Es un hecho que en Latinoamérica se ha instalado una derecha más dura. Ahora, luego de la primera vuelta en las elecciones presidenciales de Brasil, se posiciona con la mayoría de votos Jair Bolsonaro, quien abiertamente se muestra homofóbico, racista, misógino, a favor de la dictadura militar en Chile y Brasil y que además busca implementar políticas anti obreras, mercantilización de la educación, y contra el derecho al aborto.
En Chile, Piñera declaró que ve con buenos ojos la posible llegada de Bolsonaro al Gobierno, quien junto con otros personajes de derecha le dieron su apoyo, como José Antonio Kast, Jacqueline Van Rysselberghe y el senador de Arica José Durana (UDI), viajando al mismísimo Brasil a saludarlo.
Mientras esto está sucediendo, Piñera niega derechos básicos de las y los docentes: su ex ministro de educación, Varela, ya había rechazado el pliego de demandas docentes en junio del presente año, y la nueva ministra de Educación, a través de su subsecretario Raúl Figueroa, nuevamente cerró la puerta a las demandas planteadas. Para el Ministerio demandas básicas como la deuda histórica no existe y es un tema cerrado, pues rechaza nuevamente el petitorio entregado por el Colegio de Profesores, arrojándoles así a la precarización, pensiones de hambre, y más agobio laboral.
Así mismo, impulsa proyectos que criminalizan al movimiento estudiantil como es “Aula Segura”, dando mayores atribuciones a los directores designados, con el objetivo de apagar toda politización y movimiento estudiantil de izquierda en los liceos.
En respuesta a todo esto, las direcciones del Colegio de Profesores, con Mario Aguilar a la cabeza, ha demostrado total incapacidad para enfrentar esta arremetida, sin plan de movilizaciones ni garantía de espacios de discusión democráticos para las y los docentes, y además aliándose con el gobierno de turno en cuanto al proyecto de ley contra los secundarios.
¿Qué estrategia ha levantado el Colegio de Profesores para combatir a Piñera?
Sin olvidar que a lo largo de este año, las dirigencias del CdP se dedicaron a participar en mesas de dialogo con el gobierno, confiando en el éste en vez de la fuerza organizada de miles de docentes, en la asamblea Nacional del Colegio de Profesores se acordó un plan de movilizaciones ascendente, el paro nacional del 28 de agosto (donde paralizaron más de 70 mil profesoras y profesores), un paro de 48 horas y un paro indefinido en caso de no ser escuchados. Sin embargo, nada de esto fue garantizado hasta el final.
Este 3 de octubre se dio inicio al paro nacional de 48 horas del Colegio de Profesores, pero éste fue parcial. Mario Aguilar tomó la decisión, sin consultar a las bases, de realizar la movilización en forma escalonada, vale decir, paralizando el día 3 en regiones y el día 4 Santiago. Tampoco garantizó que cada colegio y liceo tuviese una jordana u horario de reflexión en el que pudiesen hacer asambleas y organizarse para las movilizaciones.
Este tipo de acciones demuestran que el plan de impulsar un paro es simplemente para marcar un hito, para devolver la discusión al a las mesas de trabajo con el gobierno en vez de confiar en la fuerza de movilización del profesorado e impulsar su organización, lo que resulta desmovilizante. Aún más, todavía no proponen fecha para el paro efectivo, lo que termina de quitar la careta a la dirigencia del CdP.
No olvidemos la reforma estatutaria del CdP. Durante el presente mes la consulta nacional docente rechazó la modificación del artículo 13, modificación que proponía que pudiesen reelegirse las actuales dirigencias. Votaron poco más de 10 mil profesores colegiados, de un total de 52 mil docentes habilitados para hacerlo. Una baja participación que demuestra un inexistente proceso democrático y nacional para debatir los cambios al estatuto, así como las intenciones de las dirigencias de mantenerse en los cargos en cuales algunos se encuentran ya hace 20 años, una verdadera burocracia.
Frente al avance de la derecha y la burocracia incompetente del CdP ¿Qué hacer?
Ante la línea estilo Bolsonaro que se instala a través de políticas que empeoran la educación, que desconocen la deuda histórica a los profesores creada en dictadura, que reprimen brutalmente a los estudiantes movilizados, generando un clima de odio entre apoderados y estudiantes, en un evidente empuje a mercantilizar aún más la educación es que se hace urgente romper con el formalismo y desarrollar un sindicato unificado de todos los docentes, asistentes y trabajadores de la educación, uniendo nuestra lucha a la de los estudiantes y trabajadores de todos los sectores.
Es nuestra pelea el fortalecimiento de la educación pública, a través de la vuelta de los establecimientos municipales al Estado y mediante aportes basales directos de parte del mismo en base a la nacionalización de los recursos naturales bajo gestión de sus trabajadores junto con la democratización de las escuelas.
Se hace indispensable generar jornadas de reflexión en todas las escuelas, en donde las dirigencias del CdP garanticen para que sean efectivas y así impulsar un paro nacional con fuerza de todas y todos los docentes. Desde la agrupación de profesores Nuestra Clase hacemos un llamado a sumarse a las jornadas de protestas que están por venir, que el paro anunciado sin fecha por Mario Aguilar sea adhiriendo a la jornada movilización convocada para el 24 de octubre por No+AFP, así como también a la convocatoria del 8 de noviembre realizada por la CUT, para avanzar en la unión de nuestras luchas y demandas con el resto de los movimientos sociales: de trabajadores, estudiantes y mujeres. |