El gobierno desembolsó el pasado jueves 435 millones de dólares y la entrega de materia prima de PDVSA a ConocoPhillips como parte de la primera cuota de un acuerdo para cumplir con un laudo arbitral que otorgó 2.000 millones de dólares a dicha petrolera y la que espera recibir también 155 millones de dólares que faltan del primer pago de PDVSA este trimestre. Y este martes se dio a conocer que habría concretado otro desembolso por 949 millones de dólares para cancelar el cupón y amortización de 25% de capital del bono 2020 emitido por PDVSA. Todo esto mientras la catástrofe económica y social arrasa en el país y las calamidades del pueblo aumentan.
Aunque sobre los pagos selectivos de deuda externa que viene realizando el gobierno últimamente no hay comunicados oficiales, de acuerdo a la información suministrada por los llamados operadores del mercado, se hizo efectivo el pago de 841,9 millones de dólares por la amortización del bono PDVSA 2020, cuyo período de gracia venció el 27 de octubre, así como un monto por 107,1 millones de dólares correspondiente al cupón de este mes. Un pago que se esperaba tomando en cuenta los riesgos que tenía encima caso no lo hiciese: la eventual incautación de activos de Citgo. Tampoco había hecho público el desembolso a ConocoPhillips, ya que fue la propia petrolera estadounidense que lo difundió en un comunicado.
Todo indicaba que lo haría, a pesar de lo estrangulada que se encuentra la economía, pues siempre el gobierno ha sido un fiel pagador religioso de una fraudulenta deuda externa, y no le ha temblado el pulso en estos años entre elegir responderle a los buitres internacionales y no al pueblo que sufre las inclemencias de la catástrofe. Así, mientras el hambre golpea se le paga a la rapiña imperialista, una rapiña insaciable que incluso, producto de las políticas desastrosas del gobierno, chantajea sino se le paga, amenazando hacerse de los activos extraterritoriales del país.
Los filibusteros internacionales al acecho y tras los activos de Venezuela
Lo llamativo de la situación es que los buitres internacionales ya habían adelantado su fiesta con el pago de los 949 millones de dólares, justo en un mes en el que los bonos gubernamentales de los llamados “mercados emergentes” han sido golpeados por la perspectiva de aumentos de tasas en Estados Unidos, riesgo geopolítico y temores de una disputa comercial entre Estados Unidos y China, pues este bono 2020 de PDVSA se había recuperado hasta niveles récord.
De acuerdo a medios financieros, el bono de 2020 subió un 14 por ciento en seis semanas para negociarse a más de 91 centavos, frente a un mínimo anual de 80 centavos a principios de septiembre. Por el contrario, la mayoría de los bonos de PDVSA se cotizan alrededor de 20 centavos. La razón de este inusual rendimiento es que tenían la seguridad que Venezuela pagaría por el riesgo de perder uno de los mayores activos que tiene el país en Estados Unidos: Citgo.
Es que estos filibusteros imperialistas están al acecho para hacerse de los activos de Venezuela como mecanismo de cobrarse “deudas”; acciones que no son más que la expresión de la rapiña carroñera de la peor especie que aún a sabiendas que la economía está quebrada y todo un pueblo paga con sufrimientos y de hambre, aun así hacen sangrar para que se les pague hasta el último centavo, so pena de amenazas si no se hace. Los buitres del capital transnacional huelen sangre en la debilidad del régimen de Maduro y la catástrofe del país, por eso, hasta no hace poco, también la compañía minera canadiense Crystallex ha tratado de apoderarse de Citgo para ser “compensada” por $ 1.4 mil millones adeudados por el Estado venezolano, y la transnacional petrolera ConocoPhillips buscó embargar inventarios y activos de PDVSA en las islas de Bonaire y San Eustaquio en el Caribe, y una corte de Curazao autorizó a esta empresa estadounidense a embargar 636 millones de dólares en activos de PDVSA.
