En medio de la inconformidad empresarial, la consulta impulsada por el equipo del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador está llegando a su fin. De acuerdo a lo anunciado, a la media noche se darán a conocer los resultados preliminares, mismos que el sector privado ha desconocido de antemano.
El empresario Claudio X. González se mantuvo al frente del cuestionamiento que el Consejo Coordinador Empresarial manifestó públicamente unas horas antes de que comenzara la consulta.
A pesar de que López Obrador buscó aminorar la tensión con la cúpula empresarial asegurando que, en diálogo individual, algunos inversores le dijeron que respetarían el resultado, el presidente de Mexicanos contra la Corrupción y fundador de Mexicanos Primero insistió en considerar la consulta "un desatino" por parte de la administración entrante.
Apelando a la Constitución, leyes y reformas (todas hechas a la medida de su conveniencia), los magnates mexicanos han rechazado la consulta de AMLO. Criticando su planeación, ejecución, contenido e "intenciones", los hombres más ricos del país han presentado este ejercicio como una afrenta al "legítimo derecho a pensar distinto".
A las críticas a la consulta se sumó el Partido Acción Nacional, el cual publicó a través de su cuenta oficial de twitter un meme en donde llamaban "simulación" a la consulta, a la cual calificaron además como "antidemocrática".
Este ataque de la derecha empresarial no es, sin embargo, una defensa de la democracia, ni mucho menos de la justicia. El nuevo aeropuerto se considerará el epicentro de un complejo económico e inmobiliario que donde se abrirá la puerta para todo tipo de inversiones en la zona metropolitana oriente, en búsqueda de nuevas ganancias capitalistas.
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A través de las compañías Grupo Carso, ICA, Grupo Hermes, GIA+A y Grupo Empresarial Ángeles, nombres como Carlos Slim, Bernardo Quintana, Carlos Hank Rhon, Hipólito Gerard Rivero y Olegario Vásquez Raña tienen más de la mitad de los trabajos de concesión para el proyecto.
Por el otro lado, AMLO enfrenta la presión de una oposición organizada, en donde organizaciones sociales y populares rechazan la construcción del NAIM, denunciando despojo y devastación ambiental.
Durante más de 17 años, este proyecto ha estado en los planes gubernamentales, al ser un negocio redituable por décadas, y al haber grandes intereses empresariales de por medio, el asedio a las tierras de las comunidades originarias ha sido constante. La lucha contra el plan empresarial que avasalla los intereses de los pueblos de la zona debe acompañarse de una postura independiente frente al nuevo gobierno y su consulta, que pretende plebiscitar un verdadero ecocidio, y que además pretende garantizar las ganancias e inversiones capitalistas.
La construcción de un aeropuerto no puede definirse en función del beneficio económico de las grandes constructoras. El transporte aéreo es una necesidad social, y por eso debe planearse en función de las necesidades sociales, no del lucro. |