Hace unos días Sebastián Piñera creó un programa llamado "Compromiso país", que consiste en una alianza entre el Estado y un sector de empresarios para "reducir" el millón y medio de personas que hoy viven en la pobreza.
Esto, en medio de una situación económica inestable en la región y una cesantía que alcanza el 7.3%, es decir, cerca de 100 mil personas que hoy no tienen un sustento mensual.
Piñera marca una diferencia con los gobiernos de la ex Nueva Mayoría y la Concertación, a los cuales los acusa de mantener una distancia con el sector empresarial chileno, aunque sin embargo, el mandatario pasa por alto todas las concesiones que hicieron a los empresarios los gobiernos "socialistas", como las carreteras o el CAE. Además, también pasa por alto todos los casos de financiamiento ilegal por parte de privados a las campañas de la Nueva Mayoría o a su mismo sector, como el caso Penta o SQM.
Aquello que llama más la atención es la fórmula que ocupa, afirmando que " la izquierda tiene una confusión: en lugar de que el Estado haga todo, nuestro enfoque es hacerlo con dirección del Estado y la contribución de la sociedad civil y privados". Sin embargo ¿Cuándo se ha ocupado el Estado de algo, más que de la represión? Actualmente ningún derecho se encuentra garantizado, como la salud, la educación, las pensiones o los servicios básicos y que son precisamente los privados quienes venden aquellos productos, cuesta creer en la retórica que ocupa Piñera.
El caso más notable es el de la salud, con la cual existe consenso de ser un derecho, pero que en la práctica se reduce a esperar 9 meses por una operación de urgencia porque no hay personal debido a la falta de financiamiento o el siempre difícil tema de las camillas para las hospitalizaciones ¿cuál fue la solución de los gobiernos "socialistas"? Que el Estado financiara a las clínicas privadas por el uso de camillas en vez de financiar de manera directa su adquisición para hospitales públicos.
En esa línea, Piñera no plantea algo distinto de los gobiernos de la ex Nueva Mayoría, sino que al contrario, plantea una continuidad: Que los privados "resuelvan" el problema de la pobreza y que el Estado pague por esa "ayuda". Sebastián Piñera engaña a la sociedad con discursos progresistas, pero con políticas proempresariales.
Los empresarios no pueden acabar con la pobreza que ellos mismos generan, porque esa pobreza es la que les llena los bolsillos diariamente. |