Acorralado por sus propios desastres y políticas entreguistas, el gobierno busca pagar frente al riesgo de perder el preciado activo Citgo y que aun haciéndolo sigue con el cuchillo en el pescuezo por la misma amenza. Citgo es una empresa petrolera con sede en Houston con tres refinerías en el Golfo de México y el Medio Oeste que procesa aproximadamente un tercio de las exportaciones de petróleo de Venezuela a los EE. UU.
Recordemos que el gobierno de Maduro empeñó la mitad de Citgo como garantía del bono 2020 por $ 2.5 mil millones y la otra mitad está empeñada también por un préstamo con la compañía petrolera rusa Rosneft.
En diciembre del 2016 se hizo público que PDVSA había comprometido el 49,9% de acciones de Citgo a la petrolera Rosneft, como garantía para apalancar un financiamiento. Se trataba de un préstamo de 1.500 millones de dólares por el cual las acciones de Citgo habían sido hipotecadas. Una operación que se llevó a cabo completamente en silencio, sin ningún anuncio oficial de las autoridades de PDVSA. Todo esto dos meses después de emplear el 50,1 por ciento restante como respaldo de una operación de canje de bonos, postergando hasta el 2020 el pago de unos 2.798 millones de dólares en bonos que vencían en 2017, y sobre los cuales se pagan ahora los US$949 millones.
Esta situación actual, donde está la voracidad de los buitres con los ojos puestos en Citgo, ya lo habíamos previsto cuando se empeñaba la empresa a finales del 2016: “Esta operación financiera, que pretende distender los tiempos de pago de la estatal petrolera hasta años venideros, apelando a un mayor financiamiento, es de hecho una soga al cuello al relato de la “soberanía petrolera”, el gobierno sigue confiando, sobre todo después del acuerdo de la OPEP logrado en Viena, en un eventual alza de los precios internacionales del crudo, una variable muy frágil para encarar los grandes problemas económicos que afronta.” Pero desde ese año hasta el momento, la producción petrolera se vino en picada no pudiendo aprovechar siquiera el gobierno el repunte de los precios internacionales, un repunte de paso provocado por la catástrofe del declive petrolero venezolano.
De esta manera, sino se pagaba los usureros internacionales irían por su mitad de la petrolera venezolana en Estados Unidos, pero esto todavía es un “por ahora”. Con la otra mitad hipotecada con Rosneft, capaz por los acuerdos del gobierno de Maduro con Putin, por el momento éstos se encuentran quietos, pero si los buitres buscan apoderarse de la mitad de Citgo, los rusos no se quedarían pasivos e irían también por su mitad. Aunque ya Donald Trump ha afirmado que no aceptaría que los rusos se apoderan de buena parte de Citgo, donde una de las tres refinerías de esta empresa venezolana es la sexta de Estados Unidos en capacidad de refinación.
Como hemos escrito PDVSA enfrenta una brutal crisis, en medio de una economía que se ha reducido a la mitad en cinco años, lo cual, según especialistas, significa una contracción peor que la de la Gran Depresión o la guerra civil española, y con tasas de hiperinflación que son similares a las de Alemania en 1923.
La responsabilidad es del propio gobierno, los militares y las transnacionales, con una PDVSA llegando a tener una producción petrolera actual a su nivel más bajo desde la década de 1940, en medio de una brutal crisis económica, siendo que la compañía petrolera es la principal, por no decir, la única fuente de divisas que entran al país. También es responsabilidad del gobierno la situación de debilidad del país ante esta presión del capital imperialista por la política económica y financiera practicada por el chavismo que beneficiaba a la alta burocracia corrupta, los empresarios y capitalistas locales así como a las petroleras internacionales.
