El pasado jueves 25 de octubre, James Hamilton, José Andrés Murillo y Juan Carlos Cruz (víctimas del caso Karadima) presentaron una querella criminal por perjurio y falso testimonio, contra el Obispo emérito de Santiago.
Según los querellantes, Errázuriz falseó información entregada bajo juramento por lo que solicitan que el cardenal sea citado por el Ministerio Público a declarar en calidad de imputado.
En 2009, este mismo envió un correo electrónico a Giuseppe Pinto, que en esa fecha era nuncio apostólico. En dicho mensaje el cardenal refería:
“La verdad es ésta: Era necesario pedir la intervención del promotor de justicia, conforme al acuerdo de la Conferencia Episcopal. La presentación de las denuncias ante el promotor normalmente calma la agresividad de los acusantes. Por respeto al P. Karadima no le pedí al promotor que lo interrogara; sólo le pedí al Mons. Andrés Arteaga si parecer. Él consideró que todo era absolutamente inverosímil. Como se trataba de hechos prescritos cerré la investigación. Así quise protegerlos, consciente de que mi manera de proceder, si los acusadores llevasen algún día el caso a la prensa, se volcaría en contra de mí”.
De esta manera se busca que sean citados, en calidad de testigos, al ministro de la Corte de Apelaciones, Juan Manuel Muñoz; al arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, al obispo de Santiago, Andres Arteaga; y a Giuseppe Pinto.
Es así como se expone la profunda crisis que atraviesa la Iglesia, donde se devela el encubrimiento que existe de parte de las direcciones religiosas con el fin de preservar su institución y su moral. Que sin embargo, por todos es sabido que está manchada con casos de abuso, violaciones, asesinato y que se opone a los derechos democráticos de las mujeres. |