua, fuente de celulosa y minerales.
Además, en el marco de la reducción de los ministerios, propone la fusión del Ministerio de Agricultura con el de Medio Ambiente cuya dirección quedaría encabezada por quien “los sectores productivos” escojan como ministro. Cabe destacar que Bolsonaro se refiere a sectores productivos tanto a los empresarios de la agroindustria como a los grileiros, quienes se apropian de tierras públicas por medio de sicarios.
El escenario del amazonas, es peligroso en términos ecológicos, se ha destruido ya en un 20% estando muy cerca de un punto de inflexión que impida volver a lo que alguna vez fue el pulmón del globo.
La burguesía necesita de la sobreexplotación de los recursos naturales –sin escatimar en consecuencias para las comunidades que habitan zonas de explotación, como en Quintero-Puchuncaví- para abrir paso a nuevos capitales financieros y esa es la política que defiende Bolsonaro, aunque eso cueste uno de los puntos estratégicos para contrarrestar el calentamiento global. | 