En medio de la catástrofe y la debacle satisfaciendo a la rapiña internacional con las calamidades del pueblo
Venezuela enfrenta una montaña de deudas producto de las políticas practicadas desde la época de Chávez, montantes que fueron a parar en gran parte a la gran cadena de fuga de capitales que hoy se calcula en más de 500 mil millones de dólares, deudas incluso que se contraían justo en momentos de bonanza petrolera (para muestra un botón: el gobierno emitía bonos comprables en bolívares y vendibles en dólares en el exterior para “financiar” grupos económicos, dinero que nunca volvía al país). Pero además de esta situación, Venezuela debe miles de millones de dólares a China y Rusia.
Pero estos bonos emitidos de miles de millones de dólares que bajo este mecanismo engordaban a grupos económicos, y al mismo tiempo la fuga de capitales, una vez llegado su vencimiento tuvieron que ser pagados por el Estado a los grandes acreedores, sangrando de manera doble aún más al país. Así se dan estos mecanismos perversos, pues esos capitales podrían haber sido destinados a la inversión productiva en función de las grandes necesidades de las mayorías trabajadoras y populares, así como ser destinados a la salud y la educación que hoy se encuentran en situación calamitosa, pero fueron a engordar a sectores burgueses viejos y nuevos, a la alta burocracia estatal corrupta, incluyendo transnacionales además de la carroña imperialista.
Una deuda y un desfalco que hoy paga el pueblo con la abismal situación catastrófica, la hambruna y las calamidades que azota a las grandes mayorías trabajadoras y populares.
Producto de las arcas vacías (las reservas del banco central se sitúan en 8.800 millones de dólares, cerca de su nivel más bajo en 30 años), y en una especie de default sigiloso (no declarado) aunque se continúan haciendo pagos selectivos como los detallados más arriba, tanto el gobierno –por los bonos de la República– como PDVSA, continúan teniendo atrasos de pago de miles de miles de millones de dólares, cuando han rematado buena parte de la economía del país y sangrar a la nación con pagos arriba de los 80 mil millones en el último período.
Si hasta el momento la fórmula usada por el gobierno de Maduro para escamotear el riesgo de default consistió en hipotecar las reservas de oro de la nación, hipotecar activos de PDVSA en el extranjero, más sobreendeudamiento y el recorte de importaciones en medio de la crisis con tal de pagar, para continuar en el mismo lugar, pero en quiebra y más endeudado, ahora el gobierno está buscando “driblar” esta situación con una maniobra escandalosa que va directo al desastre. Están pensando reemplazar a PDVSA con una nueva compañía nacional de energía que heredaría los activos físicos de PDVSA, incluido Citgo, pero no sus deudas. Una movida que supuestamente les “allanaría” el camino para que PDVSA se declare oficialmente en bancarrota. Un desastre que será pagado por el pueblo.
Como hemos visto en estos años de calamidad, son los propios asalariados y sectores pobres del país, además de las clases medias bajas arruinadas, la variable de todas estas medidas antipopulares y entreguistas, pagando los platos rotos. No hay que pagar un solo centavo a los buitres internacionales. Si ellos deciden hacerse de activos del país en el exterior, existen grandes intereses imperialistas en el territorio nacional, que pueden ser confiscados inmediatamente y pasar al control de los trabajadores, parando también la entrega de los grandes recursos nacionales y dejar de exonerar a las grandes transnacionales de impuestos, avanzando hacia una industria petrolera estatal y única bajo el control de los trabajadores, y no de burócratas corruptos y de la casta militar que negocian con las transnacionales y los empresarios locales en detrimento del pueblo.
Maduro y su gobierno está lejos de esta medida elemental de defensa, más allá de su palabrerío. Por eso, esta perspectiva de verdadero enfrentamiento al imperialismo en defensa de los intereses nacionales, no la va a llevar adelante este gobierno, sino que es una bandera que solo puede ser levantada por los trabajadores y sectores populares, empezando por los trabajadores petroleros que hoy se movilizan contra el ajuste del gobierno.
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