En los asuntos de Barones y Jueces también “pasan cosas”
Según voces del propio gobierno, María Eugenia Vidal depositó gran parte de la implementación del operativo para detener a Pablo Moyano en manos de Baldomero “Cacho” Fernández, el viejo Barón que controló durante años la intendencia de Avellaneda, que luego desembarcó como ministro de Scioli (las trabajadoras y trabajadores del Ministro de Desarrollo Social tuvimos varios enfrentamientos con su patota de funcionarios) y que últimamente se convirtió en un ferviente integrante de la “pata peronista” de Cambiemos.
Al parecer, en su época como Barón de Avellaneda Baldomero Fernández habría sido una suerte de “padrino político” en la designación del juez Luis Carzoglio al frente del Juzgado de Garantías N° 9 de dicha ciudad del conurbano sur, y por lo tanto se convertía en la gran carta para encarcelar a Pablo Moyano por el supuesto delito de asociación ilícita con barrabravas del club Independiente.
Baldomero también habría impulsado a Carzoglio como docente de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ) y como “académico” de dicha casa de estudios terminó favoreciendo a su rector, Diego Molea, para intervenir diferentes colegios de abogados del conurbano y la provincia. El rector tiene a su vez vinculación con el obispo de Lomas de Zamora Jorge Lugones y con el clan Moyano.
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Todo indicaba que era el plan perfecto, pero… pasaron cosas. El “juez amigo”, que era la gran apuesta, terminó desestimando la causa y el operativo gubernamental fracasó estrepitosamente. No solo eso. El juez Carzoglio también pasó a apuntar con munición gruesa contra el procurador Julio Conte Grand, a quien responsabilizó de filtrar elementos de la causa y de ser responsable de supuestas amenazas de muerte contra su familia.
El fracaso oficial envalentonó a la burocracia moyanista, que impulsó la marcha a Luján con el apoyo del obispo Lugones (precisamente el gran ausente en la última reunión de la Episcopal Social, dado que viene manteniendo diferentes cruces con Vidal). La propia gobernadora pasó a ser quien se llevó los golpes más duros en una causa de ribetes nacionales, que terminó explotando en su propio terruño en un momento delicado de su gestión política. Bergoglio salió a despegarse de la misa en Luján, en parte para recomponer los daños contra una de sus predilectas.
Así las cosas, tampoco se pueden descartar nuevas ofensivas judiciales contra el dirigente camionero, pero…
Una grieta que cruza el chiquero judicial
El enfrentamiento entre el juez Luis Carzoglio y el procurador Conte Grand sacó a la luz las tensiones que vienen cruzando a la justicia bonaerense desde que este último asumió en 2016 con el apoyo de todos los sectores políticos, incluido el kirchnerismo.
Conte Grand es un abogado cercano al Opus Dei y un macrista puro, que alcanzó un poder ilimitado, al punto de definir qué jury avanza y cuál no, dentro de un aparato judicial que en sus puestos de mando sigue teniendo un peso significativo de jueces y ministros ligados al peronismo. Su llegada fue parte de una larga guerra con su antecesora María del Carmen Falbo, procuradora durante los últimos 12 años (por recomendación del propio Arslanian) e históricamente vinculada al peronismo durante los 27 años que éste gobernó la provincia; se la acusa de orquestar una red de protección al narcotráfico. Aquel cambio producido recién un año después de que Vidal asumiera la gobernación fue presentado como una “limpieza judicial”, pero la ex procuradora no solo negoció con el gobierno de Cambiemos su jubilación para evitar el juicio político, sino que terminó como asesora del ministro nacional de Justicia Germán Garavano.
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Pero los dardos contra Conte Grand no solo partieron del juez Luis Corzoglio; también sumó los suyos el juez de Casación de La Plata Víctor Violini, quien refiriéndose al procurador en cuestión dijo: “es capaz de cualquier cosa, de poner arrepentidos o de hacer aparecer un cuaderno”. Violini es parte del ala peronista de la justicia (relacionado con Felipe Solá) y detrás de él se agruparían la mayoría de los jueces platenses.
Otro elemento que azuza la grieta en el chiquero judicial es la detención del exjuez de garantías de La Plata César Melazo, otro exponente de la corpo judicial peronista, que sonaba como posible ministro de Justicia si Aníbal Fernández se convertía en gobernador en las elecciones de 2015. Melazo se enriqueció sacando presos y con amparos truchos, es decir, haciendo de Oyarbide en el Comodoro Py de La Plata.
Del gran cuaderno a una libretita
Luego de la detención de Melazo a fines del mes de agosto, el propio Conte Grand se paseó eufórico por cuanto programa de televisión pudo. En un reportaje realizado por Carlos Pagni, el procurador provincial anunció que el desbaratamiento de “La banda del juez” era una causa que se podría calificar como algo muy superior a los cuadernos de Centeno, ya que en su opinión la detención de Melazo involucraba a amplios y diversos sectores de la sociedad de la capital bonaerense.
No hay duda que la banda de Melazo involucraba a jueces, fiscales, funcionarios, sectores de la cúpula de la Bonaerense que se encargaba de liberar zonas para los narcotraficantes y barrabravas que actuaban bajo la articulación del exjuez de garantías.
Pero por ahora el “gran cuaderno” anunciado por Conte Grand se convirtió en una humilde libretita, que a lo sumo involucrara a narcos y barras pero que pondrá a salvo a la corporación judicial, como sucedió con el camarista Martín Ordoqui, quien fue premiado con una licencia.
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En medio de estas fricciones abiertas en la justicia bonaerense, Vidal se reunió con los miembros de la Corte Suprema bonaerense y, según los trascendidos, los temas centrales giraron en torno a la autarquía y el presupuesto judicial; es decir, manos libres y más plata para el corrupto aparato judicial.
