De cara al ingreso a México de una tercera caravana migrante, conformada por al menos 300 salvadoreños a través del puente internacional Rodolfo Robles, tanto el Instituto Nacional de Migración (INM) como la Policía Federal han dado inicio a operativos para detener y deportar a integrantes de las caravanas que circulan por México rumbo a Estados Unidos, conformadas por migrantes de Honduras, El Salvador y Guatemala.
Tan sólo este miércoles, reportaron la detención de 60 migrantes que caminaban de Tapachula a Huixtla, en Chiapas. Estas detenciones forman parte de las medidas adoptadas por el gobierno mexicano para servir como contención contra quienes buscan llegar a Estados Unidos huyendo de la violencia y la precarización. Se suman a la larga serie de peligros que enfrentan los migrantes a su paso por México, exponiéndose al crimen organizado, a la discriminación y criminalización, así como a la impunidad. La brutalidad del INM, ampliamente documentada desde hace varios años por organismos de derechos humanos, ha estado presente desde la llegada de la primera caravana.
Gerardo Elías, comisionado del INM, había advertido desde el martes, en una entrevista para Grupo Fórmula, que la línea del Instituto era comenzar con las detenciones, las cuales estarían a cargo de la Policía Federal y podrían realizarse "en cualquier momento", inclusive en la frontera con Estados Unidos.
Mientras tanto, funcionarios de la Embajada de México en Estados Unidos han declarado que la caravana no recibirá ningún trato especial y destacó que la frontera será reforzada con dos mil elementos de la Guardia Nacional y 5 mil 200 militares más.
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