Solo un programa que plantee la elección directa de los jueces por parte de todo el pueblo, la generalización de los juicios por jurados, que todo juez y funcionario judicial gane como un trabajador promedio, la eliminación de las jubilaciones de privilegio, de los cargos vitalicios y la revocabilidad a través del voto popular puede terminar con esta casta oligárquica y reaccionaria.
Aunque no se puede descartar que las fricciones entre las distintas alas del Poder Judicial se desarrollen, lo más factible es que la situación tienda a nuevos acuerdos políticos y de caja, y a pactos de impunidad que como siempre serán contra los trabajadores y el pueblo bonaerense. Así lo venimos presenciando en la lucha de los obreros y obreras del Astillero Río Santiago, donde el gobierno y la Justicia actúan juntos para atacar las conquistas obreras y perseguir a los dirigentes; además cuentan con la actuación represiva de la Bonaerense y los cantos de sirena de la Iglesia para desorganizarlos.
Vidal quiere tapar los aportes truchos, pero…
Como ya hemos señalado, los aportes truchos a las campañas de Cambiemos de 2015 y 2017 se convirtieron en un fraude indignante que reveló un plan sistemático de falsificación de documentos y lavado a una escala considerable; más allá que en un momento estuvo relativamente oculto detrás del circo alrededor de los cuadernos de Centeno, se estima que un 70% de la población de la provincia se enteró del fraude del oficialismo.
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Esta situación sigue impulsando al gobierno de Vidal a taparlo definitivamente, y para ello sigue presionando para quitarle la causa al juez federal de La Plata Ernesto Kreplac. Éste imputó a María Fernanda Inza, la tesorera del PRO e íntima amiga de Vidal. La gobernadora pretende pasar la causa al ámbito del Juzgado en lo Contencioso Administrativo, que solo tiene injerencia en el control administrativo y contable de los fondos de las campañas electorales, pero sin poder para investigar el origen de los fondos; así, cualquier irregularidad solo se pagaría con multas o apercibimientos. El juez a cargo, llamado Adolfo Ziulu, es el mismo que avaló los tarifazos en la provincia.
Pero la maniobra del gobierno de Cambiemos no solo sigue empantanada, sino que el juez Kreplac ahora encontró operaciones en cajeros de distintas sucursales del Banco Nación que habrían originado los aportes truchos bancarizados. Estos se sumarian a los aportes directos, que en gran parte figuran bajo el nombre de beneficiarios de los miserables planes sociales. La truchada de Cambiemos sigue abierta, aunque seguramente terminen imponiendo nuevas maniobras judiciales y políticas para cajonearlos.
Las desflecadas banderas de Vidal
La salida a la luz de los aportes truchos fue un duro golpe, teniendo en cuenta que la principal bandera de Vidal es su supuesta “lucha contra las mafias”, que en un primer momento se nutrió y ganó peso social con la detención del “Pata” Medina de la UOCRA y de Balcedo, histórico dirigente de Soeme, como casos emblemáticos.
La otra gran bandera que Vidal usufructuó alrededor de la obra pública también empezó a desgranarse por el ajuste (y los cuadernos, que involucran a las grandes constructoras). Esto ocurre cuando la actualización del Fondo del Conurbano parece lejana y el endeudamiento creció en forma considerable, en un marco social donde la pobreza y la desocupación crecen vertiginosamente en la provincia. Esta situación de conjunto empieza a lastimar la imagen política de Vidal, que más allá de tener mayor ponderación que Macri, también absorbe la profunda crisis que cruza al poder presidencial y al gobierno de Cambiemos.
La detención de Melazo y parte de su banda, y el involucramiento en el “operativo Moyano” fueron el intento de Vidal para retomar la bandera de lucha contra las mafias para desviar la atención sobre la complicada realidad que vive la provincia, cuando se aproxima la discusión del presupuesto provincial, que no será más que un espejo del nacional, tal como se lo exige el FMI.
Pero el poder de fuego de la gobernadora no es el mismo de antaño, como para tirarse a la vez contra dos de los pilares fundamentales del viejo y corrupto régimen bonaerense moldeado por el peronismo duhaldista -que prosiguió bajo el kirchnerismo y continúa vigente-: la justicia bonaerense y la burocracia sindical. En el caso del “operativo Moyano” significa tirarse no solo contra el clan familiar, sino contra uno de los principales sindicatos del país que, favorecido entre otras cosas por la liquidación del ferrocarril, organiza a cientos de miles de trabajadores y con un fuerte poder de negociación.
Cuando Vidal u otro gobierno patronal se ven obligado a tirarse contra las mafias sindicales esto no es necesariamente favorable a trabajadores y trabajadoras; sino veamos a la actual intervención de la Uocra La Plata, que nada tiene que envidiarle a la expulsada burocracia del “Pata” Medina. Los obreros de la construcción nunca recuperaron su organización, ni mucho menos la democracia sindical.
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La única posibilidad de terminar con los privilegios obscenos y los distintos negociados de los dirigentes burocráticos de nuestros sindicatos está en nuestras manos, hay que recuperar nuestros sindicatos para la lucha, con plena democracia sindical e independencia del Estado, y para ello hay que echar a la burocracia.
Nos volvemos a encontrar el próximo jueves, en esta columna que tiene el objetivo de desenmascarar las podredumbres y las contradicciones que cruzan al poder bonaerense para alentar la lucha desde abajo, la lucha de clases. Queda mucha tela por cortar.
Un especial agradecimiento del autor a los trabajadores y las trabajadoras de la Marrón Clasista en Judiciales, por su colaboración para escribir esta columna. |